El Gobierno se contradice en su postura sobre la derogación de la reforma laboral

Quizá debido a esto la postura de Díaz se ha suavizado en estos últimos días y ha pasado del discurso de derogar toda la reforma laboral de 2012 a se hará «en dos fases» y tratando de buscar un consenso dentro del diálogo social, algo que se antoja cuando menos difícil por la oposición mostrada por la CEOE. «Todas las legislaciones que abordemos van a ser con diálogo social», garantizó este lunes en una entrevista en televisión. Es más, incluso la diputada gallega admitió durante la misma que «técnicamente no podemos hacer una ley en la que se derogue completamente la contrarreforma», siguiendo la línea de su homóloga en Hacienda, María Jesús Montero, quien también dijo recientemente que «nunca se puede derogar una reforma laboral en su totalidad», pese a que en el acuerdo pactado entre PSOE y Podemos lo llevan y así lo defendieron ambas formaciones durante la campaña electoral. «Hay aspectos que vamos a derogar técnica y políticamente y otros sobre los que vamos a legislar adecuándolos a los tiempos actuales», precisó Díaz este lunes.

En esta misma línea de moderación, la titular de Trabajo no quiso desvelar su posición «por prudencia» sobre si hay que volver al despido improcedente de 45 días por año trabajado (la norma de 2012 lo rebajó a 33 días) y que se negociará en el marco del diálogo social. Pero sí reconoció que eso «no es un no» y que lo que realmente hay que analizar son las causas por las que se puede despedir. En cualquier caso, negó que España tenga las indemnizaciones por despido «más severas».

Sus palabras chocan con las pronunciadas este pasado fin de semana por su compañero de partido, el diputado podemita Rafael Mayoral, quien proclamó que de la reforma laboral del Gobierno de Mariano Rajoy «no van a quedar ni los palos del sombrajo». Aunque, eso sí, pronosticó que «esto va a ser una batalla política que se va a dar en nuestro país» en la que, para salir victoriosos, la ciudadanía y los sindicatos van a tener que «empujar», porque habrá sectores que «van a intentar impedir que haya una recuperación de derechos».

A este respecto, Calviño, mucho más comedida, defendió que «reformas de gran calado» como la laboral deben contar «con un gran consenso social y político». Así, apuntó que existe un «amplio acuerdo» sobre los aspectos a resolver «rápidamente» en materia laboral, entre los que citó únicamente la posibilidad de despido por bajas médicas. En cambio, hay otras cuestiones a «más largo plazo», que deben tratarse dentro del diálogo social y que «requieren de un trabajo más sosegado con expertos» para llevarse a debate de cara a la constitución del nuevo Estatuto de los Trabajadores, entre las que nombró los cambios tecnológicos, la robotización o las nuevas formas de trabajo. «Las distintas cuestiones deben ser tratadas con el grado de urgencia y atención que requieren e iremos viendo la articulación de esos procesos», sentenció.

En este sentido, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reunirá el próximo jueves en La Moncloa con los sindicatos y patronales para firmar el acuerdo de subida a 950 euros del salario mínimo e iniciar formalmente el diálogo social, en un encuentro en el que seguro la reforma laboral tendrá protagonismo.