Sánchez eleva la deuda pública 218 millones al día

El endeudamiento crece a golpe de crisis: Rajoy lo incrementó en 196 millones diarios y Zapatero en 107 millones de euros

Domingo, 9 de octubre 2022, 00:17

«Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de ... la esperanza y el invierno de la desesperación». Estas palabras de Charles Dickens en 'Historia de dos ciudades' deben resonar en la cabeza de Pedro Sánchez. Durante su mandato se han sucedido la pandemia del coronavirus, la guerra de Rusia-Ucrania y la consiguiente crisis energética. Y, sin embargo o precisamente por ello, ha tenido las manos libres para gastar como ningún otro gobernante anterior.

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Tras la experiencia de la crisis financiera y económica, esta vez la Unión Europea ha decidido afrontarla dejando a un lado la austeridad y no aplicar las reglas fiscales tan defendidas antes por Bruselas. Unas reglas ahora aparcadas y que a saber cuándo y cómo volverán. El resultado, empujado por la crisis, ha sido el crecimiento de la deuda pública hasta superar los 1,47 billones de euros. Pero la incertidumbre domina el horizonte, el acceso a los mercados financieros se encarece y se adivina un cambio en la política de compras del Banco Central Europeo (BCE), que acumula más de 450.000 millones de euros de deuda pública española.

En los cuatro años de gobierno de Pedro Sánchez, la deuda pública se ha elevado a un ritmo de 174 millones de euros al día, seis veces más que el incremento diario en los ocho años de gobierno de José María Aznar, pero un 7,7% menos que con Mariano Rajoy. No obstante, la gran diferencia se encuentra en el endeudamiento de la Seguridad Social, que Sánchez ha multiplicado por seis (en media diaria) hasta los 44 millones de euros al día. La explicación se encuentra en las ayudas concedidas durante la pandemia, con la aprobación del ingreso mínimo vital, las bonificaciones en las cotizaciones a la Seguridad Social para los autónomos o en los ERTE, que impactan directamente en las cuentas de la Seguridad Social, pero no hay que olvidar que ha subido las pensiones con el IPC este año (un 4,1%) y que las subirá un 8,5% en 2023. Un año electoral en el que el gasto se va a disparar. Sumando ambas magnitudes la deuda se dispara a un ritmo de 218 millones de deuda al día con Pedro Sánchez.

Con Aznar (mayo de 1996 hasta abril de 2004), la deuda pública de la administración central se incrementó en 84.346 millones de euros, lo que supone un aumento de 28,88 millones de euros diarios. Fueron años boyantes para la economía -que Aznar aprovechó para privatizar empresas públicas como Teléfonica, Endesa o Repsol- y la deuda del conjunto de las administraciones públicas (incluyendo comunidades autónomas y ayuntamientos) bajó del 60% del PIB al 47% gracias al crecimiento económico fundamentalmente. La deuda de la Seguridad Social subía durante sus mandatos en 2,53 millones al día. En conjunto, 31,33 millones diarios.

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José Luis Rodríguez Zapatero recibió una economía sin graves desequilibrios y en los primeros años incluso logró reducir la deuda pública en miles de millones de euros y bajarla al 36% del Producto Interior Bruto. Pero en su segundo mandato llegó disparada desde Estados Unidos la crisis de las hipotecas basura, la crisis financiera, el crash inmobiliario y la recesión. Zapatero destinó ingentes cantidades de dinero público a planes de choque (los famosos 50.000 millones de euros del plan 'E' y 100.000 millones disponibles para avales a la banca) y la deuda pública se desbocó.

Zapatero dejó el Ejecutivo con un endeudamiento de la administración central de 623.792 millones de euros, 292.765 millones superior al que había cuando llegó a la Moncloa, lo que representa una subida de 106,88 millones por cada día de su gobierno, casi cuatro veces más que su antecesor. Pero, con él, el endeudamiento de la Seguridad Social bajó en 1.282 millones. A su salida, la deuda pública total representaba ya el 69,9% del PIB.

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Mariano Rajoy llegó al poder con la crisis en marcha en lo que ha sido el periodo recesivo más largo de la democracia española (desde el segundo trimestre de 2011 hasta el tercer trimestre de 2013). Durante su mandato se nacionalizó BFA -la matriz de Bankia-, se hundieron las calificaciones de los bancos españoles y de las comunidades autónomas (Murcia y Cataluña acabaron en el nivel de 'bono basura'), la prima de riesgo española -también las de Grecia o Italia- alcanzó máximos históricos y las cajas de ahorro desaparecieron -excepto dos- tras su reestructuración.

