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José Antonio Bravo
Viernes, 10 de junio 2016, 21:16
El primer día de huelga en Renfe de los cuatro convocados por el sindicato mayoritario de maquinistas (Semaf), coincidiendo además con el inicio de la campaña electoral de cara al 26-J, se ha saldado este viernes con retrasos en bastantes estaciones y largas colas ... de viajeros esperando coger un tren, a diferencia de paros precedentes. Los mayores problemas se dieron en Madrid y la Comunidad Valenciana por el incumplimiento parcial de los servicios mínimos fijados por el Gobierno.
Las horas punta de la mañana y la tarde fueron los períodos que concentraron mayores dificultades, como mostraron las imágenes recogidas tanto por los medios de comunicación como por los propios usuarios. En vista de las circunstancias, la operadora ferroviaria pública tuvo que admitir la existencia de «algunos problemas» y anunció la suspensión de un 10% de los trenes previstos para la jornada (en concreto, 50 de un total de 500).
La culpa, según la dirección de Renfe, la tuvieron los huelguistas por no respetar los servicios mínimos. El Ministerio de Fomento había garantizado la circulación del 72% de los trenes habituales en alta velocidad (AVE) y larga distancia, el 65% en media distancia (regionales) y hasta el 75% en cercanía en las horas punta del día.
Esos parámetros se respetaron en general, salvo en Madrid y la Comunidad Valenciana, donde se dejaron de prestar el 10% y el 25% de los servicios, respectivamente. A esos problemas se unió una avería por la caída de una catenaria en Cataluña, que dejó sin actividad varias horas dos líneas en las cercanías de Tarragona.
Guerra de cifras
Más allá de la guerra de cifras sobre el seguimiento de los paros este domingo habrá otra jornada de huelga, que se completará con dos más el martes y jueves próximos, de solo un 9,5% según Renfe y hasta un 80% para Semaf, los maquinistas acusan a la empresa de incumplir su último plan de empleo. Además, le reprochan que quiera prolongar con carácter indefinido las contrataciones temporales y alargar los plazos para el ascenso de categorías profesionales.
Desde el sindicato de maquinistas y ayudantes ferroviarios (que representa al 90% de este colectivo) se quejan de los «reiterados y manifiestos incumplimientos» por parte de la empresa en materia de empleo y sostenibilidad. Los acuerdos firmados meses atrás contemplaban la salida ordenada de hasta 775 empleados, entre despidos convenidos y prejubilaciones, de los cuales la mitad serían maquinistas. A cambio, dicen, la compañía se comprometía a promocionar nuevos ingresos en sus diferentes ramas.
En abril hubo varias conversaciones entre empresa y sindicatos, de las que salió un principio de acuerdo con UGT y CC OO sobre el nuevo convenio colectivo, pero desde Semaf se negaron a firmarlo por «falta de garantías» sobre su desarrollo. La situación no ha mejorado en las últimas semanas y por eso los maquinistas, que acusan a Renfe de «tener nula voluntad de aplicar lo ya pactado, han vuelto a recurrir a la temida baza de las huelgas aunque esta vez sin apoyo del resto de centrales que en el pasado sí convocaron paros en Renfe por cuestiones similares.
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