El ecuador de las elecciones

Y puesto que la carrera hacia las urnas enfila ya su semana decisiva, parece pertinente anotar que la campaña se desarrolla conforme al guión dibujado también hace siete días por el CIS. El macrosondeo que preveía la victoria del PP, bien que sin mayoría absoluta, alteró el guión programado, aunque sus efectos resultan más soterrados que evidentes. Como si los actores principales, los candidatos y sus partidos, optaran por no darse por enterados. En su fuero interno, sin embargo, unos y otros confiesan el impacto que la noticia ha tenido sobre sus planes iniciales, aunque el CIS sólo sirvió para santificar lo que otros estudios demoscópicos ya anunciaban. Desde entonces, el PP de Pedro Sanz ha intensificado su presencia, ya de suyo abrumadora, por toda la geografía riojana y el PSOE no oculta su satisfacción. Su paradójica satisfacción: ese mismo sondeo le atribuye una sombría intención de voto pero parece que Andreu, Arráiz y restos de aspirantes socialistas dan por bueno un mal resultado si lleva aparejado el fin de la hegemonía popular.

La campaña, en cualquier caso, recuerda poco a otras precedentes. También como consecuencia del espaldarazo que las encuestas conceden a los partidos emergentes, la presencia de candidaturas en principio minoritarias ha oxigenado estos días de mítines, ruedas de prensa, reparto de propaganda y guiños a la ciudadanía. Podemos y Ciudadanos aprovechan para darse a conocer y la izquierda hasta ahora extraparlamentaria sobrevive a su propia marea de siglas con opciones de regresar a las instituciones: al Ayuntamiento de Logroño, por ejemplo, donde se presenta bajo la marca Cambia y cuenta hoy con el apoyo de un riojano de prestigio: el diputado de Izquierda Unida por Málaga Alberto Garzón, cenicerense de corazón, que protagoniza esta tarde (20 horas, Auditorio Municipal) el acto principal de su formación. Antes, se dará un paseo por Cenicero, donde cierra la lista municipal de su candidatura.

El mapa político se completa con dos fuerzas de biorritmos opuestos: UPyD parece resignada a volver a la oscuridad de donde salió en las eleccines del 2011 con un ímpetu que el paso de los años no ha confirmado. Y el PR+ ofrece su conocida capacidad para poner buena cara al mal tiempo: por muy sombríos que sean los pronósticos de las encuestas, los regionalistas (al menos cara al público) mantienen su fe en preservar sus escaños en el Parlamento regional, aunque sufren para alcanzar la cuota de protagonismo mediático que sí arrastran los Aznar, Garzón y compañía.

Llega por lo tanto el tramo decisivo de la campaña, una campaña rara. En la oficina electoral del PP logroñés, la cartelería remite obsesivamente a su candidata, Cuca Gamarra: el logo del partido aparece en un tamaño comparativamente menor y del líder regional apenas hay noticias. A su vez, Pedro Sanz se decanta por alejar su campaña del foco nacional, temeroso tal vez de que Mariano Rajoy (cuyo aterrizaje se anuncia para uno de estos días) contamine su imagen y ponga en entredicho su victoria. Y José María Aznar aparece esta tarde por Logroño precedido de un comunicado donde ni se cita a Rajoy, por supuesto, ni tampoco a su partido, lo cual es más extraño teniendo en cuenta su mensaje de estos días: que vuelvan al PP quienes se han ido marchando en estos años. Pero será raro volver a un sitio cuyo nombre se evita mencionar en la nota enviada a la prensa.

Cosas extrañas, en efecto, de esta campaña tan peculiar.