Exceltur ha revisado a la baja sus expectativas de actividad para este año: las «últimas y recientes restricciones en cascada» decididas por varios gobiernos europeos han caído como un jarro de agua fría en un sector que se estaba recuperando paulatinamente. Tal es así que ... el turismo español ya habla de «un cierre anticipado de la temporada veraniega».
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Si en junio, antes de los rebrotes, esperaba una caída del PIB turístico de 83.134 millones de euros, ahora, como consecuencia de la reducción de la demanda externa de los principales países emisores de viajeros a España por «las restricciones en cascada desde fines de julio», prevé un descenso de la actividad equivalente a los 98.753 millones de euros. Ello supone una reducción de su previsión de ingresos superior a los 15.600 millones de euros desde una situación ya muy endeble para el sector, la que se atisbaba la pasada primavera. El 84% de esta revisión obedece a la caída de la demanda extranjera.
Estas cifras implican que este año se registrará un 64,7% menos de actividad en el sector turístico que en el año 2019 (de acuerdo con la anterior previsión la merma sería de un 54,5%). Con ello, señala Exceltur, se explicaría más de la mitad de la caída del 15,1% de toda la economía española en 2020, según el escenario de más riesgo que anticipó el Banco de España en junio.
El sector turístico calcula que ya acumula unas pérdidas de 43.460 millones de euros hasta junio, a los que habrá que sumar una reducción de 36.638 millones de euros en el tercer trimestre y una merma de 18.655 millones en el cuarto trimestre. Ello supone una caída del 63,3% de la actividad turística en el tercer trimestre y del 58,1% en el último tramo del año, en términos interanuales, es decir, en comparación con los mismos periodos de 2019.
De acuerdo con su previsión previa a los rebrotes y a las restricciones a los viajes decidida por importantes emisores de turistas a España, como Reino Unido o Alemania, la caída en el tercer trimestre habría sido de un 47,6% y la del cuarto habría quedado limitada a un 38%.
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El descenso de la actividad en el segundo trimestre del año fue casi total, de un 97,7%, con un desplome total del gasto turístico de los extranjeros en abril y mayo y de un 90% en junio.
Con este panorama, Exceltur anticipa «un impacto de dimensiones inéditas a fines de verano sobre el empleo». A cierre de junio y en plena temporada, detalla la organización, el sector ya ocupaba a 823.000 trabajadores menos, lo que supone una caída del empleo turístico del 37,4% sobre los 2,2 millones de ocupados en julio de 2019. En realidad, de esas 823.000 personas, había 517.000 sometidas a expedientes de regulación de empleo (ERTE), mientras que las otras 306.000 responden al número de afiliados menos por las caídas de la contratación.
«Estos cada día más devastadores resultados sitúan al sector turístico español como el más dañado de todos los sectores de la economía española, al no haber podido producir, almacenar ni vender sus servicios durante meses», lamenta Exceltur en una nota. Por ello, afirman que «la situación exige abordar un urgente y muy potente plan de medidas transversales del Gobierno al sector para el salvamento de empresas turísticas viables a partir de septiembre». Tales políticas, reclaman desde Exceltur, «partiendo de una extensión de los ERTE hasta Semana Santa de 2021, sin reducir bonificaciones y con una dotación adecuada de fondos propios (presupuestarios) y de Bruselas para asegurar la mayor supervivencia empresarial y sostenimiento del empleo».
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Para Exceltur, la primavera de 2021 es, «en el mejor de los casos», «la nueva época más próxima para tratar de que se reactive la actividad turística con unas mínimas garantías».
Además, en línea con las demandas transmitidas en las últimas fechas por la Cámara de Comercio o por la CEOE, Exceltur insiste en que hay que «intensificar una estrategia de gestión territorial para el seguimiento y control de la pandemia mucho más coordinada poniendo todos los medios precisos y un marco regulatorio común a nivel país».
Pero el sector turístico también hace un llamamiento a Bruselas, a quien demanda que se unifiquen los criterios que regulen los movimientos de personas y los flujos de viajeros en toda la Unión Europea, recuperando los corredores turísticos y procurando la obligación de los tests en origen o en destino que minimicen los riesgos.
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