Quizás no lo recuerde, pero la señora Elma Saiz es la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y ahora nos informa gozosa del enorme crecimiento observado en la hucha de las pensiones que heredaron vacía de los anteriores Gobiernos del PP. Cuando oigo la ... palabra 'hucha' me vienen a la memoria aquellas figuras de barro, de color rosa y forma de cerdito satisfecho, con una ranura en la parte superior en la que guardábamos los ahorros que conseguíamos acopiar en la infancia, allá a mediados del Pleistoceno. Si, por ejemplo, obtenía una paga de 20 pesetas –en aquellos tiempos remotos, la unidad monetaria era la peseta y hacía poco tiempo que se habían retirado los sestercios y los denarios– y solo gastaba 15, pues introducía las 5 restantes por la ranura superior, a la espera de ahuchar más y romper el cerdito para vaciar su contenido. A esa práctica, hoy una virtud en claro desuso, le llamábamos ahorrar, que, en términos técnicos, quiere decir que consentimos en una reducción del consumo del presente para poder gastar o invertir más en el futuro.

Publicidad

Bueno, pues la señora Saiz se ha vanagloriado de la gran labor realizada por el Ejecutivo al que pertenece que, en un esfuerzo denodado, ha conseguido revertir la desastrosa tendencia de los gobiernos del PP. Heredaron una hucha vacía, con telarañas, y la han engordado hasta los 14.000 millones de euros con los que se espera cerrar el año 2025, casi el doble que la cifra registrada en 2024, si se acaba por concretar la triple subida que contiene el resucitado decreto ómnibus. ¡Fantástico! Lo que causa cierto asombro es comprobar que unas cuentas como las de la Seguridad Social, que son clara y persistentemente deficitarias, den para ahorrar y engordar la hucha que atesora. Es un auténtico milagro.

Según los datos proporcionados de su propio ministerio –los utilizo para desterrar cualquier peligro de citar, sin querer, bulos o estadísticas fakes–, la cuentas de la Seguridad Social han tenido el año pasado un déficit del 0,9% del PIB, lo que ya de por sí supone un gran éxito, pues es la primera vez desde 2013 que baja del 1%. Un déficit que se produce tras haber ingresado por cotizaciones 131.990 millones. Pero, ¿cómo es posible que gastando 11.192 millones más que los ingresados el resultado final sea el de un gran ahorro? No me diga que no es un milagro eso de que se rompa el cerdito y salga un dinero que no se introdujo en él. Visto así y en comparación, lo sucedido con los panes y los peces en Betsaida, en el mar de Galilea, me parece una mera anécdota sin el mínimo mérito.

¿Cómo es posible semejante asombroso suceso? Pues a la señora Saiz se le olvida contarnos un dato importante que desvela el misterio de la hucha milagrosa y que consiste en las transferencias del Estado, procedentes de los Presupuestos y dirigidas a la Seguridad Social que alcanzaron en 2023 un volumen de 39.926 millones de euros que, esas sí, engordan la hucha y explican el milagro de que aparezca en ella un dinero que las cotizaciones sociales no habían recaudado.

Publicidad

Cambiar el dinero de sitio y agrandar un poco el fastuoso agujero de los Presupuestos, para disminuir un poco el de la Seguridad Social, no es una idea excesivamente ingeniosa, pero seguro que servirá para engañar a muchos crédulos. Mientras, el agujero de la Seguridad Social permanece sin solución y el déficit presupuestario crece sin rubor, pero… ¡Todos contentos, las pensiones suben! Pues de eso se trata, ¿no?

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad