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MARÍA JOSÉ LUMBRERAS
Viernes, 15 de mayo 2015, 17:37
El aspirante a la Alcaldía de Logroño por UPyD insiste e insiste en la necesidad de sensatez. No es momento de dispendios, señala, ante lo que ve como una subasta de promesas por parte de sus contrincantes, pese a que sospecha que saben que no ... van a cumplir.
- Esta vez las expectativas para su formación son agoreras...
- El último barómetro del CIS dio unos resultados que no son muy buenos, pero también es cierto que hay mucho voto por decidir. De un año a esta parte estamos asistiendo a un cambio muy brusco de los votos. Partidos que han crecido muy rápido, enseguida también han entrado en crisis. Entonces, no lo sé, UPyD puede recoger un voto muy trasversal. Esa es también nuestra esperanza.
- ¿Cómo intentáis convencer ?
- Hemos salido mucho a la calle. Nos hemos dedicado a hablar con la gente e intentar también ser sensatos. La palabra sensatez es el comodín de muchos partidos, pero creo que es lo que hay que intentar, ser sensatos y que se nos perciba como tales. Me da la impresión de que hemos entrado en una subasta en la que se dicen cosas que quienes las dicen saben que no son verdad o que no son factibles. La alcaldesa hablaba del Bretón, pero en en la próxima legislatura no va a ser. Otros, de que van a crear 1.000 puestos de trabajo cuando el Ayuntamiento tiene una plantilla con 800.... No entramos en subastas... El nuestro no es programa de prometer grandes inversiones, sino de ajustarnos a lo que hay.
- Sus prioridades son...
- Somos partidarios de que los servicios sociales de primer nivel queden en el Ayuntamiento, ahora que, tras los cambios habidos, la Comunidad tiene aún que decidir si los cede. Así, pretendemos que el Ayuntamiento, lo primero que haga, sea ver las competencias impropias que tiene y ver la posibilidad incluso de que se vote. Además, pretendemos que la Administración local sea lo más profesional posible porque muchas cosas no responden tanto a las necesidades de la ciudad como a la propaganda del equipo de gobierno. Y por fin, que sea la Intervención municipal la que controle las cuentas, incluso de las empresas públicas. En lo social, hemos propuesto mejoras en el IBI a familias que no superen el salario mínimo.
- ¿Cómo estimularía el empleo?
- Desde el Ayuntamiento es difícil. Creo que es algo que compromete a todas las administraciones. Nosotros planteamos un vivero de empresas en la comisaría de Doctores Castroviejo por dar más vida a esa zona también. Sobre los polígonos industriales, los que lindan con otras comunidades, apostamos por la posibilidad de no entrar en una competencia con ellos, sino incluso de ofrecerlos de forma conjunta para atraer empresas. Podemos apoyar a pymes y a autónomos, pero muchos de ellos nacen como empresas auxiliares de grandes empresas y es necesario atraerlas.
- Sobre el soterramiento...
- Va a ser un problema muy grave que va a gravitar sobre las cuentas del Ayuntamiento mucho tiempo. Decían que este 2015 se iba a intentar sacar suelo pero la cosa no va por ahí, va a ser muy difícil. No creo que los bancos estén muy dispuestos a entrar en una nueva refinanciación. Cuanto más se pueda financiar con suelo, mejor, pero el Ayuntamiento no puede saberlo hasta dentro de un tiempo.
- Para el Casco Antiguo quieren...
- Su problema fundamental es de suciedad y de ruido. Las familias acaban dejando el Casco Antiguo. Se ha hecho inversión, pero no fructifica. Por eso, quizá haya que ir por el lado del ruido para que se convierta en una zona más atractiva para que la gente se instale e intentar traer elementos que hagan que haya vida y no cierren tantos comercios.
- ¿Cómo mejoramos el comercio?
- El comercio se queja de los centros comerciales y de la dificultad para aparcar en el centro. Los comerciantes hablan de la posibilidad de pactar con los aparcamientos para que la gente pueda ir allí a pasear en vez de a los centros comerciales.
- Y sobre infraestructuras...
- El problema es que se están haciendo obras que a lo mejor no eran tan urgentes. Se hace la rotonda de Tirso de Molina cuando igual había que haber modificado el puente. O las de Gustavo Adolfo Bécquer y, mientras, la circunvalación que se ha convertido en una nueva trinchera. En Varea, para ir al campo de fútbol no hay aceras. Ves calles que no están asfaltadas, una al lado del San Pedro. En unas zonas hay muchas inversiones y, en otras, la ciudad parece dejada de la mano de Dios.
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