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Pedro Sanz posa con los miembros de su gabinete hace 20 años, con motivo de su primer Consejo de Gobierno. :: enrique del río
Veinte años después
LA CRÓNICA

Veinte años después

JORGE ALACID

Domingo, 31 de mayo 2015, 22:49

Hace unas semanas, un destacado dirigente del PR+ confesaba en privado el pensamiento que en público también compartía un amplio número de políticos riojanos: «Aunque nos tengamos que ir a casa, al menos que nuestro sacrificio sirva para que esto cambie». En sus palabras podía ... detectarse un enfoque muy español, esa costumbre de aceptar el mal propio... siempre que el mal ajeno resulte más gratificante. En sus palabras se detectaba también la sustancia oculta tras las elecciones del 24M, planteadas en realidad como un plebiscito sobre Pedro Sanz. El sempiterno líder del PP riojano, el incombustible presidente de La Rioja, muy a gusto en esa confrontación de todos contra él, procuró a sus rivales la munición básica para que, en efecto, la cita con las urnas se convirtiera en un examen sobre su gestión y sobre su forma de entender la política. Así que retiró de su lista al Parlamento cualquier opción de relevo, igual que antes desaparecieron de su alrededor potenciales sustitutos, se enrocó alrededor de sus fieles y aceptó el pulso planteado por el resto de adversarios: cualquier mayoría que no fuera absoluta no era su mayoría.

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