Secciones
Servicios
Destacamos
Antaño, san Isidro era un santo de mucha prosapia en La Rioja. Los pueblos celebraban fiestas con baile y vermú, los agricultores aparcaban por un día el tractor y los fieles sacaban en procesión al santo. A veces le pedían que lloviera y ... a veces que escampara. Isidro no les hacía mucho caso –todo hay que decirlo–, pero la devoción no parecía flaquear... hasta que La Rioja rural fue vaciándose en una hemorragia demográfica que nadie ha sabido frenar.
Sin embargo, la comunidad sigue teniendo 174 municipios, aunque sesenta de ellos no lleguen a los cien habitantes. Y en todos se celebran elecciones municipales el 26 de mayo. Los partidos, de una manera un poco pueril, suelen alardear del número de candidaturas que han sido capaces de presentar, aunque no todas estén integradas por gente del pueblo. En algunos casos, recurren a militantes obedientes que solo tienen una remota conexión con el municipio. Y cada vez resulta más habitual que los alcaldes y concejales ni siquiera vivan de continuo en el lugar que gestionan.
Pero, con todas esas salvedades, un simple vistazo a los mapas de las candidaturas revela la diferente implantación territorial de los contendientes. PP y PSOE mantienen una tupida red que cubre casi toda la comunidad autónoma; y el PR+ lucha denodadamente por hacerse visible en las zonas rurales de la región. A los nuevos partidos, sin embargo, les cuesta traspasar esa frontera invisible (pero muy real) que separa la ciudad del campo. Pese a toda su trompetería, el recién llegado, Vox, se ha quedado en cinco candidaturas y no ha sido capaz de sacar lista en cabeceras tan relevantes como Haro, Arnedo y Alfaro. Ciudadanos se muestra pujante en las ciudades (aunque ha pinchado en Alfaro) y tímidamente empieza a abrirse hueco por aquí y por allá, con candidatos en lugares como Villalba, Galbárruli o Villanueva de Cameros.
Más complicado de explicar (y de dibujar) resulta el mapa electoral de Podemos y su relación pimpinelesca con Izquierda Unida. En algunos municipios van juntos (Logroño, Nájera) y en otros compiten descarnadamente entre sí (Santo Domingo, Alfaro, Arnedo).
«Pues supongo que habrá razones locales en cada caso, pero lo lamento; es un hándicap para la izquierda», reconoce Arturo Villar, alcalde de Camprovín. Villar y el primer edil de Berceo, José Félix Aransay –ambos de IU–, lograron poner una pica roja en La Rioja campesina y aspiran ahora a conservarla. «Yo creo que en las elecciones municipales prima la actitud personal, la actuación del alcalde y de los concejales. Los ciudadanos ven nuestro trabajo y perciben que somos gente normal, sin rabo ni cuernos. La ideología va después, aunque desde luego esa acción se corresponde con un programa distinto al del PP», explica Villar. El alcalde Camprovín pugna por desmontar el «mito» de que en las zonas rurales prime un «espíritu conservador»: «Eso son prejuicios establecidos», zanja.
Para Podemos queda un íntimo revés. En Nalda, lugar escogido por Pablo Iglesias para ofrecer su primer y único mitin en La Rioja, no han conseguido sacar lista. Ahí sigue fuerte el bipartidismo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.