Los candidatos, sus similitudes y diferencias

De entrada, si el socialista Pablo Hermoso de Mendoza habló de falta de liderazgo en los últimos años y del nuevo impulso que pretende para Logroño con un «equipo capaz y solvente», el popular Conrado Escobar se fijó en que se trata, para él «de un momento apasionante» para el que va a aportar su «experiencia e ilusión». El regionalista Antoñanzas insistió en que sabe lo que cuesta levantar la persiana de un negocio todos los días, y la alcaldable de CambiaLo, en la necesidad de insistir en las personas y en el medio ambiente. Y mientras el 'naranja' Julián San Martín apostó por una ciudad «compacta, sostenible e integrada», el ecologista José Manuel Zúñiga destacó que «es importante que tengamos la fuerza de gobernar».

A la hora de hablar de la dinamización económica, desde el PSOE, su candidato se refirió a los sectores de innovación, inteligencia artificial y big data que ya se están abriendo paso, lo mismo que la economía verde. El popular acudió al diálogo social, al sector agroalimentario, al comercio y a la rebaja de la fiscalidad. Antoñanzas ofreció primar la contratación con las empresas locales y poner en marcha los locales vacíos. Desde CambiaLo se habló de un plan de empleo y de reforzar el sector público y el comercio. Y Ciudadanos propuso un instituto municipal de empleo, un plan de comercio anual y del mercado de San Blas como motor. Unidos Podemos incidió en fomentar el Casco Antiguo y en lo mismo en los barrios para que se pueda hacer vida en ellos, así como en el sector de los cuidados.

A la hora de abordar la cuestión del modelo de ciudad, Isabel de María se centró más en las viviendas vacías y en la necesidad, para ella, de poner 3.000 de alquiler social o precio tasado en el mercado, procedentes de los bancos a base de subirles el IBI, a la vez que pidió servicios para los barrios porque «un urbanismo desordenado es cómplice del cambio climático». Julián San Martín se refiriró al diseño a través del Plan General y de aprobar el Peri Ferrocarril para poder vender el suelo del entorno de las estaciones para poder hacer la segunda fase del soterramiento, así como de acabar los carriles bici o de reducir los ruidos. José Manuel Zúñiga se centró en sacar los coches del centro, de aparcamientos disuasorios en las afueras y de establecer los 30 km/h como velocidad máxima en toda la ciudad para bajar los accidentes y mejorar la circulación.

Pablo Hermoso de Mendoza insistió en la necesidad de un «propósito común» con el que encaminar actuaciones en muy diversas materias y que en su caso es lograr convertir a Logroño en 'ciudad verde europea'. Para Rubén Antoñanzas, Logroño se construye desde sus barrios y éstos deberían tener todo tipo de dotaciones. Conrado Escobar defendió que «Logroño es una ciudad en un parque», si bien entendió que hay entornos que deben comunicarse mejor, a la vez que habló de un 'kilómetro 0' en la Glorieta. Por fin, desde José Manuel Zúñiga volvió a la reducción del coche en el centro, dado que, entendió, buena parte del ruido tiene que ver con el tráfico.