El coronavirus aún no ha hallado su dique de contención y las Bolsas tampoco encuentran uno que limite las pérdidas. Después de un 'lunes negro', que en el caso del Ibex-35 fue, además, la cuarta sesión más bajista de la historia, los descensos terminaron ... imponiéndose de nuevo. Al cierre, el índice se dejaba un 3,21%, para dar un último cambio en los 7.461,50 puntos, su nivel más bajo desde 2012. Y eso que por la mañana, el indicador llegó a subir más de un 3% y a colocarse por encima de los 8.000 puntos.
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Ese rebote tentativo de la mañana venía acompañado, además, de buenos síntomas de uno de los mercados que se considera clave por las pistas que da respecto al sentimiento de los inversores: por primera vez después de más de una docena de sesiones, subían las rentabilidades de los bonos americanos y alemanes de manera clara y se alejaban de los mínimos históricos marcados en la jornada anterior.
De acuerdo con el análisis técnico que realiza Javier Molina, portavoz de eToro en España, después de alejarse los 8.000 puntos, el nivel que no debe perder el indicador selectivo es el del cierre de hoy, se decir, la horquilla entre los 7.400 y los 7.500 puntos. De lo contrario, el riesgo está en retroceder hasta los 6.900 puntos. A su juicio, la recuperación de los 8.000 puntos es clave para pensar en lograr un cierto respiro.
Al final de la jornada, un gran número de valores del selectivo doméstico se terminó tiñendo de rojo. Y eso que por la mañana únicamente Acciona estaba en negativo. A este valor, que acabó el día con un retroceso del 6,67%, se sumó el Sabadell, que sufrió otro correctivo del 7,16%. Iberdrola, Colonial y Enagás bajaron más de un 5%. Y un buen puñado de compañías perdieron más de un 4%: entre ellas, alguna de las grandes, como Inditex o ACS. Telefónica terminó el día con un descenso del 3,97%.
En verde, Mediaset encabezó las ganancias, con una revalorización del 2,12%. Y a continuación se colocó Repsol, que rebotó un 1,62% tras el desplome de ayer. Mapfre y MásMóvil también sumaron más de un punto porcentual.
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Lo que impulsaba a los indicadores bursátiles por la mañana era el discurso que en la noche anterior envió el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en que anunció el lanzamiento de un paquete de medidas fiscales que incluiría rebajas de impuestos a familias, extensión de las bajas remuneradas por enfermedad y ayudas a las empresas afectadas. Ello se unía a los nuevos estímulos previstos por Alemania. Y a la reunión que durante la tarde del martes estaba previsto que mantendrían los presidentes y jefes de Estado europeos para coordinar políticas y, también, para anunciar medidas de alivio presupuestario, entre las que se apuntan la no contabilización a efectos de déficit los gastos destinados a la contención del coronavirus.
También se siguen dando pasos en términos de política monetaria: el Banco de Japón incrementó las medidas de financiación ultralaxa para empresas. Y el jueves se reúne el Banco Central Europeo, del que se esperan medidas de liquidez de apoyo a las empresas que pueden entrar en dificultades por el impacto del coronavirus y bajada, quizás, del tipo de depósito.
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El crudo, cuyo desplome multiplicó las pérdidas bursátiles el lunes, registró este martes un rebote que sí fue duradero e 'in crescendo' a medida que transcurría la sesión: al cierre de la jornada europea, el Brent subía un 8,67%, mientras que el West Texas se anotaba un 8,7%, revalorizaciones que los asentaban ampliamente sobre los 30 dólares.
Para David Lafferty, de Natixis IM, «el efecto combinado del brote epidémico y el shock petrolífero representa el mayor desafío para la economía mundial desde la gran crisis financiera de 2008». Este experto añade que «recortar los tipos agresivamente por parte de los bancos centrales sólo tendrá un efecto tenue, con poco calado sobre la economía real». Augura brechas de liquidez a corto plazo en negocios en otras circunstancias prósperos. «Como resultado de todo esto, una recesión global o en Estados Unidos, que hace sólo 40 días era únicamente una mera posibilidad remota, es ahora una amenaza plausible», concluye. Estas ideas parecen seguir pesando en el ánimo inversor que continúa deshaciendo posiciones o aprovechando rebotes que se producen para vender.
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Bank of America, por su parte, comunicó su revisión a la baja de las previsiones económicas para este año: ahora predice una expansión del PIB mundial del 2,2%, frente al 2,8% que esperaba en febrero. En cuanto a la eurozona, Bank of America rebajó su previsión al 0,2% desde el 0,6% que estimó hace pocos días.
Mientras los mercados de renta variable europeos se movían a la baja, los indicadores de Wall Street sí se encontraban en positivo. Al cierre de la sesión del Viejo Continente, el Dow Jones se anotaba alrededor de un 0,65%, mientras que el S&P 500 subía u 0,9%, y el Nasdaq, alrededor de un 1,25%.
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