Así ha perdido Harris la mitad de su estrecho margen sobre Trump

A lo largo de esta carrera electoral el Partido Demócrata ha ido por delante de forma continua. Siempre por un estrecho margen, tanto que justo antes de la renuncia de Joe Biden, Donald Trump logró situarse a la misma altura. Con la designación de Kamala Harris, representada en las encuestas a partir de agosto, porque siempre hay un decalaje –el proceso desde que se recogen los datos hasta que se publican lleva varios días–, la candidata demócrata se ha mantenido en todo momento por delante, aunque por poca diferencia. Hoy sigue con más posibilidades, pero ha perdido la mitad de la ventaja que llegó a tener hace dos meses.

Si seguimos los análisis de la página especializada www.fivethirtyeight.com, que publica día a día los porcentajes estimados según se incorporan nuevas encuestas a su base de datos, en la actualidad la aspirante demócrata está 1,8 puntos por encima del republicano. Parecen movimientos sutiles, pero la ventaja era exactamente el doble (3,6) en la tercera semana de agosto.

Nate Silver, en su día fundador de este portal online, ahora propiedad de ABC News, fue de los pocos en predecir la victoria de Trump en 2016, lo que le convirtió en uno de los analistas más reconocidos. Curtido en el estudio estadístico del béisbol, su 'silver bulletin' se ha convertido en otra de las referencias para la interpretación de la pléyade de encuestas que se publican estos días. Pronostica un margen más estrecho aún a favor de Harris (48,8% frente a 48,2%), pero sobre todo advierte que el candidato republicano se encuentra en un momento de inercia positiva porque está sabiendo capitalizar una mayor presencia en los medios con asuntos para los que Harris no parece tener respuesta. Justo como sucedió hace ocho años, recuerda.

Por la peculiaridad del sistema electoral, poco importa ganar un Estado por mucha o poca diferencia. Es por eso que los sondeos no dirimen con qué ventaja de votos parte cada candidato, sino qué posibilidades tienen de ser elegidos tras recopilar los compromisarios de cada territorio. ¿Qué quiere decir entonces la encuesta? ¿Que Harris va a ganar las elecciones con 1,8 puntos de diferencia? No, en realidad lo que cuenta es que, con los últimos datos disponibles, la vicepresidenta tiene un 48,2% de opciones de resultar elegida, frente al 46,4% de Trump. Al final, lo importante es ver qué línea está por encima de la otra para vaticinar cuál de los dos aspirantes tiene mayor probabilidad de llegar a la Casa Blanca.

Varios medios publican estos agregados de encuestas estatales para cocinar sus propios sondeos nacionales. Los más reconocidos son las del diario ' The New York Times' con Siena College, el de CBS con YouGov y el de Fox News.

Al contrario que en el caso de los estudios de Siena College para 'The New York Times' (49-48 a favor de Harris), la encuesta de Fox News otorga una ligera ventaja al republicano (48-50). Es la primera vez que sitúa a Trump por delante de su oponente desde que fuera designada en sustitución de Biden. La semana anterior preveía justo el resultado contrario, de dos puntos a favor de la demócrata. En julio y agosto los sondeos de la cadena conservadora colocaban al expresidente por delante de su sucesor, cuando el resto de analistas pronosticaba un empate entre ambos.

El sistema electoral hace que los Estados en los que pueda imponerse cualquiera de los candidatos –bien porque las encuestas auguren poca diferencia o tradicionalmente basculen entre uno y otro partido– cobren una importancia especial. Son los que se denominan 'swing-states' (Estados bisagra), en esta ocasión, Nevada, Míchigan, Arizona, Carolina del Norte, Wisconsin, Georgia y Pensilvania.

Por eso los análisis se basan en el resultado en estos territorios que históricamente pivotan entre un candidato y otro. De momento, según los últimos estudios publicados, quedarían así. Hay que tener en cuenta, eso sí, que en muchos casos los números están tan igualados que la diferencia entre un aspirante y otro queda por debajo de la precisión de la encuesta, lo que quiere decir que, técnicamente, la proyección «acertaría» aunque se impusiera el nombre que aparecía por detrás. En algún caso, los expertos en demoscopia no se atreven a pronosticar quién ganaría.

El error típico de una encuesta de este tipo se sitúa en el 3%, y en ninguno de los Estados bisagra la diferencia prevista llega a esa cifra. Georgia y Arizona están más decantados hacia Trump, mientras que Pensilvania, Wisconsin y Míchigan caen del lado de Harris. En estos cinco casos, con una distancia levemente superior al 2%. Los territorios más disputados, al menos de momento, son Nevada y Carolina del Norte. Los demócratas se llevarían el primero y los republicanos el segundo, pero en ambos casos por un margen inferior a un punto, muy por debajo del índice de confiabilidad de las proyecciones.

Estadísticamente, al menos de momento, son unas elecciones inciertas en las que paradójicamente las encuestas no pueden acertar con total seguridad, pero tampoco fallar, porque lo que vaticinan es que puede ganar cualquiera de los dos candidatos.

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