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Lucas Irigoyen
Miércoles, 24 de julio 2024, 13:58
Talgo ha dado un paso más y ha planteado sin ambages al Gobierno de España que, si sigue bloqueando la operación de adquisición presentada por Magyar Vagon, la compañía de origen vasco podría verse seriamente comprometida. Lo ha hecho mediante una carta a la Junta ... de Inversiones Exteriores (Jinvex), un organismo que depende del Ministerio de Economía y que debe autorizar la operación en la medida en que supone una inyección de capital internacional en una compañía española.
La información sobre la misiva ha sido publicada por El Confidencial y EL CORREO ha confirmado el envío de la carta este mismo lunes que eleva la temperatura de una operación que se acerca a las fechas clave. Y es que la situación de Talgo se agrava por una cartera de pedidos que supera los 4.200 millones de euros y que ahoga la capacidad de fabricación de la empresa acumulando retrasos en varias entregas, también por la afección a los suministros del covid.
La posición abiertamente hostil del Gobierno hacia la opa amistosa de Magyar Vagon ha despertado también las alarmas en Talgo sobre posibles dilaciones deliberadas del órgano técnico del Ministerio de Economía. Y es que el Jinvex debe emitir un informe para mediados de agosto que fundamente un pronunciamiento del Consejo de Ministros. El texto debe argumentar razones exclusivamente técnicas sobre la competencia, proyecto industrial y cuestiones de seguridad nacional.
La empresa presidida por Carlos de Palacio y Oriol defiende en la carta la importancia de la operación para permitir a Talgo la construcción de los pedidos y poder acudir con garantías a nuevas licitaciones. Y es que retrasos en las entregas pueden acarrear sanciones, como las interpuestas por Renfe por los retrasos en los trenes Avril, o que los clientes pidan la ejecución de los avales con que los bancos respaldan a Talgo en los contratos. En menos de un año debe comenzar la entrega a Deutsche Bahn -la renfe alemana- del pedido más importante de la historia de Talgo, más de 55 trenes por más de 1.000 millones de euros.
El principal accionista de Talgo -el fondo británico Trilantic- lleva queriendo vender sus acciones varios años, una situación en la que no se han podido afrontar inversiones para levantar nuevas plantas de fabricación. De ahí viene el acuerdo con Magyar Vagon para desarrollar una opa 'amistosa' por 617 millones, avalada por el consejo de administración, y que abriría las puertas de la decena de fábricas que tiene el consorcio húngaro.
El Gobierno de España no ve con buenos ojos al grupo Magyar. El fuerte respaldo que recibe del Ejecutivo de Viktor Orbán despierta recelos en Moncloa, que busca bloquear la opa formalmente registrada el pasado marzo construyendo una alternativa con la checa Skoda. El fabricante, que no forma parte de la conocida marca de automoción, ha sido la única opción que el Ejecutivo ha encontrado en el sector, pero no cuenta con capacidad de financiar una opa alternativa, aunque trate de acordar el apoyo de CriteriaCaixa.
Por ello presentó una propuesta de «integración de negocios» hace dos semanas sin detallar precio de pago, ni plan industrial. La inusual actuación de Skoda en un proceso tan regulado como una opa provocó la semana pasada un terremoto en los mercados que no ha parado todavía. Trilantic, el principal accionista de Talgo, advirtió de que no analizaría ningún planteamiento que no sea una oferta sobre el 100% de las acciones de la empresa.
Después, Magyar Vagon envió una carta al regulador, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, pidiendo amparo para garantizar el procedimiento de la opa. Los húngaros sospechan que el movimiento de Skoda podría contravenir la ley de opas, manipular el mercado y provocar un perjuicio a los accionistas.
Y el último capítulo ha sido la carta de Talgo enviada este lunes al Jinvex para dejar evidencia escrita de la gravedad de la situación y de las consecuencias de una dilación del proceso. Si el bloque de la opa no tiene fundamentadas razones técnicas se abriría una guerra de recursos judiciales internacional. En primer lugar, Magyar Vagon podría reclamar, pero los accionistas de Talgo podrían también demandar al Gobierno por daños patrimoniales por bloquear una operación en la que iban a obtener 5 euros por acción.
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