2023 consiguió desafiar a todos los pronósticos y malos augurios y se ha convertido en un gran año para el empleo, que demuestra su fortaleza y resiliencia en un contexto de guerras, incertidumbre mundial y desaceleración económica. Pese a sufrir una ligera destrucción en la ... recta final de año, España creó un total de 783.000 empleos, una cifra puede decirse que histórica, que prácticamente triplica a la de 2022 y que solo es superada por dos ejercicios que no son comparables: 2021, cuando se generaron 840.000 puestos debido a la debacle de la pandemia, y 2005, cuando se regularizaron de forma extraordinaria 700.000 inmigrantes.
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Se convierte así en el mejor año para el mercado laboral español, que mantuvo un ritmo de aceleración vigoroso del 3,8% que no se corresponde con el avance de la actividad. De esta manera, la ocupación se sitúa en niveles históricos, ya que, pese a sufrir un pequeño retroceso al perderse 19.000 puestos en el cuarto trimestre, se mantiene por encima de la barrera de los 21,2 millones de trabajadores, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) publicados este viernes por el INE.
El paro se ha reducido, pero en mucha menor proporción: en 193.400 hasta los 2,83 millones. Duplica con creces el recorte de un año atrás, aunque en este caso esta cifra es superada con creces durante el periodo 2014-2018, años de recuperación económica tras la Gran Recesión. Se evidencia así que el desempleo es el gran talón de Aquiles de España, un problema endémico, ya que, pese a la fuerte explosión del empleo durante el año pasado, el paro se ha reducido una cuarta parte y parece haber tocado suelo. En los últimos tres trimestres su tasa se mantiene prácticamente estancada y termina 2023 en un nivel del 11,7%, a la cabeza de Europa, el doble que la media comunitaria y poco más de un punto menos que un año atrás. Además, cuatro de cada diez desempleados, más de un millón, son de larga duración.
España se mantiene, por tanto, muy lejos del objetivo del pleno empleo, compromiso que se ha marcado el Gobierno para esta legislatura y que tendrá complicado cumplir.
La clave de que el paro disminuya en mucha menor medida que el fuerte incremento del empleo está en el fuerte aumento que ha experimentado la población activa española, que ha crecido en casi 600.000 personas durante el pasado año, lo que, según recalca el Ministerio de Economía, «pone de manifiesto la confianza de los trabajadores en el dinamismo del mercado laboral». Este es un hecho que no es habitual, puesto que en los momentos de desaceleración económica como el actual no se suele dar un incremento del colectivo en edad de trabajar y dispuesto a hacerlo.
La mayor parte del empleo creado en 2023 fue por el sector privado, que sumó 715.900 nuevos ocupados, más del 91% del total. Sin embargo, cabe destacar que en este sector es donde se concentró totalmente la destrucción del último trimestre: las empresas suprimieron 77.600 puestos, mientras que la Administración pública sumó 58.600 ocupados más y volvió a marcar un nuevo récord al rozar los 3,6 millones de trabajadores públicos.
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La CEOE mostró este viernes en un comunicado su preocupación por estos datos y advirtió que el escenario de incertidumbre, la caída de la cifra de negocios, el deterioro de los niveles de confianza y el aumento de costes empresariales comienza a tener un «impacto negativo» en la contratación de las empresas.
De igual manera, el final de año fue muy malo para los ocupados a tiempo completo, que se redujeron en más de 211.000, mientras que el empleo parcial aumentó en más de 192.000 marcado por la campaña navideña, propicia para este tipo de empleo. No obstante, en el conjunto del año el grueso del crecimiento del empleo ha sido a tiempo completo, con casi 700.000 trabajadores más.
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Asimismo, todo el empleo generado en 2023 fue indefinido, que se volvió a disparar en el segundo año de aplicación de la reforma laboral en más de 800.000 personas. Toca un nuevo techo al superar por primera vez los 15 millones, aunque cabe recordar que aquí se incluyen los más de 630.000 fijos discontinuos, aunque puede ser que no tengan trabajo en estos momentos. Por el contrario, los trabajadores temporales bajan por primera vez de los tres millones tras reducirse en 140.300. La tasa de temporalidad cae al 16,5%, mínimo histórico, aunque solo por efecto del sector privado, puesto que la Administración no consigue bajar su eventualidad y duplica esta cifra (29,6%).
Otros datos llamativos que deja esta EPA son que el número de mujeres trabajadoras marca un nuevo récord y roza ya los diez millones; los extranjeros siguen copando la mayor parte de los nuevos puestos: el 60%, si se incluyen aquí a los de doble nacionalidad; y la industria, el sector más productivo y estable, tuvo un papel mínimo ya que apenas se crearon aquí 28.000 puestos, un 3,5% del total, mientras que servicios fue el verdadero motor y generó el 80% del total.
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