Yolanda Díaz culminó este lunes el ejercicio más difícil de equilibrismo político de toda la campaña. Y lo hizo inclinando la balanza de una forma nada disimulada a favor de Más Madrid, formación de la órbita de Sumar, y en detrimento de Podemos, que aún ... no comulga con su «proyecto de país». La vicepresidenta segunda visitó una abarrotada Pradera de San Isidro, epicentro de la fiesta del patrón de Madrid y prueba de fuego tradicional para los políticos locales, con el objetivo de repartir su tiempo entre los representantes de ambas candidaturas. Un encaje de bolillos para evitar más división entre ambas formaciones y, ahora sí, con el convencimiento de que un fracaso de los morados el 28 de mayo puede lastrar las aspiraciones de todo el bloque de izquierdas, incluidos Sumar y el PSOE.
Si Alejandra Jacinto y Roberto Sotomayor, los cabezas de lista de Podemos-IU para la Comunidad y el Ayuntamiento de la capital, tuvieron que abrirse paso a codazos entre la multitud de curiosos y periodistas para conseguir la anhelada foto con Díaz, que les dedicó apenas unos minutos, la sucesión de hechos fue distinta en el caso del dúo formado por Mónica García y Rita Maestre, sus rivales a la Asamblea y al Consistorio madrileño, respectivamente, y en el de Íñigo Errejón, líder de Más País y otrora mano derecha de Pablo Iglesias.
La comitiva de Díaz, en la que estaba presente su hija Carmela, buscó durante 45 minutos que se propiciara este encuentro. Una caminata a duras penas entre la multitud de chulapos y chulapas que querían también su foto con la vicepresidenta, de padres que buscaban replicar el gran cliché electoral del político besando a un bebé, de otros grupos que les abucheaban al grito de «fuera» y otras frases irreproducibles o de un tercer tipo de visitantes al que la situación le resultaba algo más indiferente, pero no por ello erraban en su análisis político. «¿Esa es la gallega? ¡Está en todos los lados!», exclamó una mujer al ver pasar a la líder de Sumar y a su nutrido séquito.
Cuando Díaz por fin se encontró en la Pradera con García, Maestre y Errejón, les saludó con una explosión de carantoñas y abrazos. Una estampa enmarcada con el olor de los entresijos y gallinejas de un puesto de comidas cercano y solo ensombrecida cuando una simpatizante de Podemos lanzó sobre el grupo varios pasquines de propaganda de electoral de los morados que iban encabezados con la rúbrica 'La llave para Madrid'. «¡No ensucie el suelo!», le recriminaron miembros del equipo de Más Madrid en el que fue uno de los momentos más tensos de la jornada.
Agenda con Belarra y Montero
La visita terminó con el grupo acercándose a la caseta de Más Madrid y entre un brindis de todos ellos con vasos de cerveza, gesto que no se produjo en la carpa de Podemos, situada a 50 metros y en la que además de sus candidatos se encontraba la secretaria de Organización del partido morado, Lilith Verstrynge.
La vicepresidenta sigue sin aclarar si participará en algún acto junto a la secretaria general de Podemos, Ione Belarra -que este lunes anunció que pedirá al PSOE la ampliación de las entradas de cine a dos euros a las personas desempleadas, con discapacidad y a los jóvenes entre 15 y 29 años-, o la numero dos del partido, Irene Montero. «No sé deciros ni lo que voy a hacer mañana», respondió a los periodistas. Por el momento, mantiene funambulismos como el de este lunes para tratar de no agraviar a ni a los morados ni a la veintena de partidos que rodean a Sumar.
Sobre lo que sí se pronunció Díaz fue sobre la inclusión de candidatos condenados por terrorismo en las listas de EH Bildu, asunto que se ha convertido en eje central de la campaña. En una posición que matiza la de Podemos, que reivindica la legalidad de esas planchas, defendió la necesidad «de respetar el sufrimiento de las víctimas». «Este es un Estado social y democrático de derecho, por supuesto, esto es así. Pero no se puede instrumentalizar este dolor», añadió.
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