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Elecciones 28-M

Campaña abierta a cara de perro

Los partidos inauguran el largo ciclo electoral con todos jugándose su ser este 28-M y la sequía, Bildu y el CIS copando el escenario

Jueves, 11 de mayo 2023

Los partidos proponen y la realidad de las campañas dispone. Las fuerzas políticas se sumergieron en la noche de este jueves de lleno en la carrera, ya oficial, hacia el 28-M enredados en un episodio previsto –la macroencuesta del CIS con el pronóstico de voto general, el de las comunidades que van a las urnas este 28-M y el de las capitales– y en otros dos sobrevenidos: la polvareda, que retrotrae a los tiempos oscuros del terrorismo, levantada por la inclusión por EH Bildu de 44 condenados por su vinculación con ETA en las listas para estos comicios; y la lluvia de 780 millones con que el Consejo de Ministros, reunido pocas horas antes con carácter extraordinario a apenas unas horas de que la campaña echara a volar, regará el campo español cuya sequía amenaza las cosechas con un nuevo encarecimiento de los precios.

Este plan de reacción, en el que socios y rivales ven una nueva variante del «electoralismo» que está marcando las últimas actuaciones desde el Gobierno del presidente Pedro Sánchez, ha venido a reflejar la batalla sin cuartel y a varias bandas con que los partidos afrontan un 28-M que es la lanzadera de las generales de final de año. Un 28-M en el que se juegan su peso territorial y en buena medida su ser o no ser en las expectativas hacia la Moncloa. Es lo que explica la extrema polarización entre Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, uno tirando de las opciones que le ofrece el BOE y el otro explotando, ahora por la vía que le ha abierto Bildu al trufar sus planchas de sentenciados por terrorismo, la incomodidad en el electorado por las alianzas con los independentistas del presidente. Los populares impugnan los sucesivos anuncios de Sánchez –lo han hecho con el plan contra la sequía y también cuando el líder del PSOE les emula, con el argumento de que llega tarde y mal–, pero lo llamativo es cómo viene haciéndolo, por otros motivos, Unidas Podemos.

Los morados reprueban, por poco ambiciosas a sus ojos, las medidas para ayudar a los agricultores y responder a la crisis climática. El de ayer fue el segundo Consejo de Ministros sin consenso de la semana y uno más en exhibir que los socios se encuentran en el trance menos armónico de la legislatura. Las reacciones al plan contra la sequía no fue lo único que ha dado motivos en estas horas al Gobierno para un mohín de disgusto: el Congreso reprobó ayer con los votos de la derecha, pero también de un aliado esencial como ERC, a la ministra de Transportes, Raquel Sánchez. Los republicanos marcan distancias ante la competida liza en Cataluña, mientras el presidente activa a los suyos a golpe de anuncio y de lucimiento internacional –este viernes en la Casa Blanca– aun a riesgo de que el duelo con el PP en el terreno socioeconómico estreche los márgenes de Podemos. El CIS augura un puzle complejo. Pero que sigue siendo, entre todos los sondeos, el más benéfico para el PSOE.

Sánchez hace del 28-M una cruzada personal muy medida

Sánchez hace del 28-M una cruzada personal muy medida

«Hace unos años podíamos llegar a dos semanas de unas elecciones autonómicas y municipales con dudas sobre dos comunidades autónomas y tres o cuatro ciudades; a este 28 de mayo llegamos con muchos más escenarios abiertos», admite un socialista con muchos trienios de experiencia. El PSOE afronta la campaña electoral con la asunción de que nada está escrito y de que, pese a sus buenas sensaciones, todo cabe: puerta grande –entendiendo como tal conservar la presidencia de las nueve comunidades autónomas y de los ayuntamientos que conquistaron en 2019, cuando estaban «en la cresta de la ola»– o enfermería.

