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Madrid. Fue una derrota sin paliativos, pero una derrota casi agridulce. Después de haber logrado en 2019 la hazaña de ser primera fuerza política en Castilla y León, algo que no sucedía desde hacía más de treinta años, los socialistas volvieron a ser adelantados ayer ... por los populares. De 35 escaños pasaron a 28. Sin embargo, evitaron lo que más temían tanto en Ferraz como en Moncloa cuando Alfonso Fernández Mañueco anunció el adelanto electoral: un resultado del PP que instalara irremediablemente la sensación de que España ha entrado en un cambio de ciclo.
El discurso público siempre fue más optimista pero en la dirección del partido tenían muy asumido, desde hacía ya meses, que la ola que tiñó el mapa de España de rojo en las autonómicas celebradas hace tres años no se repetiría y que allí donde no consiguieron amarrar el Gobierno – como la propia Castilla y León o Murcia, en ambos casos, por decisión de Ciudadanos– estaban condenados a quedarse en la oposición. En política, el juego de las expectativas es siempre crucial y en este caso ha ayudado a los socialistas a hacer más digerible un mal resultado.
La lectura para quien verdaderamente se la jugaba, el candidato Luis Tudanca, no es, obviamente, tan halagüeña.Después de ocho años al frente del partido y tres convocatorias electorales como aspirante a presidir la Junta volvió a quedarse con la miel en los labios.El golpe personal fue evidente. Tanto, que en su comparecencia, cuando el escrutinio casi había llegado a su fin anunció, de forma velada, su próxima marcha. «Me he vaciado por esta tierra, pero no ha sido suficiente –dijo– ; otros vendrán que harán más y lograrán que esta tierra tenga el cambio que se merece».
Enhorabuena a @alferma1 por su resultado en las elecciones de Castilla y León.
Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) February 13, 2022
Felicidades a @luistudanca y al @PSOE_CyL por una campaña ejemplar y el gran apoyo obtenido. Sois la alternativa.
Para Pedro Sánchez, en cambio, lo ocurrido tiene un cierto regusto a victoria frente a un Pablo Casado que había planteado esta cita como una oportunidad para repetir la jugada que protagonizó Isabel Ayuso en Madrid en mayo del pasado, un resultado tan cercano a la mayoría absoluta que pudo prescindir de Vox en su investidura. No ha sido así.
Los socialistas ven ese empuje del partido de Santiago Abascal una herramienta con la que agitar la movilización en futuras contiendas, la más inmediata la que se espera en Andalucía, donde el PSOE no atraviesa precisamente su mejor momento. «Atodos los socialistas les quiero decir que ahora somos más necesarios que nunca», clamó la vicesecretaria general, Adriana Lastra.
Hay, con todo, elementos de preocupación para Sánchez en el resultado del 13-F. El más evidente, que su partido es el principal perjudicado por la aparición de los movimientos y plataformas provinciales. El desgaste que sufre el PSOE a favor de esas fuerzas tiene su mayor exponente en Soria, donde Soria ¡Ya! se ha situado en cabeza con más de un 42% del voto, frente al 18% de los socialistas. En 2019 estos fueron los primeros, con un 40%del voto en la provincia. «Es evidente que nos ha penalizado la fragmentación de las formaciones locales, pero ventaja del PP– se aferró Lastra– es de apenas 20.000 votos».
El conjunto de la izquierda, además, sale muy mal parado de la convocatoria. La suma de los socialistas y Unidas Podemos se deja siete puntos y ocho escaños respecto a los resultados de hace tres años, una cifra que no parece desdeñable.
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