Vicente Urquía, el alcalde 'paracaidista' que aspira a repetir

Una tendencia que poco a poco ha ido cambiando, hasta el punto de que se ve raro el que alguien no sea del pueblo. Precisamente es el caso del socialista Urquía, que 'cayó del cielo' en Ábalos hace cuatro años, cuando su lista fue la única en concurrir a los comicios en la localidad riojalteña. «Soy consciente de que no es muy normal que el alcalde no sea del pueblo, ha sido una excepción», asegura.

Sin embargo, el próximo domingo en las elecciones municipales del 28M se enfrentará a la decisión que desvelen las urnas de forma diferente a aquella. «Ahora es otra cosa porque yo ya me considero del pueblo, llevo aquí cuatro años, pasando mucho tiempo con la gente. Ya me conocen, aunque siempre les digo a los concejales que lo lógico es que el alcalde sea del pueblo, pero no quieren».

Porque Vicente Urquía, actual director general de Infraestructuras del Gobierno riojano, lleva muchos años trabajando en la vida municipal, en el Ayuntamiento de Logroño, donde ha ejercido de concejal varias legislaturas. «Conozco la legislación, me muevo entre mucha gente y creo que para ellos eso es una garantía y, además, ven que las cosas van saliendo».

Y reconocía que no es fácil encontrar candidato, «porque la gente tiene sus trabajos y su vida. Yo llevo muchos años metido en política y me gusta el servicio público. Porque ser alcalde de un pueblo casi parece una ong». En este sentido, recordaba que no solo no reciben dinero, sino que muchas veces cuesta. «Es cierto que yo no estoy aquí siempre y los concejales son los que se encargan del día a día, de las urgencias».

En su caso, fue un aterrizaje «forzoso», como él mismo explica. Había estado solo una vez antes en Ábalos, en una reunión ejecutiva del partido. Fue Francisco Ocón quien le pidió que encabezase un grupo que nadie quería dirigir. «Entonces me aseguró que, como mucho, podría salir concejal, porque el PP presentaba una lista y todo apuntaba que saldrían ellos. Y cuando fui a registrar las listas en el BOR, en la junta electoral, me encontré con que era alcalde ya, que no había que votar, porque no había más que una lista y era la nuestra».

En ella le seguían dos candidatos también de Logroño, que pronto dimitieron, y Urquía se planteó ayudar durante un tiempo y luego delegar en alguien local.

«Pero luego empecé a hablar con la gente, me fui metiendo en el día a día del pueblo y sus problemas, donde por cierto lo más complicado es la gestión administrativa –detalla–. Y al final la gente, que es encantadora, me pidió que no me fuese. Así que cuatro años que llevo aquí». En estos comicios, sin embargo, sí que se enfrentará a otra propuesta. «Yo creo que están contentos, la prueba es que solo se ha presentado otra lista (del PP) y ninguno de ellos es de aquí. Lo digo con todo el respeto, pero que nadie del pueblo haya querido integrarla creo que es una demostración de apoyo. Aunque se verá el domingo, claro».

De hecho, Vicente Urquía –que no tiene coche y se desplaza varias veces por semana a Ábalos en autobús–, ya cuenta con proyectos para los próximos cuatro años: la sustitución de la red de abastecimiento, una pista polideportiva cubierta, un área de autocaravanas, encontrar quién lleve el bar del jubilado, para lo que alquilarán una vivienda...