Acercarse al mercado bursátil no ha sido históricamente uno de los fuertes de los ahorradores españoles. La aversión a la Bolsa ha sido constante en las decisiones de los particulares y así lo demuestran todas las estadísticas.
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Esta misma semana, la de la crisis de Grifols ... , el Banco de España actualizaba la estructura financiera de las familias: un tercio de sus ahorros están en depósitos bancarios; un 15% en fondos de inverión; y apenas un 4,4% en acciones bursátiles puras y duras.
Si de esos títulos se descuentan las históricas posesiones en Telefónica, Repsol, Iberdrola, Santander o BBVA –las grandes firmas con pequeños inversores en su accionariado–, el resto de cotizadas apenas consigue atracción.
Al español le gusta la vivienda. Y los depósitos bancarios. Todo depende del contexto económico. José Luis Manrique, director de Estudios del Observatorio Inverco, explica que «una de las singularidades del ahorrador español a la hora de invertir ha sido históricamente su visión de corto plazo en las inversiones».
Este experto considera que «quizá por esta razón el ahorrador medio español es muy conservador y en época de tipos de interés altos», como la actual, «prefiere un depósito remunerado a plazos cortos», con máximos de un año.
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El producto estrella que ha atraído buena parte de la atención de los particulares en este último año ha sido la deuda pública. Y más en concreto las letras del Tesoro. Su rentabilidad, superior al 3,6% a 12 meses, ha superado con creces la retribución ofrecida por la media de la banca con sus depósitos, cuyo interés apenas se ha situado en el 2,6%, según el Banco de España. De este modo, los españoles han pasado de tener unos 2.000 millones en letras a ostentar más de 23.000 millones en un solo año.
Por no hablar de la vivienda, el verdadero atractivo para el inversor español. Adentrarse en el ladrillo ha sido siempre la primera idea que se le ha venido a la cabeza a cualquier ahorrador. Varios registros coinciden en señalar que siete de cada diez españoles optan por esta alternativa a la hora de invertir como primera opción, por delante de cualquier otra herramienta.
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Eso sí, la espiral de tipos de interés (han subido del 0% al 4,5% en apenas año y medio) ha retraído buena parte de esta demanda, que no ha podido acceder a un inmueble, bien en propiedad –como fórmula de ahorro de cara al futuro–, bien como arrendamiento para obtener rendimientos a corto y medio plazo.
El perfil del inversor es el de una persona de entre 40 y 45 años, que ya dispone de una vivienda en propiedad y que cuenta con ingresos familiares elevados. Sin embargo, desde Asufin recuerdan que «la vivienda es un bien no líquido, del que no puedes disponer en todo momento». La asociación de usuarios financieros avisa: «Hay que tener cuidado».
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Aun quien apuesta por la Bolsa, no lo hace directamente a través de las acciones. Javier Niederleytner, profesor del Máster en Bolsa y Mercados Financieros del IEB, indica que el particular hace un caso más omiso a la Bolsa «por desconocimiento y por aversión al riesgo». Además, este experto admite que «lo de Grifols de esta semana sin duda no estimula la inversión bursátil. Además, venimos de un largo periodo de tipos cero en los depósitos y hoy en día el inversor ya obtiene rentabilidad de ellos».
Para adentrarse en el parqué bursátil siempre es recomendable hacerlo con planificación financiera, si puede ser de la mano de un asesor profesional; moverse con una buena diversificación de productos en los que se invierta (por ejemplo, a través de fondos de inversión) y siempre mirando más al largo plazo, que es más rentable.
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