El alquiler bajó en 36 capitales de provincia en 2020

Entre las capitales que registraron encarecimientos de los alquileres, destaca Pamplona, donde la subida fue de casi un 8% interanual. A continuación se colocaron Murcia y Palencia, donde los incrementos se acercaron al 7%. Mientras tanto, la subida de Logroño y Lugo rondó el 5%.

En el otro lado de la tabla se situaron cinco capitales de provincia con caídas de más de un 12%. El mayor recorte lo registró Pontevedra, donde la bajada superó el 15%, mientras que en Córdoba el retroceso fue de un 14,73%. En Barcelona, Valencia y Cádiz, los alquileres se abarataron más de un 12%. Las caídas de precios también superaron el 10% en Girona, Granada, Las Palmas de Gran Canaria, Madrid, Sevilla o Tarragona. En total, en once capitales de provincia los descensos fueron de dos dígitos, mientras que no hubo ninguna con subidas de más de un 10%.

Con estas variaciones, Madrid es la capital de provincia más cara para alquilar, con una media de 1.789 euros; frente a los 1.698 euros de Barcelona, de acuerdo con cifras de pisos.com. En San Sebastián y en Palma de Mallorca, el arrendamiento se sitúa por encima de los 1.200 euros mensuales.

Teruel, sin embargo, era en 2020 la capital de provincia más barata para vivir de alquiler, con 451 euros mensuales. Y tampoco llegan a los 500 euros Ciudad Real, Zamora, Lugo y Cuenca.

Tal y como valora Ferrán Font, director de estudios de pisos.com, «el mercado del alquiler ha vivido un año convulso». En su opinión, «la corrección natural de las rentas que ya comenzó en los últimos meses de 2019 ha desembocado en ajustes importantes debido a los efectos de la crisis sanitaria». En este sentido, «las abultadas mensualidades que arrojaban las capitales de primera línea se desinflaron suavemente al tocar techo, pero la irrupción de la pandemia aceleró los recortes». A su juicio, además, uno de los factores que llevaron al enfriamiento del alquiler en las zonas más tensionadas fue el trasvase de oferta desde el alquiler turístico hacia el arrendamiento convencional. Otro de los fenómenos que han protagonizado el año ha sido el traslado de la demanda hacia las periferias: como consecuencia de la expansión del teletrabajo, los inquilinos no tienen que vivir cerca de sus oficinas.

Con vistas al corto plazo, Font cree que las dificultades financieras complicarán el pago de las rentas, por lo que «no se descarta un aumento de la morosidad». Aunque también considera que una parte de la demanda compradora retrasará su decisión de adquisición de vivienda, lo que estirará su permanencia en viviendas de alquiler hasta que el entorno sea más seguro.

Pero si bien en el mercado del alquiler ha habido subidas en el conjunto del ejercicio como promedio, en el último tramo del año sí hubo caídas a nivel general. Así, en diciembre el descenso frente a noviembre el alquiler bajó un 0,51%, mientras que frente a septiembre el retroceso fue de un 0,8%. En el segundo semestre del año, además, el alquiler ha bajado un 1%.