Los números están tan ajustados en buena parte de los territorios –y entre ellos, en la Comunidad Valenciana, la plaza más ambicionada por el PP– que variaciones mínimas pueden inclinar la balanza hacia un bloque u otro. Con el agravante de que el resultado dependerá en buena medida, más que de su propia actuación, de lo que aguanten sus aliados potenciales o actuales; especialmente, Podemos. «La clave estará en la participación en la izquierda y según las encuestas ahí todavía tenemos margen», remarcan en el PSOE.

Es una máxima muy repetida en el partido, proceso electoral tras proceso electoral que mientras la derecha es capaz de mantener tensionado a su electorado incluso cuando la cita con las urnas no se presenta cercana, el socialista se comporta con un «motor diésel». Por eso y porque cada vez se decide el voto más tarde (el 30% lo hace en los últimos días antes de las elecciones, cuando hace unos años esa cifra rondaba el 10%), Pedro Sánchez lleva semanas tratando de llenar el depósito con anuncios y medidas en materias como vivienda, educación o, ahora, la sequía. Y recorriendo España a un ritmo de en torno a cuatro actos de partido semanales, que en su gabinete camuflan entre visitas institucionales para evitar críticas.

La implicación tanto del presidente como de sus ministros ha sido y seguirá siendo máxima. Solo este viernes por la noche: los titulares de Hacienda y Cultura, María Jesús Montero, y Miquel Iceta, en Barcelona, una de las pocas ciudades que los socialistas aún aspiran a conquistar, con Jaume Collboni; la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, en otro municipio anhelado, Valencia, junto a Ximo Puig y la candidata a la Alcaldía, Sandra Gómez; la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, en Madrid para reforzar a Juan Lobato en la Comunidad y Reyes Maroto en el Ayuntamiento; o la ministra de Educación, Pilar Alegría, en Zaragoza

La ventaja del poder

A pesar de que los ciudadanos distinguen entre unos comicios y otros –en 2019, el porcentaje de voto al PSOE en Castilla La Mancha fue de un 44% en las autonómicas frente a un 28% las generales; en la Comunidad Valenciana de un 23,8% frente a un 27,6%, pero Puig atrajo más voto proveniente del PP que Sánchez– del 28-M se hará una lectura nacional que impactará sobre las legislativas de diciembre. En la Moncloa lo tienen claro y están diseñando esta campaña al milímetro, con toda la ventaja que estar en la Administración ofrece. En lo macro y en lo micro.

Que la virtual pegada de carteles pillara a Sánchez en Washington, entregando a la expresidenta del Congreso de EE UU, la veterana demócrata Nancy Pelosi, la Gran Cruz de la orden de Isabel la Católica, es algo que el presidente del Gobierno tiene que agradecer a la oportuna invitación de Joe Biden a la Casa Blanca este viernes. Pero los socialistas están decididos a sacar tantos réditos de este viaje como de los actos de barrio o los 'paseíllos' de sus ministros por pueblos y ciudades.

En Ferraz explican que están haciendo buen uso de las nuevas tecnologías que permiten hacer intervenciones casi quirúrgicas en función de sus necesidades no ya solo a través de la publicidad online segmentada, también sobre el terreno. Ahora es fácil detectar en qué zonas clave (núcleos urbanos, mesas electorales e incluso calles...) se perdió un 10% de voto en los últimos comicios y cruzar ese dato con otros, como el número de mujeres, jóvenes, inmigrantes... Ante lo incierto y estrecho de los resultados, interesa sumar tacita a tacita e ir adaptando el mensaje y los recorridos a las circunstancias. Nunca antes se había llegado al inicio de la campaña con la agenda del líder del partido tan abierta a cambios en la ubicación de los mítines.

Feijóo, obligado a recuperar poder territorial para allanarse el camino hacia la Moncloa

Feijóo, obligado a recuperar poder territorial para allanarse el camino hacia la Moncloa

El PP inicia la campaña en un «punto óptimo» frente a un PSOE al que ven «muy nervioso» como demuestra el hecho, apuntan en Génova, de que Pedro Sánchez lleve días «jugando a la tómbola», encadenando anuncios sobre nuevas medidas destinadas sobre todo a los jóvenes y los más vulnerables. «Es tan burdo que es la demostración de que Sánchez está en apuros. Si le fuera bien no lo haría», señalan desde la dirección, donde no preocupa que el goteo de anuncios cale entre los votantes porque creen que el presidente del Gobierno ha perdido «credibilidad».

