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Las primas de riesgo de los países de la periferia se están ampliando con fuerza en las últimas sesiones. En la jornada de hoy, el diferencial de rentabilidad entre el bono español a diez años y su comparable alemán aumenta hasta situarse en los 160 ... puntos básicos, niveles de junio de 2016. Hace apenas doce días, se mantenía por debajo de los 100 puntos básicos. Arrancaba el año en los 65 puntos básicos.
La rentabilidad exigida para invertir en deuda española a diez años ha escalado en las dos últimas sesiones desde el 0,87% hasta el 1,30%, hasta máximos desde finales de 2018. Sólo en la jornada de hoy, la subida es de treinta puntos básicos, desde el 1,02% hasta el 1,32%. Comenzó este ejercicio 2020 situado en el 0,45% y en los últimos días había llegado incluso a caer a niveles del entorno del 0,20%.
La situación de la deuda italiana es peor. Así, su prima de riesgo ha llegado a marcar los 330 puntos básicos, su nivel más elevado en siete años, frente al entorno de los 280 puntos básicos en que se colocaba ayer al cierre. El rendimiento de su título a diez años roza, con ello, la cota del 3%, su nivel más alto desde febrero de 2019.
Ello implica que los inversores cada vez reclaman más rentabilidad por la deuda de estos dos países de la periferia. Pero, extrañamente en momentos de gran aversión al riesgo, cuando el dinero suele fluir hacia los bonos más seguros, también se incrementa el rendimiento exigido para invertir en los títulos de Estados Unidos y de Alemania. Así, el interés de los bonos americanos a diez años ha subido en los dos últimos días desde el 0,73% hasta el 1,13%. Y el de sus comparables alemanes reduce sus números rojos desde el -0,42% hasta el -0,29% de un día para otro, cuando el día 9 de marzo, además, rondaba el -0,85%.
Para David Ardura, de Gesconsult, la fuerte subida de los intereses de los bonos que está teniendo lugar en todos los países puede deberse a dos razones. La primera, a que el mercado interpreta que las medidas económicas que se han adoptado hasta el momento para paliar los efectos de coronavirus son sólo las primeras y que van a tener que ponerse más en marcha, lo que incrementará el déficit y la deuda de los países y, por tanto, también las emisiones de los Estados, lo que va a implicar un incremento de los costes de financiación para los Gobiernos.
Respecto a España en particular, Ardura apunta que las decisiones adoptadas hasta ahora, que consisten fundamentalmente en avales, no elevan inmediatamente ni el déficit ni la deuda, por lo que el comportamiento de los bonos soberanos españoles estaría descontando la necesidad de más medidas para aliviar a la sociedad del impacto del COVID-19.
En este sentido, Markus Allenspach, de Julius Baer, afirma que si bien durante años el mercado se había acostumbrado a que el Banco Central Europeo comprara más bonos de los que emitían los países europeos, que estaban en un proceso de reducción de sus déficits, a partir de ahora esto va a cambiar. El BCE va a continuar con sus compras de activos, pero la oferta de bonos se prevé que se dispare.
Y en Estados Unidos sucederá lo mismo, después de que el presidente Donald Trump haya anunciado un plan fiscal masivo.
Así, el experto de Julius Baer anticipa un periodo de dificultades en la formación de precios en el mercado de bonos. No en vano, hay planes fiscales a lo largo del mundo por valor de más de un billón de dólares.
Pero también puede haber una interpretación algo más optimista, según David Ardura. El mercado puede estar leyendo que la crisis económica provocada por el coronavirus va a ser muy severa, pero de muy corto plazo, lo que permite de los intereses de los bonos a largo plazo repunten.
Otros analistas realizan interpretaciones diferentes. Como Mike Riddelll, de Allianz Global Investors, quien afirma que las ventas de bonos que subyacen al incremento de las rentabilidades también obedecen a que los inversores necesitan liquidez para hacer frente a los reembolsos. «Mucha gente necesita cash y está liquidando la única cosa que puede», asegura. «No es necesariamente algo que tenga sentido económico», añade Petr Scharffrik, de RBC Capital Markets, «sólo son inversores que hacen lo que necesitan hacer».
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