El vecino azul y el vecino rojo

El tráfico incesante del Camino contrasta con la soledad en la que despierta Ventosa. Los cronistas se encuentran con Carmen Urturi, que está barriendo la calle. Carmen fue durante muchos años la propietaria del bar Olga, hasta que la columna vertebral le dio varios avisos y decidió jubilarse. Carmen Urturi, ventosina de toda la vida, aclara que no hay pique alguno con los de Alesón: «Qué va, para nada -zanja-. Hace años, cuando Ventosa era el único pueblo en el que había baile, venían también los de Alesón. Nos hemos llevado bien».

Sin embargo, Ventosa y Alesón, al menos sobre el mapa, son dos municipios separados por el alto de San Antón y por la política. Desde el advenimiento de la democracia, en el primero de ellos ha gobernado siempre el PSOE mientras que en el segundo ha reinado el PP en sus diferentes reencarnaciones (Coalición Democrática, Alianza Popular y Partido Popular). «¡Pero eso no significa que te lleves bien ni mal!», replica juiciosamente Carmen Urturi. Y apostilla: «No somos muy políticos en este pueblo. Aquí votamos a la persona».

La persona, desde el año 2003, es Ricardo Velasco, alcalde y secretario de Política Municipal del PSOE de La Rioja. «No hay problemas con Aleson, aunque tampoco tenemos una relación muy estrecha. Estamos en cuencas diferentes y nosotros miramos más hacia Sotes u Hornos, pero no por un motivo político», advierte. Al cronista le da la impresión de que Ventosa y Alesón viven dándose la espalda. «Nos separa el alto de San Antón, que es el accidente geográfico más importante de la zona, y por eso tenemos más relación con otros municipios vecinos», confirma. En los pueblos pequeños, los analistas electorales tropezarían continuamente y se harían un lío morrocotudo. En Ventosa el PP es a veces el partido más votado en las generales, pero luego el PSOE arrasa en las locales. «Es otra cosa -concluye Velasco-; las siglas y las tendencias pesan menos».

A cuatro kilómetros, Alesón es un pueblo de rincones: tiene pasadizos, terrazas, calles coquetas. «Lo malo es que las orquestas que vienen en fiestas lo tienen mal para pasar», lamenta el alcalde, Luis María Melón. Melón cogió la vara de mando en noviembre del año pasado, cuando falleció el histórico regidor, Miguel Ángel García. Ahora quiere revalidar su mandato. «Llevo 20 años de concejal y me metí en esto solo porque me lo pidió Miguel Ángel -recuerda Luis María-. Hasta entonces ni lo había pensado. Va a costar igualar su legado porque hizo mucho, muchísimo, por el pueblo». También reconoce que su municipio mira más hacia Manjarrés o Arenzana que hacia Ventosa. «Somos colindantes, pero al final nos separa el monte y no hay una relación tan fluida».

En el pavimento de la plaza de la Constitución, junto a la iglesia, hay dibujada una gigantesca rosa de la vientos. También el escudo de la villa y una bandera europea. Una fuente dedicada a Santa Ana, patrona de Alesón, otea el horizonte: tierras hincadas de viña y plantadas de cereal se extienden hacia la sierra de la Demanda. Abajo, entre árboles que parecen dar buena sombra, quedan las piscinas.

«En los pueblos la persona pesa mucho, desde luego... -concede Luis María- Y quizá más en Ventosa. Alesón siempre ha sido bastante azul». Los últimos datos le dan la razón: el 28-A, en plena ola socialista, el PP ganó aquí de calle.