Habrá que madrugar más que nunca para encontrar sitio en las playas españolas, que este verano van a estar más concurridas que nunca. E. C.

Las vacaciones más caras de nuestra vida

Ataque al bolsillo ·

La inflación, una demanda disparada e incluso los algoritmos para optimizar precios encarecen un verano que va a romper récords. Pero el sector dice que los beneficios no serán para tirar cohetes

Sábado, 3 de junio 2023

La tormenta perfecta descargará este verano con toda su furia sobre el bolsillo de quienes se vayan de viaje. Porque a la elevada inflación que dispara los precios en la hostelería se suma el implacable efecto de la ley de la oferta y la demanda, ... que encarece el alojamiento y los billetes de avión. Por si fuese poco, la adopción de tecnologías como el 'big data' y la inteligencia artificial para determinar precios dinámicos resulta especialmente eficaz a la hora de extraer hasta el último euro que el viajero está dispuesto a pagar. La suma de estos factores arroja un resultado claro: van a ser las vacaciones más caras de la historia.

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El primer bofetón, y quizá el más sonoro, lo dan las aerolíneas al reservar un vuelo. Porque, según la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV), las tarifas han aumentado entre el 10% y el 20%. A pesar de ello, en los cuatro primeros meses del año el número de pasajeros se ha incrementado en un 2% con respecto a 2019, y la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) vaticina que esa tasa alcance el 2,5% en verano. «Vamos al 100% de ocupación casi siempre. Tenemos 'overbooking' e incluso los pilotos que viajamos en 'stand by' nos quedamos a veces en tierra», comenta un comandante de Vueling que pide mantenerse en el anonimato.

Aviación

Las aerolíneas aún no han alcanzado el volumen de vuelos previo al covid, aunque transportan más pasajeros

«Aunque aún no se operan tantos vuelos como antes de la pandemia, el número de pasajeros sube porque se están utilizando aviones más grandes», explica Javier Gándara, presidente de ALA, subrayando que las tarifas aún «son muy competitivas». Sobre todo si se tiene en cuenta que «el combustible todavía está en torno a un 40% más caro que antes de la pandemia y que se han pactado notables subidas salariales». En cualquier caso, la carestía depende del destino, y afecta sobre todo a los vuelos intercontinentales: si antes de la pandemia volar a Shanghái costaba en torno a 700 euros ida y vuelta, ahora la tarifa duplica esa cifra, algo que sucede con la mayoría de las ciudades del resto de Asia y de América.

El efecto champán

A pesar de todo, Gándara señala que esas tarifas «y el 'boom' que viven los destinos vacacionales» no compensarán este año las pérdidas provocadas por la covid. «Muchas líneas aéreas tuvieron que endeudarse para sobrevivir y solo alguna logrará recuperarse en 2023», analiza. Además, los viajes de negocios, la principal fuente de ingresos de estas empresas, se recuperan más lentamente y se están reconfigurando.

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+20% más caros

Las aerolíneas son las que más han encarecido los viajes, aunque se pueden encontrar gangas.

Pase lo que pase, la gente no se va a quedar en tierra. «Acabo de salir de Correos y había cola para pedir el voto por correo. La gente viaja como nunca a pesar de los precios. Este verano vamos a romper récords, porque hay más reservas que en 2019», señala Ramón Estalella, secretario general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT). El porqué de la aparente contradicción entre una inflación elevada y una actividad turística desenfrenada la explica con dos razones: «Por un lado, durante la pandemia se ahorró más que nunca; por otro lado, ahora se prioriza el viaje sobre otros consumos».

Hoteles

El endeudamiento antes y durante la pandemia se va a comer los beneficios, que dejarán márgenes elevados

José Manuel Lastra, vicepresidente primero de la Confederacion Española De Agencias De Viajes (CEAV), es de la misma opinión. «La demanda ha estado tan constreñida en los últimos años que ahora no tiene en cuenta el factor precio. Es lo que llamamos efecto champán», corrobora. Es un fenómeno que primero reactivó el turismo nacional y que ahora se siente también en el internacional. «Hay más cruceros marítimos y fluviales, se ha abierto Asia y muchos viajan a Tailandia o Vietnam, Estados Unidos sigue teniendo tirón a pesar de que la inflación es superior a la de España, y, entre los destinos menos habituales, Albania pega fuerte», enumera, subrayando que, en cualquier caso, el sol y playa continuará siendo el rey absoluto del turismo estival.

