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El Ministerio de Economía, que hasta ahora había permanecido en un discreto silencio, irrumpió este jueves en el terreno de juego para negociar la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas precisamente en un momento de máxima tensión, apenas unas horas después de ... que los empresarios gritaran un «Basta ya» a las injerencias del Gobierno con la lectura de un manifiesto por la libertad de las empresas.
Y lo hace para situarse en una banda más cercana a la patronal, mostrando su predisposición a ceder en dos de las reivindicaciones que habían pedido en la mesa del diálogo social, aunque fuera verbalmente: ampliar el plazo de aplicación y dar una mayor flexibilidad a las empresas en la distribución de las jornadas y poder hacer más horas –aunque sean complementarias y no extras– para adaptarse al nuevo recorte horario, algo que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, había rechazado y no recogió en la propuesta que puso encima de la mesa.
Así, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, abogó este jueves, en una entrevista a Onda Cero, por «encontrar un punto de equilibrio» entre las partes y darse «el tiempo necesario» para alcanzar un acuerdo final, unas palabras que encuentran eco en el sentir del ala socialista del Gobierno, partidaria de alargar la negociación si con eso se consigue atraer a los empresarios. Se desmarcan así del ultimátum dado por Trabajo hace poco más de una semana a los empresarios para que presentaran una propuesta escrita o, de lo contrario, daban por cerrado el diálogo con ellos. Un ultimátum que la propia Díaz dio carpetazo al anunciar que intentarán un nuevo acercamiento con la patronal y elaborarán otra propuesta 'ad hoc' para ellos, quizá obligada por la otra parte del Ejecutivo y ante la falta de apoyos parlamentarios claros para llevar adelante esta medida.
«Existe margen y flexibilidad para llegar a ese acuerdo», defendió Cuerpo, quien reconoció que hay sectores que se van a ver más afectados por esta medida y también las pymes, ya que «tienen menos capacidad de ajustar personal y horas». Por ello, no solo pidió que todas estas circunstancias se tengan en cuenta, sino que prometió que «se van a tener en cuenta».
Cuerpo dio un paso más y se atrevió a sugerir algunas de las medidas que podrían llevarse e lunes a la mesa para hacer más llevadero a las empresas esta reducción de horas: flexibilizar los plazos para ponerla en marcha y «aumentar las bolsas de horas» en algunos sectores, como por ejemplo el comercio y la hostelería. Esto permitiría a las empresas contrarrestar el recorte de 2,5 horas semanales con jornadas más irregulares, manteniendo los mismos horarios pero creando una bolsa de horas para librar en los momentos de menor demanda.
En esta misma línea, el número dos de Díaz, Joaquín Pérez Rey, más moderado que el pasado lunes, se mostró este jueves dispuestos a escuchar de nuevo a la CEOE y abierto a «tener un tratamiento distinto» en ciertos sectores, al tiempo que recalcó que aunque se reduzca la jornada en términos anuales, puede haber una «capacidad enorme de distribuir la jornada».
Lo que sí se niega Trabajo por el momento es a aumentar el número máximo de horas extras al año que pueden hacer los trabajadores, otra de las demandas de la patronal.
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