Coronavirus y dos aspirantes a la Vicepresidencia que atisban la Casa Blanca

No solo se sintió la covid-19 por colocar un par de mamparas en el escenario del debate celebrado en Salt Lake City (Utah), una medida, que por otra parte, fue una exigencia del Partido Demócrata de Biden que no se atendió en el anterior debate. Y Trump podría haber estado ya contagiado entonces, como le ha sucedido a muchos miembros de su equipo en el ala oeste de la Casa Blanca. Para evitar cualquier riesgo, Pence y Harris aterrizaron con dos días de antelación en Salt Lake City y se sometieron a pruebas anti covid-19.

Las primeras palabras de la moderadora Susan Page, periodista de USA Today, fueron para explicar que el público estaba separado por una distancia de dos metros y con mascarilla.

El tema de las mascarillas tiene miga. Trump ha presumido de no usarlas durante meses, mientras ha atacado constantemente a su rival demócrata por aparecer siempre en público con ellas. El presidente padece la covid-19, además de la primera dama Melania Trump. Biden, que se sepa, no. Ambos, por edad y el patrón de la enfermedad, son pacientes de riesgo.

No podía ser de otra forma. La primera pregunta para los candidatos a la Vicepresidencia fue sobre la actuación del Gobierno contra el coronavirus. «Esperamos millones de dosis de la vacuna antes de final de año», esgrimió Pence. Sin duda, si se convierte la promesa en realidad, una tabla de salvación para una campaña de Trump a la que las encuestas castigan día tras día.

«Los norteamericanos merecen un debate civilizado», avanzó la moderadora Page. No fue un consejo, fue una advertencia tras el anterior bronco cara a cara entre Trump y Biden. De hecho, la periodista paró una y otra vez a los contendientes que, ciertamente, acataron las reglas, salvo escasos momentos.

Pence (62 años) y Harris (55 años) esquivaron los dardos lanzados por la moderadora, pero lo cierto es que Trump tiene 74 años y Biden otros 77. Cualquiera de los dos podría tener que sentarse en el Despacho Oval de la Casa Blanca en caso de incapacidad de su primer espada durante los próximos cuatro años. Tanto un aspirante como la otra a la Vicepresidencia guardaron un medido silencio.

Fue la protagonista inesperada del debate. Una mosca se posó sobre la melena canosa del vicepresidente, y ahí se quedó un buen rato. Al otro lado de las mamparas el peinado perfecto de su rival Harris. Una anécdota, si bien en los manuales de Ciencia Política se recalca que Richard Nixon perdió el primer debate televisado de la historia al demostrarse lo que sudaba frente a los ataques de su rival. Aquellas elecciones las ganó meses después John Kennedy.