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Quiero una casa
El problema de la vivienda

Quiero una casa

Este artículo corresponde a la nueva newsletter 'Claves económicas', donde se analizan los temas económicos de actualidad cada semana

Viernes, 24 de mayo 2024, 07:05

Soy una adicta. A los portales inmobiliarios. Hace muchos meses que mis dos hijos se plantean comprar una casa y no paramos de mirar anuncios de pisos. No sé cuántos hemos mirado. Cientos, miles. Cuando sale algo que entra en sus posibilidades nos lo mandamos por whatsapp, analizamos las fotos y las características: si ha pasado la ITE; cuánto se paga de comunidad; si tiene ascensor; en qué año se construyó; si las ventanas tienen las cortinas echadas desconfiamos -¿qué habrá detrás: una pared de ladrillo, un solar abandonado…?-. Cuando ya todos los astros se alinean para decidir que ese piso merece la pena, volvemos al anuncio para hacer la llamada y todas las esperanzas se hunden de nuevo: el piso ya ha sido dado de baja (a veces no dura ni 24 horas) o te dicen ya te llamaremos y nunca más se supo; o consigues quedar para ir a verlo y descubres lo mucho que cambia la realidad una buena fotografía.

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Nuestra búsqueda ha sido infructuosa hasta ahora. Ni mi hijo ni mi hija han encontrado su casa. Siguen viviendo de alquiler y lo que pagan sería ya equivalente a una cuota hipotecaria. Pero la vivienda asequible es un tesoro escondido. Al menos en las grandes ciudades. Los precios suben más que los salarios por lo que se convierte en una carrera en la que cada vez te quedas más rezagado. En los últimos diez años, el precio de las casas se ha incrementado más del 65%, según el índice que elaboran los registradores, mientras que el salario medio solo ha subido un 17,5% (datos de Adecco). Y los precios de los pisos suben cada vez más: en Madrid se han encarecido de media un 25,5% entre 2019 y 2023; en País Vasco han subido un 14%, en la Comunidad Valenciana, un 23,6% (datos de Tinsa). Y así podríamos seguir.

Pero las casas se venden. Y muchas. En 2022 hubo 650.000 compraventas y en 2023, 587.000. Pocas habrán sido para jóvenes. La edad de emancipación de los jóvenes en España es de 30,3 años, la más alta de los últimos veinte años. Eso hace que la tasa de emancipación juvenil sea de solo el 15,9%, la mitad de la media europea. Una sociedad donde muchos jóvenes han de seguir viviendo con sus padres a los 30 años es una sociedad con problemas, empezando por la baja tasa de natalidad y el envejecimiento de la población. ¿Y qué van a hacer si el alquiler absorbe el 83,7% del salario medio de un joven y la hipoteca, para los que pueden acceder a ella, el 60,7%?

Al menos ya no son solo los jóvenes que buscan casa (y sus padres) los que sitúan a la vivienda como un problema de primera magnitud en este país. Aunque tampoco echemos las campanas al vuelo, que no somos tantos. En la encuesta del CIS, solo el 12% la colocaba como uno de los principales problemas, ocho puntos más que hace unos años pero lejos de la mayoría.

El derecho a la vivienda está reconocido en la Constitución, pero hasta ahora no ha existido un ministerio dedicado en exclusiva a ello. Ni presupuesto. Entre 1996 y 2004, la partida en los Presupuestos del Estado para vivienda apenas rondaba los 600 millones de euros. En 2005 empezó a subir y alcanzó los 1.600 millones en 2009 -último Gobierno de Zapatero-. Volvió a bajar los años siguientes hasta quedarse en 500 millones. En 2023 superó los 3.400 millones de euros y este año rondará los 4.000 millones gracias a los fondos europeos que darán un impulso a la rehabilitación. ¿Suficiente? No para la joven generación actual.

Se necesitan 600.000 casas

Hay un problema de falta de oferta. Las viviendas que se inician apenas cubren la mitad de los hogares que se crean. España lleva una década construyendo menos viviendas de las que se necesitan. El año pasado se iniciaron 90.000 viviendas y se crearon 285.000 nuevos hogares; el año anterior hubo 110.000 visados de obra nueva y 210.000 hogares creados. Es una bola de nieve que crece año a año y que amenaza con sepultar a las generaciones jóvenes. El Banco de España lo ha calculado; se necesitan urgentemente 600.000 casas más para atender a los que se están quedando atrás.

Faltan casas y los precios no paran de subir. El auge de los pisos turísticos ha tensionado los alquileres y las compraventas. También hay mucha gente con mucho dinero (desafortunadamente no mis hijos) que compra a tocateja. Los materiales de construcción y la falta de mano de obra encarecen las nuevas viviendas. Rehabilitar casas viejas es una de las vías para aumentar la oferta. Pero hay mucho que hacer.

Nosotros no perdemos la esperanza. Seguimos con nuestras alertas en los portales, mirando las agencias inmobiliarias, asombrándonos con un poco de envidia cuando algún amigo logra la meta. Ya sabemos muchos trucos: que la gente acude con la señal de reserva del piso incluso antes de verlo, que el mes de diciembre es un periodo donde muchas empresas compran porque les sirve para ajustar el pago del impuesto de sociedades, que algunas agencias cobran comisión no solo al vendedor sino también al comprador. Hemos aprendido, en suma, que esto es una jungla.

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