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Los españoles cada vez trabajan más y se jubilan más tarde. La reforma de las pensiones está empezando a surtir efecto en uno de sus principales objetivos: retrasar la edad efectiva de retiro y, por tanto, mantenerse más tiempo en el mercado laboral, la mejor vía para conseguir cuadrar las cuentas. Hasta el punto de que por primera vez la mayoría de los nuevos jubilados que se han dado de alta en este 2023 ha estado trabajando al menos 40 años, todo un hito.
Son más de la mitad. Concretamente, el 54,3% de los nuevos pensionistas. Si de enero a marzo se registraron en la Seguridad Social más de 87.000 altas, 47.300 habían estado trabajando durante más de 40 años. Es más, el 22%, lo que supone uno de cada cinco, había dedicado un mínimo de 45 años a su empleo, según los datos recopilados por el Ministerio de Seguridad Social a los que ha tenido acceso en exclusiva este periódico.
En apenas un lustro se ha conseguido alargar dos años la permanencia en el mercado laboral. Así, si en 2018 los trabajadores, en el momento de jubilarse, acumulaban una carrera media de cotización de 36,40 años, se ha ido incrementando hasta escalar a los 38,45 años en este inicio de 2023.
En cambio, durante el periodo 2013-2018 las carreras laborales permanecieron estables, en el entorno de los 36 años y medio. De hecho, en esos cinco ejercicios, en lugar de aumentar, disminuyó, aunque mínimamente: de 36,44 a 36,40 años. Sin embargo, se observa un cambio brusco en la tendencia en este último año, cuando se ha sumado de golpe y porrazo incluso un año largo más de cotización, al pasar los nuevos pensionistas de tener 37,37 años cotizados de media a los actuales 38,45 años cotizados, a cierre del primer trimestre de 2023. No obstante, el Ministerio Seguridad Social prevé que esta tendencia se desinfle un poco a final de año y se rebaje algo este periodo, aunque seguirá marcando máximos.
La reforma de las pensiones está, sin duda, detrás de esta extensión de la vida laboral. Pero, en realidad, no hablamos de la última reforma, la diseñada por el ministro actual, José Luis Escrivá. Ni siquiera la anterior, la de 2013, impulsada por el Gobierno de Mariano Rajoy. Hay que retrotraerse al año 2011, cuando José Luis Rodríguez Zapatero aprobó, en plena GranRecesión, una reforma que alargó la edad legal de jubilación y endureció los requisitos para acceder a una pensión.
Tardó dos años en comenzar a desplegarse de forma gradual y, desde entonces, cada año hay que trabajar un poco más para poder jubilarse, máxime si se quiere acceder con la mejor pensión posible. Concretamente, desde 2013 comenzó a sumarse un mes más, tanto para los 65 años en que se situaba la edad de retiro, como para los 35 años que se exigían de cotización. Pero a partir de 2018 en lugar de añadir un mes, la reforma acelera su aplicación y salta ya de dos en dos, por lo que en 2023 los que quieran cobrar la pensión más generosa tienen que jubilarse a los 66 años y cuatro meses y haber cotizado 36 años y cuatro meses. Salvo que hayan cotizado 37 años y seis meses, que podrán retirarse a los 65.
Esta es una de las causas, pero el fuerte incremento de este año puede deberse también a que ha habido un crecimiento de la jubilación demorada tras la puesta en marcha de los nuevos incentivos y una oleada de jubilaciones anticipadas en estos tres primeros meses del año que solicitaron su retiro en diciembre pasado para poder beneficiarse de la subida del 8,5% de las pensiones, tal y como adelantó este periódico.
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En este trimestre de 2023 casi la mitad de las altas en el sistema (el 45%) lo hicieron antes de tiempo. Y el perfil de estas personas es el de trabajadores con empleos bien remunerados y con largas carreras laborales, lo que les permite abandonar el mercado laboral antes de la edad legal.
Por eso sus pensiones son más generosas que la media: los prejubilados en 2023 cobran de media cerca de 1.800 euros, los que se retiran a la edad legal ganan 1.353 euros, mientras que la prestación media se sitúa en 1.543 euros.
Pero hay otra brecha que es la de género: los hombres ganan una pensión media casi 300 euros superior a la de las mujeres: 1.653 euros frente a 1.379. Esto es consecuencia también de que ellas, además de salarios más bajos, tienen aún carreras laborales más cortas, pese a haberse reducido mucho la diferencia entre ambos.
Así, en la última década las mujeres suman cinco años más de trabajo y por primera vez se jubilan con más de 35 años cotizados, mientras que los hombres solo añaden un año más pero superan también por fin la barrera de los 40 años, lo que supone cinco años de brecha, la más baja de la historia.
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Javier Campos y Justo Rodríguez | Logroño
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