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La publicación del dato definitivo de inflación de enero (con la subida del 15,4% de los alimentos) ha acelerado la convocatoria del Observatorio de la Cadena Alimentaria a este lunes. Encuentro presidido por el ministro de Agricultura, Luis Planas, que servirá para analizar las medidas aplicadas, como la rebaja del IVA, pero también para exponer qué puede hacer el Gobierno para aplacar la subida de la cesta de la compra. Planas pide serenidad ante el debate de un problema que, prevé, tardará tiempo en solucionarse del todo.
-¿Qué balance hace de la rebaja del IVA en los alimentos tras el primer mes de aplicación?
-Hemos conseguido frenar el incremento de precios. Si estas medidas no se hubieran adoptado, muy probablemente habríamos superado una tasa del 17%. Aun así, nos encontramos en la media europea. Esto significa que estamos confrontando un alza de costes con un factor adicional en España por la sequía. Ya sabíamos que pasaríamos por una etapa de estabilización y posterior disminución. Hay quien piensa que la subida y la bajada de precios se produce de la noche a la mañana, pero no es así, al menos en la economía, en general, y en la cadena alimentaria en particular. Cuando un ganadero compra un pienso elaborado con maíz, y ese producto ha sido adquirido a un precio, desde la adquisición hasta su uso han pasado varios meses. Aunque la tendencia ya es decreciente. Las medidas adoptadas, como la del IVA o el cheque de 200 euros, han sido eficaces y debemos mantenerlas.
- ¿Pero entonces cuándo veremos superado este pico de precios? Habló de que sería después de la Navidad...
- Estamos ya en esa bajada. Lo que ocurre es que no será rápida y abrupta, sino progresiva. Porque aquellos productos a los que se ha rebajado el IVA han tenido una traslación prácticamente total por parte de la distribución. En los que no tienen esa rebaja, se han elevado ligeramente los precios. En los últimos 20 años el comportamiento ha sido exactamente el mismo que este mes de enero. Comparativamente hemos conseguido parar un golpe muy serio. Por eso soy optimista. Nos gustaría a todos que esa disminución se efectuara más rápidamente. Pero está claro que estamos en una senda de disminución. Nadie puede predecir cuándo y cómo porque estamos en un momento de altísima volatilidad de los mercados. Lo importante es mantener el rumbo sobre las medidas que hemos adoptado en alimentación, junto a otras destinadas a mejorar el ingreso de las familias, como el salario mínimo, el incremento de las pensiones, el ingreso mínimo vital o ayudas puntuales.
- Cuando habla de 'mantener el rumbo', ¿implica que el Gobierno no va a tomar más medidas?
-Este es un Gobierno que escucha y discute. Lo haremos el lunes con todo el sector en el Observatorio de la Cadena Alimentaria. En diciembre también nos fijamos en el ejemplo europeo. Solo hubo dos casos, con Alemania y Luxemburgo, que tomaron medidas con los alimentos. Pero tampoco hay novedades en las medidas que toman los socios europeos con los que nos comparamos. El resultado final va a depender de las medidas del Gobierno, pero también de la evolución de los mercados.
-¿Es posible que actúen más allá de la rebaja del IVA a medio plazo con algún tipo de intervención, como ya ocurrió con la factura de la luz?
-Cada mercado tiene sus características. Los servicios financieros o los mercados energéticos no tienen nada que ver con la producción de alimentos. Cuando hablamos de los mercados energéticos hablamos de mercados altamente regulados. En el mercado alimentario, la regulación es básicamente de carácter sanitario y de seguridad, pero no desde el punto de vista económico. No significa que vayamos a ir por fases. Estamos analizando la situación.
- Si descarta la intervención directa, ¿no es posible aplicar algún tipo de recomendación, acuerdo, comparadores...?
