Secciones
Servicios
Destacamos
Los multimillonarios estadounidenses se han involucrado en la campaña electoral como nunca antes, inaugurando una forma nueva de participación política directa mediante récords en la financiación de los candidatos. Colocada en ambos bandos de la contienda, la oligarquía ha apostado fuerte, invirtiendo tiempo, dinero y ... credibilidad en unos comicios que consideran cruciales para el futuro de sus negocios.
Los hombres y mujeres más ricos del mundo, propietarios de sus propios medios de comunicación, han desplegado todo su poder económico y social para inclinar las urnas en defensa de sus intereses, con tácticas que sobrepasan incluso las limitaciones morales establecidas hasta ahora. Según un informe de Americans for Tax Fairness publicado esta semana, 150 familias multimillonarias han gastado 1.900 millones de dólares (1.750 millones de euros) en apoyo de los candidatos presidenciales y al Congreso que esperan defiendan sus intereses una vez ocupen los cargos. La cifra supone 700 millones de dólares (58%) más que los 1.200 gastados por más de 600 multimillonarios durante el ciclo de 2020.
Según el análisis del periódico 'Financial Times' publicado también esta semana, una élite de estos magnates han aportado al menos 695 millones de dólares, el 18% del total de los fondos recaudados por los candidatos presidenciales y sus grupos aliados. De esa cantidad, unos 568 millones han recalado en la campaña de Trump y unos 127 millones se han recibido en el equipo de Harris.
Aunque las aportaciones en busca de influencia en Washington siempre han existido, las élites económicas habían mantenido hasta ahora un papel más discreto, dejando que el espacio político se solventara por sí mismo. Pero en esta cita electoral parece crucial, histórica, existencial y sin precedentes. Los megadonantes han asumido un papel más agresivo y directo, llegando a dictar incluso los términos y los mensajes políticos.
Noticias relacionadas
El propio Trump es un multimillonario y sus iniciativas comerciales en los últimos cuatro años podrían generar un complejo entramado de conflictos si es reelegido presidente. Su compañero de ticket, JD Vance, es un protegido del magnate de derechas Peter Thiel, que financió la candidatura del de Ohio al Senado en 2022 y presionó a Trump para que lo incluyera en la lista republicana.
Por este apoyo abierto del gran dinero al candidato republicano, Harris ha tratado de vincular en sus últimos mensajes a los multimillonarios con las promesas de Trump de reducir los impuestos a los ricos. «Son los de su club», dijo la demócrata en el programa de radio 'The Breakfast Club' (El club del desayuno). «Son los que se unen a él, y los únicos que le importan», agregó.
Tanto a través de los medios de comunicación de los que son dueños como por sus intervenciones directas, Elon Musk, Jeff Bezos o Miriam Adelman han puesto todos sus recursos sobre la mesa para defender lo que consideran sus intereses. El empuje ha forzado a otros millonarios como Bill Gates, tradicionalmente discreto en sus opciones políticas y al margen del juego electoral, a hacer público este año su respaldo a Harris, a cuyo super PAC (organización privada que tiene el propósito de ayudar o interferir en las elecciones) ha donado 50 millones de dólares. Michael Bloomberg, el exalcalde y magnate de Nueva York, ha aportado también discretamente la misma cantidad al superPAC Future Forward, según el rotativo New York Times.
1.900 millones de dólares
han puesto los grandes millonarios al servicio de las campañas de Donald Trump y Kamala Harris.
568 millones
han recalado en la campaña de Trump, mientras unos 127 han ido a parar al equipo de Harris, según un análisis del 'Financial Times'.
Pero de todos ellos, ninguno ha invertido sus recursos económicos y personales en respaldar a Trump como lo ha hecho Elon Musk. El magnate de la tecnología ha invertido más de 118 millones de dólares en un super PAC que se ha apoderado agresivamente de los Estados clave. Además de promover obsesivamente al republicano en su red social X, ha puesto la plataforma casi completamente al servicio del extremismo radical difundiendo desinformación electoral, algo que ha empujado al abandono masivo de la red de los liberales.
Musk, que tiene enormes intereses con el Gobierno federal, tanto a través de contratos como de investigaciones regulatorias de sus empresas, pretende convertirse en el jefe de la comisión de eficiencia gubernamental propuesta por Trump. Sus sorteos diarios de un millón de dólares a los votantes registrados en el crucial Estado bisagra de Pensilvania, violan la ley federal y han desembocado ya una orden judicial por la que tendrá que comparecer ante el juzgado que examina el caso.
