España recupera los 19 millones de afiliados pero 750.000 están en ERTE

Con este nuevo repunte, se han recuperado ya seis de cada diez empleos destruidos en los momentos más duros de la pandemia. En concreto, de los casi 950.000 afiliados que se perdieron entre el 12 de marzo y finales de abril, se han ganado 578.090. Se consigue así suavizar ligeramente la caída interanual del empleo hasta el -1,8%. Esto supone que en el último año el sistema ha perdido más de 350.000 trabajadores.

Pero este buen comportamiento del empleo en plena pandemia y además en un mes que tradicionalmente destruye puestos queda eclipsado por un repunte de los trabajadores en ERTE. Y es que de esos 19 millones de ocupados, cerca de 750.000 están con el empleo suspendido o una reducción de jornada, lo que significa que aún hay más de 1,1 millones de trabajadores afectados por esta crisis, de los cuales cerca de 370.000 se han ido al paro. Es decir, el ajuste del empleo se está haciendo mayoritariamente a través de los ERTE.

Así, aunque los rebrotes de la pandemia no han impactado en la creación de empleo, sí han frenado la senda de reducción que se venía registrando en el número de trabajadores en ERTE desde el máximo alcanzado en abril. Las restricciones provocadas por esta segunda ola –más o menos fuertes dependiendo de la comunidad autónoma– han provocado que haya casi 150.000 afectados más por un expediente temporal de empleo. Si la cifra se redujo por debajo de los 600.000 el mes pasado –según los datos a 31 de octubre publicados entonces–, a 30 de noviembre había 746.900.

Desde el Ministerio, no obstante, cifran solo en 18.487 los nuevos trabajadores en ERTE en noviembre, ya que –según precisaron a este periódico– han realizado un ajuste con posterioridad porque a veces las bajas y las altas llegan con retraso. En la nueva estadística remitida se contabilizan 728.680 trabajadores afectados a 31 de octubre tras realizar una revisión, casi 130.000 más de los que dijeron entonces. Además, desde el departamento liderado por José Luis Escrivá minimizan este ascenso y destacan que a lo largo de las últimas semanas el número de personas protegidas por ERTE se ha mantenido estable en torno a los 700.000 trabajadores, ya que lo que se ha producido es un trasvase de los ERTE anteriores a esta nueva prórroga a los nuevos esquemas.

Más de la mitad de los actuales ERTE son nuevos. En concreto, hay 326.296 trabajadores que mantienen el ERTE del verano, lo que supone 379.954 menos que a final de septiembre, mientras que el número de personas incluidas en los nuevos esquemas, con exoneraciones especiales para sectores ultraprotegidos y cobertura para aquellas empresas afectadas por las restricciones administrativas, se ha situado en 420.604 trabajadores (un 56% del total). Estos se distribuyen entre 218.380 personas en sectores ultraprotegidos (de los que 167.917 corresponden al listado de CNAE acordado con los agentes sociales en septiembre y 50.463 a empresas de su cadena de valor), 79.232 en ERTE de impedimento y 117.064 en ERTE de limitación.

La mayor parte de los nuevos expedientes se concentran en los sectores más afectados por la crisis; de hecho, el 60% de los trabajadores acogidos a las nuevas modalidades pertenecen al sector servicios de comidas y bebidas o servicios de alojamiento y la hostelería, que solo en este mes ha destruido más de 77.000 empleos y mantiene a cerca de 334.500 afiliados en ERTE.

Otra nota negativa del mercado laboral es que esta creación de empleo que se ha registrado en noviembre no ha sido suficiente para absorber a toda la población que está buscando trabajo. El número de parados volvió a crecer el mes pasado con 25.369 personas más, el mayor repunte desde 2012. El número total de desempleados se eleva ya hasta los 3.851.312. Este aumento, sin embargo, es algo menor a la media registrada en los meses de noviembre de toda la serie histórica (34.000 parados más), según destaca el Ministerio de Trabajo, que estima que 2020 se cierre con una tasa de paro inferior al 16%, ligeramente menor que las previsiones realizadas.

La pandemia deja todavía casi 5,5 millones de personas que quieren trabajar y no pueden hacerlo (parados, afectados por ERTE, autónomos en cese de actividad, etc.), lo que supone casi una cuarta parte de la población activa.