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El laberinto de compañías eléctricas que ofrecen servicios de luz sigue ampliándose con el paso de los meses y provoca que la mayoría de los usuarios que realizan cambios de contrato lo hagan para adherirse al mercado liberalizado. Esto es, el que ofrece un abanico ... de precios estables, packs fijos y otros servicios adicionales disponibles.
A medida que las nuevas empresas se han ido haciendo hueco entre los consumidores, las familias se han decantado por esta modalidad de contratos, frente a aquellos hogares que siguen rigiéndose por los precios regulados (PVPC), inestables pero habitualmente más baratos. Hasta el tercer trimestre del año pasado, había cerca de 18,5 millones de clientes con alguna de las tarifas del mercado libre, frente a los 10,8millones de usuarios que siguen con la regulada.
El traspaso de contratos hacia las decenas de opciones que ofrecen las eléctricas con los 'pack' a medida supone que cada año realizan esa especie de portabilidad casi medio millón de clientes. El mercado libre ha pasado de tener 16,5 millones de usuarios hace cuatro años a unos 18,5 millones hasta finales del mes de septiembre de 2019, según los últimos registros de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
El atractivo de las ofertas de estas empresas –ya son unas 200 en toda España– reside en la oportunidad de afrontar un pago fijo mensual de la factura de la luz, o hacerlo con una tarifa estable, independientemente de cómo se comporten los precios eléctricos en el mercado diario ('pool'). También en este negocio se encuentran las grandes compañías históricas. De hecho, Iberdrola, Endesa y Naturgy acaparan aproximadamente un 75% de los clientes liberalizados. Mientras que las dos primeras han incrementado ligeramente sus usuarios en el último año, Naturgy ha visto descender el número de suministros. Su presidente, Francisco Reynés, anunciaba recientemente una reorganización de la dirección para hacer frente a la entrada de nuevos competidores y los retos a los que se enfrenta la firma, así como todo el sector.
El otro 25% del mercado –unos 4,3 millones de usuarios– está en manos de las compañías que se han ido adhiriendo a un negocio cada vez más atomizado. La heterogeneidad de firmas va desde 'start-up' ahora líderes como Holaluz –con casi 178.000 clientes–, hasta otros grupos emergentes como Audax (183.000) o Fenie (384.000).
Sin embargo, los principales movimientos en el sector han llegado desde dos compañías que, hasta hace muy pocos años, se dedicaban casi en exclusiva al sector petrolífero. Repsol fue la primera de ellas, cuando adquirió a finales de 2018 a Viesgo el negocio no regulado de generación de electricidad de bajas emisiones de la compañía y su comercializadora. El acuerdo definitivo fijó el precio de la operación en 733 millones de euros. Desde entonces y hasta ahora ha duplicado el número de clientes hasta superar el millón de usuarios en la actualidad, según fuentes del mercado. La capilaridad de la compañía, cuyo consejero delegado es Josu Jon Imaz, le ha permitido ganar cuota de mercado con sus ofertas energéticas.
Ese es también el objetivo de otra petrolera, la francesa Total. El grupo anunció a mediados de mayo la adquisición de la cartera de EDP, con 1,2 millones de clientes o 2,5 millones de contratos de suministro (un millón de electricidad y otro millón de gas, aproximadamente, y otros 500.000 contratos de servicios). También Cepsa se ha adentrado en este mercado. La compañía ha reorganizado su cúpula como paso previo al diseño de un nuevo plan estratégico en el que se volcará hacia nuevos negocios como las renovables y la electricidad.
El impulso de las tarifas liberalizadas se desarrolla en una temporada en la que los precios de la electricidad más están cayendo, lo que beneficia a los contratos del PVPC. A finales del año pasado había 10,8 millones de hogares acogidos a esta modalidad, cuyo precio depende diariamente de lo que determine el 'pool'. Un año antes había unos 11,1 millones de usuarios, lo que ha supuesto la pérdida de casi 300.000 hogares en esta tarifa, que es además con la que se puede optar al descuento del bono social.
Habitualmente, los precios del PVPC son más bajos que cualquiera de las tarifas del mercado libre. Pero tienen el hándicap de su elevada volatilidad: los consumidores desconocen a cuánto van a pagar el consumo del kilovatio/hora (kwh) y esa circunstancia les genera tal incertidumbre que optan por contratar una tarifa fija a costa de pagar más. La factura de la electricidad (PVPC) ha bajado un 0,13% en el mes de mayo respecto a abril, si bien supone un descenso del 20% frente a la de hace un año.
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