Secciones
Servicios
Destacamos
El blanco es el color predominante en el despacho de Marisa Poncela (Palencia, 1960), secretaria de Estado de Comercio desde noviembre de 2016. Un color que otorga luminosidad a los siempre oscuros salones ministeriales y casa perfectamente con el momento dulce que atraviesa el sector ... exterior. Licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad de Zaragoza y perteneciente al Cuerpo de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado, Poncela es consciente de que la mayor aportación de las exportaciones al PIB es una consecuencia de la crisis y por eso tiene marcado como objetivo que esa internacionalización de las empresas no retroceda. En ese sentido, advierte del peligro del proteccionismo para la recuperación de la economía mundial.
El sector exterior español ha pasado de restar al PIB antes de la crisis a tener una aportación positiva. ¿Qué ha pasado?
Es de los pocos efectos beneficiosos de la crisis. Antes teníamos una demanda interna que aportaba mucho al avance del PIB, pero no tanto la demanda externa. Con la crisis la demanda interna tuvo un freno muy brusco y las empresas se vieron obligadas a salir fuera. Hemos pasado de que las exportaciones de bienes y servicios pesen un 25% del PIB, a terminar este año por encima del 34%. Y eso es debido a una reacción del empresariado a consecuencia de la caída de la demanda interna.
¿Salir al exterior es una de las lecciones de la crisis?
Sí. Vimos como el empresariado salía fuera a buscar clientes porque de repente no los encontraba en su país. La segunda fase es conseguir que eso sea algo estructural y que no tengamos un regreso de ese exportador a los clientes domésticos. Creo que no se va a producir.
¿Qué va a hacer el Gobierno para que se mantenga como algo estructural?
Tenemos una estrategia de internacionalización 2017-2027 que aprobamos en septiembre y donde parte de los objetivos van en esa dirección. Pretendemos ir aumentando la base exportadora. Si ahora tenemos 150.000 empresas que exportan aspiramos a decir en unos años que ya tenemos 165.000. Y si ahora hay 50.000 empresas que exportan regularmente esperamos que en unos años tengamos 65.000.
España destaca en bienes de equipo y en el sector del automóvil. ¿Se puede mejorar?
-Siempre hay que tener ambición de mejorar. Nuestro primer sector de exportaciones es el de bienes de equipo (20% del total). Esto es muy revelador. Estamos hablando de exportar tecnología media-alta o alta. Y también es el primer sector de importación, lo que quiere decir que la economía española se está modernizando para ganar en competitividad. El segundo es el del automóvil, que también es un sector de alta tecnología. Pero también hay que poner el acento en los servicios porque es un sector muy relevante de la economía española. Esto significa que estamos exportando talento, porque hablamos de ingenierías, de abogacías, de servicios de software...
¿Dónde se puede mejorar?
Tampoco podemos aspirar a ser top en todo. Hay que especializarse. Hay servicios donde somos líderes mundiales, como en las energías renovables, en tecnologías ferroviarias, en tecnologías de infraestructuras o en gestión del agua. Estamos haciendo mucho hincapié en los sectores de alta especialización tecnológica. Para eso trabajamos con el sector de la industria de la ciencia.
España necesita de ese valor añadido de España para competir con gigantes como China.
Las empresas españolas deben encontrar una forma de diferenciarse. En los últimos años han entrado muchos países nuevos a comerse la tarta del comercio mundial. Los países emergentes como China, Brasil... ahora son capaces de hacer cosas como nosotros, pero con menor calidad. Si quieres seguir en el mercado mundial tienes que encontrar tu diferenciación porque si no vienen otros que lo van a hacer más barato. Te diferencias con tecnología, con calidad y con diseño.
Competir por precios con esos mercados es imposible.
Es imposible porque ellos vienen con precios más competitivos. Con salarios más baratos, pero también con menor calidad. Creo que en España en las últimas dos décadas se ha hecho un gran esfuerzo por mejorar la calidad. Nosotros no podemos competir en precios, ni en costes. Tenemos que competir en conocimiento.
Las pymes tienen problemas para internacionalizarse.
El tamaño es bastante incompatible con la innovación y la internacionalización porque ni tienes capacidad para abordar muchos mercados, ni la posibilidad de negociar de forma fuerte con clientes o de presionar las condiciones financieras. Nosotros estamos intentando ayudar a las empresas a crecer y con mucha formación a través de ICEX.
Pese al récord de exportaciones se mantiene el déficit comercial.
España es un país energéticamente dependiente y aunque hemos avanzado muchísimo en el sector de las energías renovables, hoy por hoy la economía está basada en petróleo y gas. Años atrás el barril estaba a 39 dólares y ahora a más de 60. Eso te impacta. Pero en la balanza no energética tenemos superávit.
