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José Ignacio Ceniceros congregó a su alrededor en el comité ejecutivo del PP a su equipo de confianza una vez alcanzada la presidencia en el congreso de Riojaforum donde derrotó a Cuca Gamarra. De esta manera se aseguraba reuniones tranquilas, donde las voces ... críticas apenas tuvieran protagonismo. Sobre todo, desde que las elecciones generales modificaron el paisaje de la dirigencia del partido en La Rioja: desalojados de sus escaños en Madrid quienes menos conformes se reconocen con su gestión, el comité ejecutivo se convirtió en un órgano de férreo control de la disidencia, que sin embargo no pudo evitar una sesión como la de este viernes. Tensa. Muy tensa, según algunos asistentes. La primera desde la derrota del 26M. Sólo cinco días después, Ceniceros ofreció su visión de los resultados y explicó cómo pretende gestionar el sombrío futuro que se avecina, perdido el Gobierno de La Rioja y los principales ayuntamientos de la región.
Pero la convocatoria, que duró el insólito registro de más de dos horas, se saldó sin novedades. Poca autocrítica, como detallaba el comunicado divulgado a su conclusión (ningún responsable quiso comparecer ante la prensa), ninguna dimisión (ni Ceniceros se va ni tampoco las otras dos personas más señaladas por los malos resultados, María Martín y Diego Bengoa) ni se observa un cambio de orientación en la estrategia que ha llevado a la actual dirección a dos fracasos electorales consecutivos.
La nota de prensa sólo recoge un propósito taxativo: recuperar la unidad. Lo cual es un reconocimiento tácito de la evidente división interna y desmiente por otro lado todas las declaraciones que Ceniceros y su equipo habían protagonizado en los últimos meses. «Cualquier objetivo que no se base en la unidad es difícilmente alcanzable», afirmó Ceniceros ante los reunidos. Donde tuvo que escuchar, por cierto, lo que no quería oír: la petición de que dimita. Formulada por al menos dos asistentes al cónclave. Que también pidieron incluso la creación de una gestora. Pero sus ruegos fueron desatendidos. El PP ha optado por enrocarse alrededor de su líder, convencido de que volverá «a ilusionar a los riojanos».
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