Era la época en que cada mañana se esperaba que España fuera intervenida por las autoridades europeas y la tormenta financiera amenazaba con acabar con el euro hasta que Mario Draghi, recién llegado a la presidencia del Banco Central Europeo, dijo las palabras mágicas: «El BCE hará lo que sea necesario para preservar el euro». Mientras, el Estado español organizaba un fondo para financiar a las comunidades autónomas que no podían acudir a los mercados, otro para pagar a los proveedores…. Con este escenario, Rajoy aumentó la deuda pública de la administración central en 447.986 millones de euros durante los seis años y medio de su mandato, al mayor ritmo diario de los últimos cuatro presidentes del Gobierno central: 188,7 millones al día.

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La situación era tal que Rajoy tuvo que desmentirse a sí mismo y subir los impuestos, recortar el sueldo de los funcionarios y endurecer el sistema de pensiones. El vicesecretario económico del Partido Popular, Juan Bravo, justifica la necesidad de aquellas medidas: «Rajoy se encontró la recaudación caída en 70.000 millones de euros, con facturas impagadas en los cajones, tuvo que aflorar déficit hasta un total de 90.000 millones de euros cuando llegó a Moncloa. Y en un momento en que no había dinero en los mercados». En la etapa que gobernó Rajoy se incrementó el endeudamiento de la Seguridad Social en 17.719 millones de euros, casi 7,5 millones diarios. Si se suma al del Estado serían 196 millones diarios más de deuda.

Y llegó la moción de censura y Pedro Sánchez fue elegido presidente por el Congreso de los Diputados. Recibió una deuda de poco más de un billón de euros en la Administración Central, que ha incrementado en 254.223 millones de euros en estos cuatro años, y una Seguridad Social endeudada en 34.888 millones de euros, que ha subido hasta rozar los 100.000 millones.

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También detrás de ello hay una crisis: la provocada por la pandemia de covid-19. El confinamiento y las restricciones a la movilidad afectaron al crecimiento económico -que se hundió el 11,3% en la mayor contracción de la riqueza nacional desde la guerra civil-, y el funcionamiento de los estabilizadores automáticos (como el aumento del gasto en prestaciones por desempleo debido al mayor número de parados) y las medidas de ayuda incrementaron el gasto y el déficit público.

Javier Díaz-Giménez, profesor de Economía del IESE, señala que «cada Gobierno tiene que gestionar un entorno completamente distinto. Lo que explica el aumento de la deuda son las políticas del Gobierno pero también las circunstancias. Al Gobierno de Sánchez le ha caído la pandemia, que es una catástrofe que afecta a todo el mundo y la obligación del Gobierno es socorrer a la gente».

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A su vez, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, presume de la fortaleza de la recaudación: «Yo he cumplido con las previsiones de ingresos. Algo que no cumplía nunca el PP». Y asegura que cumplirán «los compromisos de estabilidad fiscal, al igual que hacemos con el Plan de Recuperación».

Deuda y crisis se retroalimentan, pero tal vez el proverbio tenga algo de razón: «Si te encuentras en un hoyo, deja de cavar».

España

El cuarto país de la UE más endeudado

Uno de los principales indicadores de la salud financiera de un país es la deuda pública. En comparación con otros países europeos, España está achacosa. Ocupa el cuarto peor puesto en la clasificación, con una deuda que representa el 117,7% del PIB en marzo de este año (bajó en junio al 116,1% fundamentalmente por efecto de la inflación) solo por detrás de Grecia (189,3%), Italia (152,6%) y Portugal (127%) y con el agravante de que los mercados exigen mayor rentabilidad a la deuda española que a la portuguesa.

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Alemania, el país que más marca las decisiones de Bruselas y del BCE, tiene una deuda del 68,2% del PIB, casi la mitad que la española, aunque ahora el Gobierno alemán ha aprobado un paquete de ayudas por 200.000 millones de euros -alrededor del 5% del PIB alemán- para paliar la crisis energética, que se financiarán exclusivamente con nueva deuda.

¿Por qué otros países tienen menos deuda? Porque ajustan mejor sus gastos respecto a sus ingresos. En algunos países el colchón vendrá por sus altos impuestos y en otros por el control de los gastos.

España disfruta en estos momentos de una alta recaudación impositiva, generada en parte por la elevada inflación. Por ejemplo, en el Impuesto sobre la Renta, la negativa del Gobierno a deflactar la tarifa del IRPF supone en la práctica una subida de impuestos porque pagas como si tu salario o tus ingresos tuvieran la misma capacidad adquisitiva que hace un año cuando han perdido más del 10% de capacidad de compra. En los primeros ocho meses de este año, la recaudación impositiva ha crecido en 26.900 millones de euros y más de la mitad se debe a los impuestos directos.