Aunque en público se muestran cautos, los populares ven opciones reales de ganar en la Comunidad Valenciana, Baleares y La Rioja, al tiempo que confían en triplicar gobiernos en capitales de provincia. Además de conservar Madrid, Málaga y Zaragoza, aspiran a sumar Valencia, Sevilla y Murcia. Nada es seguro, pero todo es posible. «El balón está en el poste», insisten en el equipo de campaña; que el esférico entre o salga, está aún por decidir. Es el caso de Aragón, Extremadura o Castilla-La Mancha, tres de los bastiones socialistas, donde el resultado está muy ajustado. Si Sánchez pierde uno de esos gobiernos, será un triunfo de Alberto Núñez Feijóo, que está obligado a recuperar poder territorial si quiere allanarse el camino hacia la Moncloa y si quiere esquivar su primera crisis de calado desde que está a los mandos del PP.

El dirigente gallego aspira a teñir de azul el mapa autonómico la noche electoral y hará todo lo que esté en su mano, para conseguirlo aunque tenga que recorrer toda España «de cabo a rabo». Gobernar será otra cosa, porque necesita aliados. El PP quiere dejar de aparecer de una vez como un partido que únicamente puede entenderse con Vox, y buscará otra serie de pactos sin más límite que EH Bildu. En todo caso habrá que esperar para tejer esas alianzas hasta el 29 de mayo. La última palabra, en todo caso, la tendrá Feijóo.

Podemos pausa su pugna con las izquierdas y pelea al PSOE las medidas sociales

Podemos pausa su pugna con las izquierdas y pelea al PSOE las medidas sociales

Podemos desembarca en campaña dejando en pausa el enfrentamiento cainita con el resto del espacio situado a la izquierda del PSOE que mantiene desde el 2 de abril. Fecha marcada por el lanzamiento de la candidatura de Yolanda Díaz a la Moncloa y que contó con el respaldo de Izquierda Unida, Más País, Compromís y otra quincena de organizaciones, y en la que los morados plantaron a la vicepresidenta al entender que estaba en juego su «posición hegemónica» entre las izquierdas.

Los morados se han ido sacudiendo ese aislamiento –favorecido por el PSOE– a lo largo de la precampaña y ahora encaran los comicios con la sensación de luchar por su supervivencia y la necesidad de darle la vuelta a un marcador que arroja 101 parlamentarios autonómicos perdidos desde 2016. Lo hacen aferrándose a dos bazas: los acuerdos de coalición con IU, más numerosos que nunca y con los que esperan salvar, en parte, su endémica debilidad territorial;y después de haber convecido a Díaz de que un tropiezo de Podemos el 28-M será un mazazo también para Sumar, el proyecto político de la vicepresidenta.

La líder gallega, que no concurre a la cita electoral con su marca, se dispone a escenificar en campaña un ejercicio de equilibrismo para respaldar en mítines a los de Belarra y, al mismo tiempo, a los partidos de su órbita que compiten directamente contra los morados en territorios clave como Madrid o la Comunidad Valenciana.

Deshielo

En ambas autonomías, Más Madrid y Compromís han rechazado aliarse con Podemos-IU, espoleados por los buenos resultados cosechados en los anteriores comicios. Pero las últimas encuestas avivan la posibilidad de que los morados no alcancen el mínimo del 5% de los votos para obtener representación, lo que pone en peligro las posibilidades de gobernar de la izquierda. Un escenario que ha favorecido el deshielo en los prolegómenos de la campaña.