Una tarea pendiente es diversificar los mercados de destinos.
-Es cierto. Tenemos un volumen de mercado muy centrado en la zona euro (55% del total). Pero vamos bajando. El año pasado un 31% de las exportaciones eran fuera de la zona euro y hoy es un 35%. Las tasas de crecimiento de nuestras exportaciones en Europa son del 7-8%. Pero fuera de Europa estamos con tasas de crecimiento de dos dígitos, como en China el 24% o en EE UU el 11%. Tenemos estos mayores crecimientos porque esos países están creciendo a tasas más altas que Europa y hay que beneficiarse de eso.
¿Qué se está haciendo?
Estamos trasladando a nuestras empresas el conocimiento de esos mercados. Y cuando la UE firma acuerdos de libre comercio con esos mercados, difundiéndolo. Ahora tenemos el CETA, que abre enormes posibilidades a empresas españolas en Canadá. Porque sus aranceles en productos industriales pueden pasar del 35% al 0%. Si son agrícolas del 18% al 0%. Además, se facilitan los trámites aduaneros, reconocimiento de denominaciones de origen... Toda una batería de bondades que tenemos que dar a conocer a las empresas.
CETA ha generado una gran oposición. Le han acusado de poner en riesgo derechos laborales y sociales.
Quien dice eso no se ha leído el acuerdo. Este es el primer acuerdo moderno de la UE. Y uno de los grandes debates era que ponía en riesgo la soberanía sobre temas sociales, laborales o medioambientales. Pues el acuerdo recoge precisamente la capacidad de los estados miembros de invocar por razones de esa índole el derecho a regular por sí mismos. La UE pretende con estos acuerdos modernos trasladar sus valores a los territorios con los que lo firma.
El acuerdo con EE UU está parado.
Si en un lado u otro de la mesa de negociación ves que no es el momento para seguir avanzando, se para el acuerdo y se deja ahí hasta que se encuentre el mejor momento. El acuerdo ahora está en parada natural hasta que se considere si al otro lado de la mesa hay negociadores que tengan realmente ganas de seguir avanzando. Hoy por hoy no se ven las garantías para ello.
¿El proteccionismo que Trump defiende influye en este caso?
-No sólo es que él no quiera avanzar. Es que tampoco por parte de la UE se ha llamado a la puerta para ver cuándo nos sentamos. Estamos hablando de valores distintos. Hasta ahora quienes acudíamos a la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) con la idea de seguir avanzando en el libre comercio éramos EE UU y la UE. En estos momentos EE UU no está. Está sólo la UE que va buscando aliados concretos.
¿Eso le preocupa?
Es triste. Una de las cosas que está permitiendo que la economía avance es que avanza el comercio mundial. Si todos nos ponemos proteccionistas y todos decimos como EE UU ‘America first’ y nosotros ‘Spain first’, pues entonces no hay comercio mundial y generas una desaceleración del PIB.
EE UU ha impuesto aranceles a la aceituna española de mesa.
Es un asunto que nos ocupa mucho y nos preocupa. Estamos trasladando a la administración estadounidense todos los requisitos que está haciendo al sector. Hay que esperar. De momento tiene que haber dos dictámenes y sólo se ha pronunciado el departamento de Comercio, según ellos hay indicios de competencia desleal e imponen estos aranceles. No son muy altos, pero da igual. Cualquier arancel que te pongan es un arancel malo. Para nosotros no es la situación óptima y mucho menos cuando todas las subvenciones que se han concedido a la agricultura están notificadas a la OMC y en ningún momento EE UU ha levantado la bandera diciendo a mí eso no me gusta.
Acusan a España de competencia desleal.
EE UU tiene subvenciones a su agricultura notificadas a la OMC y nosotros tampoco hemos dicho nada. Hay que esperar. La UE es consciente de que estamos en una era distinta con EE UU y que ellos han cogido este producto y están estrenándose con ello. Esperemos que al final se pueda demostrar que no hay lo que ellos dicen.
¿Piensan que pueden ser el primer paso para implantar aranceles en otros productos?
Pudiera ser. Si de repente EE UU se ha vuelto proteccionista, que nunca lo ha sido porque ha sido el adalid del libre comercio, pero si de repente se vuelve proteccionista, habrá que esperar a ver cuáles son sus medidas. Pero la típica decisión proteccionista es esgrimir un ‘antidumping’ y poner aranceles. Esperemos que no vaya más allá y que la administración estadounidense se dé cuenta de que ese camino proteccionista no es la senda adecuada.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.