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140 euros la noche

No obstante, Estalella asegura que la inflación no es la que tira de los precios en los hoteles. «Es la demanda», sentencia. El número de pernoctaciones en abril aumentó un 11% y empujó el precio medio de los alojamientos hasta 104,89 euros por noche, solo cinco euros menos que en agosto de 2019. Las previsiones apuntan a que en los meses estivales de este año se puede superar una media de 140 euros. «Los hoteleros no fijan los precios, lo hace el mercado. Da igual que los costes hayan subido un 17% en el último año, porque si nadie está dispuesto a pagarlos no se pueden trasladar al cliente. Ahora son algoritmos los que analizan el mercado y optimizan los precios», explica Estalella. Y lo mismo sucede con los billetes de avión. «Cada pasajero paga un precio diferente», recalca Gándara.

Es evidente que los márgenes de beneficio del sector hotelero están creciendo, ayudados por una caída en los precios de la energía, pero el responsable de CEHAT concuerda con su homólogo de ALA en que los beneficios no serán abultados. «Muchas empresas se tuvieron que endeudar durante la pandemia para mantenerse a flote. Ahora, esos márgenes se destinarán a pagar las deudas», analiza, subrayando que los hoteles que más han invertido en tecnología y ahorro energético son los que mejor preparados están para darle un buen bocado al jugoso pastel que se presenta en verano.

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España gana competitividad

La inflación, sin embargo, sí que se ha trasladado directamente a la hostelería. Así que la visita al chiringuito deparará algún susto que otro. Sobre todo porque tanto los alimentos como los alquileres y la mano de obra suponen una parte muy relevante de los costes del sector y todos están por las nubes. El sobrecoste de la electricidad y del gas se está suavizando, pero hay materias primas como los aceites que se han disparado un 50%. Y, como muchos trabajadores se fueron a otros sectores durante la pandemia, los sueldos en hostelería son los que más han subido: concretamente, un 12,6% en 2022.

Hostelería

El trasvase de empleados a otros sectores por la covid ha obligado a la mayor subida de sueldos del año

«A pesar de eso, hemos logrado minimizar las subidas de precio», afirma Emilio Gallego, secretario general de Hostelería de España. Y, precisamente, eso ha logrado que España gane competitividad frente a los países del entorno, donde la inflación ha sido más acusada. «Nosotros somos exportadores netos de alimentos y tenemos un porcentaje elevado de renovables, mientras que Reino Unido depende de las importaciones de comida y Alemania sufre la crisis energética de forma mucho más acusada», analiza Gallego. «Además, en nuestro país no hay aún una saturación en el sector hostelero –existen 180.000 bares y 280.000 establecimientos que emplean a 1,8 millones de trabajadores–, por lo que somos el país más competitivo del mundo y un destino cada vez más atractivo», sentencia.

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La previsión tiene premio

Por todo ello, el responsable de la asociación de hostelería tiene claro que este año «se van a registrar los mejores datos de la historia» y resta importancia a la caída del poder adquisitivo de los españoles: «Los sueldos suben y las pensiones se han revalorizado un 8%. La gente quiere gastar en experiencias, en relajarse y divertirse. Hay un cambio sociológico y la gente es más hedonista y tiene más tiempo libre para disfrutarlo», zanja.

+10% de incremento

Suben los paquetes turísticos, que han absorbido parte del impacto a costa de los márgenes.

La gran incógnita es si este 'turismo de venganza' se mantendrá a lo largo de los próximos años y si los precios acabarán bajando. Todos los expertos consultados tienen esperanza en que lo primero suceda, pero son escépticos en cuanto a lo segundo. «Lo que se ha hecho es recuperar la senda al alza que la pandemia truncó. Puede que los crecimientos se moderen, pero la cultura viajera se ha asentado en nuestro país y no tiene vuelta atrás», comenta Lastra, que sí ve cierto margen para que los billetes de avión bajen un poco de precio cuando las aerolíneas recuperen el equilibrio.

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«Lo que sí ha vuelto para quedarse es la reserva anticipada como fórmula para encontrar mejores precios», sentencia. Y todos concuerdan. «Aunque todavía se demanda más flexibilidad, la incertidumbre baja y, aunque las elecciones en julio nos preocupan, cada vez se reservan más vacaciones con antelación», concurre Estalella. La previsión tiene premio, pero no hay forma de evitar que en el chiringuito cobren las consumiciones como un restaurante con estrella Michelin. Y si una caña a 6 euros puede parecer cara, hay que recordar que para un británico es una auténtica ganga.

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