Garamendi culpa al Gobierno del fracaso del pacto de rentas

La posibilidad de alcanzar ese pacto de rentas que Sánchez anunció hace casi un año saltó por los aires con la subida del salario mínimo un 8% pactada con los sindicatos y con el rechazo de los empresarios. Además, se han sumado otras decisiones sin consensuar como la batería de medidas para aliviar la crisis de los precios, la revalorización de las pensiones o el incremento del salario de los funcionarios.

Además, el líder de los empresarios advirtió que para poner en marcha un pacto de rentas hay que contar «con alguien más que con los agentes sociales», pues «lo lógico» es que dicho pacto dure cuatro o cinco años y no «ocho, nueve o diez meses». Y, precisamente por eso, insistió en su idea de que debería haberse sentado también en la mesa de negociación «al menos» al principal partido de la oposición o a los partidos «llamados a gobernar» el país.

Estas palabras llegaron un día después de que la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, volviera a defender en el Senado que alcanzar un pacto de rentas sería «favorable» y «muy positivo» para los trabajadores, ya que permitiría tener una perspectiva plurianual.

«Nadie más que yo desea que haya un pacto de rentas. Desde el Gobierno hemos hecho todo lo posible para que se produjera, aportando alivio a las familias a través de medidas de protección social como la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) o la revalorización de las pensiones», recalcó Calviño.