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En los primeros ocho meses de este año, la recaudación impositiva ha crecido en 26.900 millones de euros y más de la mitad se debe a los impuestos directos

Raymond Torres, director de coyuntura económica de Funcas, considera que el nivel actual de deuda pública «no es un problema si utilizamos el margen fiscal para corregir desequilibrios. Este año, el PIB crecerá más del 4% y el déficit podría ser del 4,5% del PIB, inferior al que se pensaba». La inflación también ayuda a reducir la carga de la deuda.

«En 2023, señala Torres, hay que tomar acciones ya a medio plazo, pero no forzar una reducción agresiva del déficit». Las previsiones apuntan a que a finales de este año y principios de 2023 Europa -y España- estarán en recesión, por lo que es difícil que se reactiven las reglas fiscales, lo probable es que se reformen para marcar una senda más gradual y menos exigente, explica el director de coyuntura de Funcas.

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Porque a la disciplina fiscal hay que volver, ya hemos visto la reacción negativa de los mercados ante la relajación fiscal de Reino Unido, que ha obligado a la primera ministra, Liz Truss, a dar marcha atrás en la bajada fiscal a las rentas altas. «Hay que tener cuidado con la guerra fiscal, que llevaría a un mayor déficit», alerta Torres. Y Javier Díaz-Giménez, profesor de Economía del IESE, concluye que «el próximo Gobierno tendrá que hacer el plan de consolidación fiscal. A Sánchez le ha salvado la invasión de Ucrania para no tener que hacer esa consolidación ahora».

Emisiones del Tesoro

Una vida más larga de la deuda

Las necesidades de financiación del Estado vienen marcadas por el déficit público que se genere cada año y por los vencimientos de los títulos de deuda (letras y bonos) que haya que cubrir. Si gasta más de lo que ingresa genera un déficit que tiene que cubrir con dinero que le presten a través de la venta de títulos de deuda (letras, bonos y obligaciones). A más déficit, más deuda.

Y esa deuda hay que pagarla en el futuro con los ingresos que obtiene el Estado con los impuestos. Por eso se dice que la deuda de hoy son los impuestos del futuro y, por eso, la deuda que se genera hoy será pagada por los contribuyentes del mañana, nuestros hijos o nietos. Es una herencia no solicitada.

En la actualidad, la vida media de la deuda pública española roza los ocho años porque junto a las Letras del Tesoro a 3 o 6 meses hay Obligaciones del Estado a 20, 30 e incluso 50 años. De hecho, el 19% del total de la deuda pública estatal está emitida a 20 y 50 años, el 13% a 15 años y el 39% a diez años.

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El Tesoro Público necesitará obtener 256.930 millones de euros el año que viene para cubrir la necesidad de financiación neta de 70.000 millones y los vencimientos de deuda

Entonces, ¿qué pasará en el futuro con esta herencia? El Banco de España prevé que se cierre este año con la deuda pública en el 113,3% del PIB, baje al 110,7% del PIB el año que viene y se sitúe en el 109,9% en 2024. A pesar de esta senda descendente seguiremos muy por encima del 60% que la Unión Europea fijó en su día como límite. Pero la crisis energética por la guerra de Rusia contra Ucrania ha sepultado esas reglas.

Por cada punto que suben los tipos de interés, se calcula que la carga de la deuda pública española aumenta en 2.500 millones de euros, por lo tanto, los tres puntos de subida que anticipa el Banco de España suponen un mayor coste en intereses de 7.500 millones de euros, la mitad de la subida de las pensiones. Pero también hay que contar con que la inflación disminuye la carga real de la deuda.

El proyecto de Presupuestos cifra en 256.930 millones de euros el dinero que necesitará el Tesoro Público para cubrir los vencimientos de deuda y una necesidad neta de financiación de 70.000 millones de euros, 5.000 menos que este año. Además, contará con préstamos reembolsables de la Unión Europea para financiar proyectos del Plan de Recuperación.

Habría que aumentar el crecimiento potencial de la economía española para reconducir la deuda hacia una senda decreciente. En eso serán decisivos los fondos europeos Next Generation si se gestionan bien. Son 140.000 millones que ningún Gobierno había recibido antes para que la productividad española dé un salto hacia el futuro, aunque por ahora la ejecución va más lenta de lo esperado.

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