El gasto público ligado al envejecimiento subirá hasta representar el 26,1% del PIB

El Gobierno ha empeorado sus proyecciones respecto al impacto del envejecimiento de la población en el gasto público. Hace menos de un año, también en la actualización del Programa de Estabilidad 2022-2025 calculaba que no llegaría a representar más del 24,5%del PIB en 2050 y solo el 23,6% del PIB en 2040.

La explicación de este agravamiento en el gasto viene exclusivamente por el lado de las pensiones; en el resto de gastos asociados al envejecimiento de los ciudadanos (sanidad, cuidados de larga duración, educación) mantiene el mismo peso sobre el PIB. Pero el de las pensiones crece en 1,7 puntos porcentuales sobre el Producto Interior Bruto hasta llegar al 14,7% del PIB cuando hace un año se le dijo a Bruselas que se mantendría en el 13% del PIB en 2050. Y eso que se incluye el impacto previsto de las reformas en ingresos, que podrían llegar a suponer el 1,7% del PIB en 2050.

El Gobierno calcula que el gasto subirá progresivamente en porcentaje del PIBhasta alcanzar el 14,9% en 2046 y, a partir de ese año, descenderá en las décadas siguientes al desaparecer la generación del baby-boom. En sus proyecciones incluye las medidas adoptadas como la nueva regla de revalorización basada en el IPC, que ha llevado a subir este año las prestaciones contributivas un 8,5%, o los nuevos coeficientes reductores de jubilación anticipada, Además, considera que el nuevo incentivo a la jubilación demorada retrasará la edad efectiva de jubilación en 1,2 años en 2040.

Por su parte, el gasto en sanidad representará el 7% del PIB en 2050 frente al 5,8% actual y el gasto en cuidados de larga duración pasará del 0,8% del PIB al 1,3%, las mismas cifras que se preveían el año pasado.

Finalmente, el gasto en educación experimentará una contracción de 0,4 puntos de PIB debido, fundamentalmente, al menor número de jóvenes proyectado para las próximas décadas como consecuencia de las bajas tasas de fertilidad en España.

Otro de los elementos relevantes este año es la subida de los tipos de interés que vienen realizando los bancos centrales para controlar la inflación. En el programa de estabilidad se reconoce que el principal riesgo del escenario macroeconómico planteado es una mayor persistencia de la inflación y un endurecimiento más pronunciado de las condiciones financieras.

El ministerio que dirige Nadia Calviño da por hecho una contención en los efectos de segunda ronda de la inflación. La principal razón radica, dice el documento, en que los márgenes empresariales alcanzaron a finales de 2022 sus niveles precovid, «por lo que su evolución en los siguientes trimestres debería estar marcada por la estabilidad» debido a la competencia efectiva y a la rebaja en los costes de la energía y otras materias primas. Además, el Gobierno asegura que los salarios irán recuperando progresivamente poder adquisitivo a lo largo de los próximos años.

Tras la quiebra del Silicon Valley Bank, el rescate de Credit Suisse y el probable rescate del First Republic, el Gobierno español señala que la inestabilidad financiera es un riesgo a la baja, aunque limitado por la profunda restructuración del sector en la última década, los reducidos niveles de endeudamiento y el refuerzo de la regulación y supervisión durante los últimos años. No obstante, admite que el intenso endurecimiento de las condiciones monetarias puede causar episodios de tensión financiera en el sector. Y aunque hay bajos niveles de morosidad por la reducción del endeudamiento de hogares y empresas en los últimos años, apunta que es necesario reforzar el seguimiento del sector financiero y del impacto de la subida de tipos de interés sobre las finanzas de los hogares y la posible restricción crediticia a las empresas.