Las protestas de agricultores y ganaderos en numerosas capitales europeas pusieron en marcha un diálogo estratégico con las instituciones comunitarias. Un diálogo que ha desembocado en un informe que guiará las políticas de Bruselas en materia agrícola durante los próximos cinco años. «Los resultados de ... este diálogo estratégico muestran que es posible ir más allá de los debates polarizados y crear confianza entre las diversas partes interesadas», ha asegurado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien apuesta por trabajar para impulsar «el que seguramente sea uno de los sectores más importantes» del bloque.
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La política alemana y el presidente del diálogo estratégico, el profesor Peter Strohschneider, han presentado las conclusiones de estos meses de negociación, que incluyen recomendaciones para el próximo Ejecutivo comunitario. El documento apunta a la necesidad de un «trabajo conjunto» para adaptar la Política Agraria Común (PAC) a la transición hacia un sistema alimentario más sostenible y competitivo y para enfrentar los riesgos que enfrenta el sector y ha abierto la puerta a que las explotaciones agroganaderas de menor tamaño reciban una partida mayor de las ayudas. «Tenemos que ser más ambiciosos», ha apuntado Von der Leyen, quien se ha comprometido a presentar una hoja de ruta sobre políticas agrícolas en los 100 primeros días de su segundo mandato al frente de la Comisión Europea.
Ya en marzo, Bruselas propuso una reforma limitada de la PAC para reducir los controles a los agricultores con menos de diez hectarias de explotación -que suponen el 65% de los beneficiarios de estsa ayudas- y dar una mayor flexibilidad para cumplir los objetivos medioambientales. En este sentido, Von der Leyen ha defendido que la Comisión Europea mantiene el nivel de ambición climática. «Todos los actores del diálogo estratégico se han comprometido a mantener el nivel de ambición climática. Ahora lo que tenemos que ver es cómo llegamos a esos objetivos», ha señalado.
Uno de los grandes desafíos del sector es la transición hacia un modelo libre de emisiones, por lo que el informe recoge la importancia de reforzar los mecanismos de gestión de riesgos y de crisis, así como promover una agricultura resiliente ante «los riesgos climáticos, geopolíticos y económicos crecientes». Las inundaciones en diferentes Estados miembros, las sequías y la guerra en Ucrania han afectado al sector, que se echó a la calle en febrero.
La Comisión Europea también tratará de crear un sector agrícola «atractivo y diverso», con una renovación generacional y tratando de promover la igualdad de género. Del mismo modo, se intentará mejorar el acceso al conocimiento y la innovación, ya que la digitalización puede suponer una gran «oportunidad» para el sector primario.
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