Hasta hace una semana, Jeff Bezos se había mantenido discreto, moviendo su juego detrás del escenario electoral, sin correr riesgos. Pero hace una semana el rey del comercio digital minorista saltó a los titulares por bloquear el tradicional respaldo a un candidato presidencial del diario The Washington Post, un paso que no solo ha dañado la reputación del periódico (de su propiedad desde 2013), sino que ha propulsado una revuelta de sus lectores mediante una cancelación masiva de suscripciones.
El hecho de que al día siguiente saliera a la luz que los ejecutivos de BlueOrigin -su corporación de exploración aeroespacial que depende de los sustanciosos contratos del Gobierno, al igual que Amazon Web Services- se reunieron apenas unas horas más tarde con Trump tras su mitin de campaña en Texas ha creado furor entre los abonados al diario. El encuentro no hubiera tenido lugar si el Post hubiera publicado ese día su respaldo a la demócrata Kamala Harris.
Los grandes magnates dan un paso al frente. Los megadonantes han asumido un papel más agresivo y directo, llegando a dictar incluso los términos y los mensajes políticos.
Musk apuesta sin rubor por el expresidente. Nadie ha invertido sus recursos económicos y personales en respaldar a Trump como lo ha hecho el magnate de la tecnología Elon Musk.
Gates abandona su discreción por Harris. Bill Gates, tradicionalmente al margen del juego electoral, se ha visto obligado a hacer público su respaldo a Harris.
La claudicación preventiva de Bezos a las posibles represalias con las que Trump ha amenazado al rotativo, CBS, ABC, NBC... -e incluso a la ultraconservadora Fox- se ha saldado con la cancelación de un cuarto de millón suscripciones. Esto supone alrededor del 10% de la circulación total.
Miriam Adelson, la mujer judía más rica del mundo y sionista radical con doble nacionalidad israelí y estadounidense, ha donado a la campaña de Trump 100 millones de dólares. La propietaria de los Dallas Mavericks, la empresa de casinos Las Vegas Sands, y dos periódicos -Las Vegas Review-Journal y el Israel Hayom, el gratuito más leído en Israel- ha apostado todo su capital y esfuerzo personal en apoyar a Trump, como hizo en 2026, una postura que rindió excelentes beneficios para Israel.
Adelson ha cenado con Trump media docena de veces entre 2023 y 2024, y gran parte de las conversaciones se han centrado en la política de Israel, según un informe del New York Times de junio.
Donald Trump calificó en la noche del jueves (madrugada del viernes en España) a la excongresista republicana Liz Cheney como «una halcón de guerra radical» y sugirió que debería enfrentarse en combate con armas apuntándola, lo que provocó la condena inmediata de los críticos del expresidente, que dijeron que sus comentarios mostraban que dispararía a sus enemigos en el cargo si gana las presidenciales.
El exmandatario también llamó a Cheney «individua muy tonta» y señaló que ella y su padre, el exvicepresidente republicano Dick Cheney, se negaron a respaldar su tercera candidatura presidencial. «Ella es una halcón de guerra radical. Pongámosla allí de pie con un rifle y con nueve cañones disparándole, ¿vale? Veamos qué opina al respecto. Ya saben, cuando las armas apuntan a su rostro», dijo el candidato a la Casa Blanca a sus partidarios en un acto de campaña compartido con el expresentador de televisión de Fox News Tucker Carlson en Arizona.
Trump ha prometido repetidamente investigar o procesar a sus rivales políticos, incluido Cheney, así como a trabajadores electorales, periodistas y estadounidenses de izquierda, entre otros. Además considera que el ejército podría usarse contra lo que él llama «lunáticos de izquierda radical» si hay disturbios el día de las elecciones.
Cheney, una de las congresistas republicanas de más alto perfil que se ha opuesto a Trump , ha manifestado su apoyo a Harris el próximo martes, diciendo que cruzó las líneas entre partidos para poner al país antes que a la política y para salvarlo del «peligro» de Trump.
«Así es como los dictadores destruyen las naciones libres. Amenazan con la muerte a quienes hablan en su contra. No podemos confiar nuestro país y nuestra libertad a un hombre mezquino, vengativo, cruel e inestable que quiere ser un tirano», respondió Cheney en una publicación en X. (Por Ramona Asla)
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.