Los de Belarra, socio minoritario de la coalición, también pugnan por evitar que el PSOE se apropie de la bandera de los temas sociales claves de la campaña, como la vivienda o el ecologismo. Si en pasadas elecciones la consigna era no hacer fuego amigo contra Ferraz, ahora, en unos comicios que se leerán como la primera vuelta de las generales están peleando y rebatiendo cada propuesta lanzada por Pedro Sánchez. También prometen azuzar desde el Congreso las leyes que quedan pendientes en la legislatura, como la de la ELA o la de salud mental, para recuperar protagonismo en campaña.

Ione Belarra e Irene Montero, los principales activos de Podemos, se multiplicarán en actos repartidos por todo el país en una caravana en la que Pablo Iglesias, convertido en un «activo mediático», volverá a primera línea de batalla.

Abascal da el pistoletazo de salida a la campaña de un 28-M «crucial» para Vox

Abascal da el pistoletazo de salida a la campaña de un 28-M «crucial» para Vox

Santiago Abascal será el encargado este viernes de dar el pistoletazo de salida a la campaña electoral de unas elecciones autonómicas y municipales que se antojan cruciales para Vox. Lo hará en un acto en la plaza del Ayuntamiento de Valencia a las 20:00 horas. La comunidad valenciana supone uno de los territorios donde, precisamente, más esperanzas tiene depositadas el partido ultra, junto a la Comunidad de Madrid —en caso de que el PP de Isabel Díaz Ayuso no alcance la mayoría absoluta—, Extremadura, Ceuta, Región de Murcia, Baleares y Castilla-La Mancha.

Vox persigue el firme propósito en la cita de electoral del próximo 28-M de crecer exponencialmente en toda España -este año pasan de 752 candidaturas municipales en 2019 a 1.936- y por ello los de Abascal echarán el resto que la campaña que hoy comienza: cuatro caravanas paralelas por toda España con los principales dirigentes nacionales, al margen de los actos de los distintos candidatos.

Además de la caravana del presidente de la formación, contarán con la suya propia el secretario general, Ignacio Garriga, el vicepresidente y director de campaña, Jorge Buxadé, y el portavoz de la formación en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros -el vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, y el secretario general del Grupo Parlamentario Vox en el Congreso, José María Figaredo, también participarán en la campaña electoral con caravanas propias-.

Se trata de las primera elecciones a las que Vox se presenta, sostienen fuentes internas, como «un partido nacional de verdad». El objetivo es crecer, pero la aspiración del partido ultra pasa por consumar el cambio político en comunidades actualmente gobernadas por la izquierda como Baleares, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana -además de ser decisivos en Murcia o Madrid-.

Ciudadanos intenta mantener el aliento ante la debacle que pronostican todas las encuestas

Ciudadanos intenta mantener el aliento ante la debacle que pronostican todas las encuestas

Ciudadanos se agarra al ligero repunte que reflejan algunas encuestas para minimizar el desastre que se les viene encima el 28-M y poder así coger aire de cara a las generales donde se juegan su supervivencia. Los liberales no tiran la toalla y tendrán representantes en ayuntamientos de peso, en todas las capitales de provincia y en las comunidades que abren las urnas. En total, unas 800 listas, menos de la mitad con las que concurrieron en 2019.

El partido tiene muy difícil lograr representación. Salvando algunos consistorios, la mayoría de sondeos avanzan que no lograrán entrar en parlamentos autonómicos clave. Nada que ver con hace cuatro años, cuando lograron gobernar con el PP en Murcia, Castilla y León y Madrid, además de conseguir entrar en los gobiernos de varios ayuntamientos entre ellos el de la capital. Pese a los malos augurios demoscópicos albergan aún esperanzas de lograr representación en Baleares –cuya cabeza de lista es la presidenta Patricia Guasp– y en Asturias o Murcia, donde la barrera de voto para obtener representación está en el 3%.

Créditos

  • Esta pieza ha sido elaborada por Paula de las Heras, Maria Eugenia Alonso, Miguel Ángel Alfonso, Javier Arias y Cristina Vallejo

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