El Gobierno finalmente permitirá las prácticas extracurriculares sine die

Esta nueva versión del texto supone una enmienda total al planteamiento inicial que mantenía el Gobierno a este tipo de prácticas, las más habituales y por las que se cuelan muchos falsos becarios -según denuncian los sindicatos-, por lo que su objetivo era suprimirlas y había fijado en un primer momento un plazo de un año para su desaparición, que amplió a tres años en el último borrador que puso encima de la mesa a principios de año. Ahora lo único a lo que se compromete es a realizar una revisión de estas prácticas dentro de dos o tres años para evaluar cómo funcionan estos cambios y ver si se está consiguiendo el objetivo de eliminar el fraude.

De esta forma, Díaz permitirá ahora mantener todas las prácticas universitarias pero bajo dos exigencias: tendrán que estar vinculadas a los estudios académicos que estén cursando (actualmente no existe este requisito y pueden trabajar en cualquier empresa) y las acota a una duración máxima: que no superen el 15% por curso académico del tiempo del total de créditos de la titulación en cuestión y un máximo de 480 horas por curso, según el texto al que ha accedido este periódico.

Este nuevo giro en la negociación ha enfadado a los sindicatos, que, pese a que dicen que aún es pronto para hacer valoraciones, sí desde UGT deslizaron a este periódico que «no acotan» estas prácticas como dicen ni están vinculadas a un plan de estudios como ellos defienden. «¿Trabajar un tercio de la jornada anual es acotar? ¿Eso son prácticas?», denunciaron.

Así, parece complicado que se alcance un nuevo acuerdo por el momento, al menos en la reunión que se celebrará el próximo martes, 7 de marzo, en lo que parece una negociación que no termina de ver la luz, puesto que querían tenerla lista antes de final de año pasado y sigue aún bastante verde.