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El Partido Nacionalista Vasco (PNV) ha desconcertado a los agentes sociales después de anunciar su inesperado apoyo a la reducción de la jornada laboral hasta las 37,5 horas, para después rectificar su posición ante el revuelo generado, sobre todo en la patronal, alegando un ... malentendido. El partido presidido por Andoni Ortuzar mantiene la incertidumbre sobre el sentido de su voto, aunque llegó a tardar casi 12 horas en rectificar.
A primera hora de la mañana, Ortuzar aseguraba en TVE que iban a apoyar la norma. «Sí, en principio sí», contestó a una pregutna. A partir de ahí se desencadenó un reguero de adhesiones e interpretaciones habida cuenta de que los cinco votos de los diputados del PNV en el Congreso son esenciales, junto con los de Junts, para sacar adelante esta reforma que aún están negociando sindicatos y patronal. De hecho, los independentistas catalanes indicaron que no se sentían concernidos por la postura de los vascos antes de conocer la rectificación final del PNV.
Lo hacía también para sorpresa de la patronal, que sigue inmersa en las conversaciones con la misma postura que mantenía hasta ahora en unas negociaciones hasta ahora infructuosas: «Seguimos en contra de la reduccion de jornada por la vía legal en lugar de llevarlo a la negociación colectiva», caso por caso y empresa por empresa.
Es la postura que mantienen los empresarios tras el runrún en torno a las posiciones de los partidos de uno y otro signo:«No entramos en política». E insisten en que «la respuesta la tiene Trabajo» porque en el ámbito del diálogo social «seguimos sin novedad de momento».
Ortuzar claraba que las 37,5 horas ya están generalizadas en el País Vasco: «La mayor parte del entramado laboral vasco ya tiene esa jornada por convenios colectivos: en la industria, en los servicios públicos y parapúblicos». Prefiere que se fije «por acuerdos laborales y sociales» antes que «regularlo por ley».
El calendario tiene marcado el próximo martes 29 de octubre como fecha en rojo. Será ese día cuando sindicatos, patronal y Trabajo volverán a sentarse en la mesa de negociación para aclarar qué ocurrirá, por ejemplo, con las bonificaciones planteadas por el Gobierno para que las pymes puedan contratar más empleados si tienen que cubrir horas que se queden desiertas con la reducción de la jornada;el ritmo de aplicación de la medida, en todos los sectores o por colectivos;así como el registro horario y otras medidas incluidas en esta negociación, que lleva extendiéndose un año. Y no queda mucho más margen para que pase por Moncloa antes de fin de año.
Lo que sí resulta más claro es que la medida entra en su fase final de negociación, como viene repitiendo la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, desde hace varios días. El martes pasado dejaba claro a la CEOE que o apoya la reducción de jornada o manda esta reforma al Congreso para su aprobación aunque no cuente con el aval de los empresarios. «Los trabajos de la mesa de diálogo social, con la salida para el Congreso, ya están en este momento, en el carril de salida. Si hay acuerdo, estoy dispuesta a seguir trabajando en lo que sea menester, como hacemos siempre, pero está en trámite de salida hacia el Congreso», ha subrayado.
Díaz recordaba a la patronal que si no llegan a un acuerdo para la reducción de la jornada laboral serán los responsables de que las empresas salgan «perjudicadas» por su postura para referirse a la bonificación para que las pymes contraten en caso de que lo necesiten para cubrir huecos por la nueva jornada.
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