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Dice la leyenda que quienes escucharon por la radio el primer debate televisado de la historia política (Nixon vs. Kennedy) dieron el triunfo al primero, candidato republicano. Luego ocurrió que ganó el segundo. Cuando la politología de entonces se preguntó cómo había sido posible, ... encontró respuesta al otro lado de la televisión: a quienes asistieron al debate a través de sus pantallas les gustó más aquel joven atractivo que presentaban los demócratas que el sudoroso Nixon, de quien se contaba que necesitaba afeitarse un par de veces al día. Malo para la tele. Peor para las urnas.
De aquel tiempo (años 60) data la creciente importancia de la telegenia en el mundo electoral, aunque el hábito de debatir ha tardado en implantarse en España durante las campañas, lo propio de un país que suele llegar tarde a casi todo. El cara a a cara entre Felipe González y José María Aznar inauguró en 1993 una secuencia de debates que suelen interrumpirse a escala nacional en función de los intereses de algún candidato. A Mariano Rajoy, que luego se empleaba por cierto con bastante tino en este formato, le solía disgustar confrontar sus opiniones con el rival socialista. A nivel riojano, tampoco puede decirse que los partidos hayan dado facilidades a los medios de comunicación. Una tendencia que conoce una excepción: en Calahorra acaban de celebrar el tradicional coloquio entre candidatos sobre su Casco Antiguo, lo cual serviría a los críticos de los debates para restarles valor. A quien le parezca que el corazón de Logroño presenta un aspecto mejorable, sólo tiene que darse una vuelta por las calles más castizas de la capital de La Rioja Baja...
También los logroñeses tendrán hoy su debate. Lo ofrecerán las cámaras de TVR, que han convocado a los aspirantes a alcalde para que expliquen sus respectivos modelos de ciudad. Se trata del primer momento en que la campaña entrará en acción. Un cambio de ritmo en su anodina trayectoria, que se debería propulsar también para las siglas del PP con motivo de la visita que hoy protagoniza Pablo Casado. La gran ocasión para cimentar la remontada de la que habla su líder, consciente de que la mayoría de sus candidatos en toda España salen a competir seriamente castigados por su derrota en las generales. Un lastre que algunos de ellos procuran evitar apartándose de toda mención a su partido. Como si se presentaran por su cuenta. Señal de los malos tiempos que corren. Señal de que no sólo rivalizan con los demás contendientes: también tienen que superar la deriva hacia donde apuntan todas las encuestas.
Isabel Díaz Ayuso | Candidata del PP por Madrid
Porque hubo un tiempo (reciente) en que cada sondeo en La Rioja apuntaba en la misma dirección: la del PP. Lo cual tendía a desmoralizar a sus adversarios del PSOE, que se lanzaban a pedir el voto vencidos de antemano. El último vaticinio, el publicado por el CIS, señala por el contrario que los socialistas ganarán las autonómicas. Sonrisas por Martínez Zaporta, muecas de fastidio en Duquesa de la Victoria, donde se acogen a un par de factores para restar importancia a ese pronóstico: la baja muestra censal y el alto porcentaje de error, superior al 5%. Lo cual es tan cierto como que el trabajo de campo se hizo antes del triunfo de Sánchez. Un éxito donde reside el indisimulado optimismo socialista.
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