- No hay una solución mágica a ese tema. Si la hubiese, ya la habría adoptado España y otros países de la UE. Creo que cada una de esas propuestas son bienintencionadas, pero no todas son evidentemente viables. No nos encontramos con un problema de márgenes o de rentabilidad, sino un problema vinculado estrictamente a los costes. Por tanto, medidas como la imposición de una tasa o un impuesto no tiene mucho sentido. La posibilidad de plantear un tope es, además, de dudosa legalidad, teniendo en cuenta la Constitución y, sobre todo, el Tratado de la UE. Solo Hungría adoptó alguna medida similar sobre algún producto y no ha tenido mucho éxito, ya que es uno de los países que tiene una tasa de inflación más alta. Sería una disrupción absoluta y produciría consecuencias mucho más negativas con más presión para la industria y los agricultores. Hay un tercer bloque de medidas, las de carácter voluntario, las famosas cestas de la compra que Sarkozy aplicó en Francia y desapareció a los tres meses. ¿Por qué? Porque hay unos márgenes de rentabilidad muy estrechos y prima más el volumen. Tengo dudas de que una recomendación o instrucción del Gobierno funcione. Por eso hemos insistido en la rebaja selectiva del IVA no sobre la producción sino sobre el consumidor. De ahí las dudas sobre el pescado y la carne. Pero lo que hemos hecho es analizar cuáles son los productos de mayor consumo y los que tuvieron un comportamiento de precios más alcista. No quiere decir que nos vayamos a quedar ahí, pero tenemos que persistir en lo adoptado hasta ahora. No va a ser cosa de 30 días.
- ¿Qué va a plantear en la reunión del Observatorio este mismo lunes a todo el sector para acabar con esta situación?
- En primer lugar, quiero darle las gracias a la cadena alimentaria por su trabajo, por el hecho de que dispongamos de alimentos y bebidas con absoluta normalidad, algo que es ya un éxito. Pero evidentemente también voy a pedir a todos los integrantes de la cadena un esfuerzo de tensión suplementaria para evitar el incremento de precios. Creo que lo ha habido y que todo el mundo es muy consciente. Salvo alguna excepción, el comportamiento del sector ha sido muy correcto. Al mismo tiempo, escucharemos las propuestas de cada uno. Las medidas aplicadas se van a notar sobre todo si el comportamiento de todo el mundo es correcto y efectivamente nadie pretende amortizar la rebaja del IVA, cosa que no ha ocurrido desde luego en el mes de enero.
-¿Se refiere a que los supermercados asuman una parte del incremento de costes para que reduzcan sus márgenes?
-En esa petición que les voy a plantear hay una parte vinculada al comportamiento. Al igual que el Gobierno ha tomado medidas en el último año, también que cada uno aporte en función de su capacidad para que todos salgamos adelante. Y también hay una parte de observancia legal: si alguien no traslada la rebaja del IVA incurre en una infracción fiscal. Todo el mundo ha sido muy cuidadoso excepto algún incidente menor en materia de etiquetado producido por los escasos días entre la adopción de la medida y su entrada en vigor. Pero es verdad que la traslación de precios en la cadena alimentaria no es como en los mercados energéticos donde las subidas y bajadas son de reflejo inmediato. En la alimentación, la traslación ha sido más lenta. Y debemos tener mucho cuidado de que en un contexto como éste no se banalice la bajada del IVA y acabe integrándose como un elemento más. Es un momento muy complejo donde efectivamente no podemos bajar la tensión.
-¿Qué va a ocurrir finalmente con la publicidad de los helados?
- Estamos impulsando políticas en materia de consumo de frutas y verduras, pescado y productos sanos. Por tanto, es una orientación que está muy clara. Cuando se quiere tratar una categoría general de alimentos, como por ejemplo los helados, sin distinguir entre los producidos de forma industrial y con muchos azúcares de aquellos que lo son de forma artesanal, creo que se comete un error.
- Por cierto, sorprende que España importara en 2022 un 80% más de maíz de Ucrania que un año antes. ¿A qué se debe?
- España es uno de los grandes compradores de maíz y aceite de girasol de Ucrania, uno de sus proveedores. Y ese fue uno de los elementos de mayor preocupación con el inicio de la guerra. El acuerdo para abrir el Mar Negro fue fundamental para garantizar la distribución. Ahora en marzo concluye esa medida y espero que continúe porque sería positiva no solo para España sino para otros muchos países, sobre todo africanos, a los que abastece.
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