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El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, no se da por satisfecho con esta batería de iniciativas que se establece en la segunda fase de la reforma de las pensiones y, antes de que termine la legislatura, quiere llevar a cabo otra reforma del ... sistema de la Seguridad Social: modificar la jubilación parcial, aquella que permite a los trabajadores a partir de los 60 años compatibilizar su trabajo con el cobro de una prestación. Ya lo había anunciado a lo largo de los últimos meses, pero ahora lo pone por escrito en el real decreto ley que el Gobierno está ultimando con los agentes sociales y prevé aprobar próximamente, probablemente incluso la próxima semana.
Así, en el borrador de la nueva norma se incluye un compromiso: llevar a cabo un «nuevo marco de regulación de la pensión de jubilación parcial» «en el plazo de seis meses», que previamente será negociado en el marco del diálogo social, es decir, con los sindicatos y la patronal, y que presentará después ante el Pacto de Toledo. El objetivo con estos cambios que pretende introducir es «garantizar un régimen de compatibilidad efectiva de trabajo y pensión, preservar la calidad del empleo de los relevistas y equilibrar el coste que esta modalidad de pensión tiene para el sistema», según explica la disposición adicional primera.
Escrivá se ha mostrado abierto a establecer, al igual que se ha hecho ya con la jubilación demorada, nuevos incentivos para la jubilación parcial para impulsar que la salida del mercado de trabajo se haga de «forma gradual», es decir, que los trabajadores sénior vayan reduciendo el número de horas progresivamente hasta que llegue el momento de la jubilación completa, tal y como ocurre en algunos países europeos y que prácticamente no se da en España. «Probablemente no tengamos bien diseñados los incentivos en esa transición de un nivel a otro», reconoció el ministro en una ocasión.
Con la puesta en marcha de estos nuevos incentivos, Escrivá pretende seguir aumentando la tasa de actividad de los mayores de 60 años, algo que sigue siendo un reto, pese a que se ha elevado 4 puntos porcentuales en la franja de los 60 a 64 años y 2,5 puntos de los 65 a los 69 años. Sin embargo, la tasa de empleo sénior de España sigue estando muy por debajo de la media europea: un 42% frente al 60% y registra los índices más bajos de crecimiento de la población empleada mayor de 55 años, según un reciente informe de la Fundación Mapfre.
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