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El Ibex-35 perdió 4.000 puntos a una velocidad récord desde los 10.000 del 19 de febrero hasta los 6.100 en que marcó mínimos a mediados de marzo. Si la Bolsa anticipa la realidad, si descuenta un escenario adverso, se podría pensar ... ya en la recuperación: ¿cómo será? Roberto Ruiz-Scholtes, de UBS, explica que si en mayo se pone fin a la crisis sanitaria, el Ibex-35 podrá empezar a recoger el reinicio de la actividad a medida que se suavicen las restricciones. Así, calcula que el índice puede subir la mitad o dos tercios de lo perdido, entre 2.000 y 2.500 puntos, hasta junio, para rebasar los 8.000. A partir de ahí, habrá que confirmar que de verdad la economía recupera tracción. Si es así, seguiría su ascenso hasta marcar los 10.000 a finales de 2020 o a inicios de 2021.
Nicolás López, de MG Valores, plantea un escenario menos halagüeño. Avisa de que, incluso si la situación sanitaria mejora rápido, no hay que olvidar que antes de la pandemia las valoraciones eran muy altas. Así, prevé que en un escenario en el que la economía vuelva en un año o año y medio a los niveles a los que estaba, al Ibex-35 regresar a los 10.000 le llevaría dos o tres años.
Jesús de Blas, de Bankoa Crédit Agricole, señala que si bien el inicio del rebote de la Bolsa llegará antes de que se confirme que las cosas van mejor, añade que la velocidad de la subida dependerá de lo que la desencadene. Así, ilustra, si el desencadenante es una vacuna, el índice puede subir un 20% en un día, pero si se apoya en la paulatina reducción de los contagios, el avance será más pausado y volátil: persistiría el riesgo de la vuelta del virus.
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La recuperación, así, podría llevar entre 12 y 36 meses, según los expertos. ¿Cómo compara con otras remontadas del Ibex-35? Los expertos de Self Bank marcan tres hitos históricos para defender que es posible un rebote potente: después del Brexit, el Ibex-35 recuperó desde los 8.000 puntos hasta superar los 11.000 en diez meses; después del 'crash' de julio de 2012, que lo llevó a perder los 6.000, a principios de 2014 se habían recuperado los 10.000 y los 11.500 en abril de 2015; y tras la crisis financiera, tras marcar los 6.900 puntos en marzo de 2009, en los últimos días de ese año, el indicador rozaba los 12.000.
Pero rebotar no es recuperar niveles previos. El analista Josep Codina ha analizado las caídas del Ibex-35 desde la crisis emergente de fines de los noventa y muestra que a veces esto último no le ha sido fácil. De la primera debacle analizada le costó remontar 61 semanas, es decir, un año y un trimestre. De la crisis puntocom, a la que siguió el atentado del 11-S, que se extendió entre 2000 y 2002, tardó en recuperarse 208 semanas, es decir, algo más de cuatro años. El indicador también logró reponerse de la crisis de deuda europea, que se prolongó entre 2010 y 2012. Aunque fue después de una travesía casi tres años.
La dificultad de la superación de las crisis es patente también en el hecho de que hay alguna cuya recuperación en el Ibex-35 sigue pendiente: por ejemplo, la de la crisis financiera que arrancó a finales de 2007. El selectivo no ha vuelto a ver los casi 16.000 puntos que marcaba entonces. Y lo mismo pasa con el fuerte recorte sufrido entre 2015 y 2016 por el miedo a una fuerte desaceleración en China: el Ibex-35 no ha vuelto a visitar los casi 11.800 puntos que marcaba en abril de 2015.
No todas las caídas son iguales porque se dan por causas distintas. Y ello influye en cómo son las recuperaciones. Peter Oppenheimer, de Goldman Sachs, ha repasado las caídas sufridas por la Bolsa americana desde 1830 y distingue entre tres tipos de mercados bajistas: los ocasionados por desequilibrios estructurales o pinchazos de burbujas; los cíclicos que suelen producirse por subidas de los tipos; y los que se desatan por shocks puntuales.
De media, a la Bolsa americana le ha llevado sesenta meses recuperarse tras mercados bajistas. Pero tras las caídas ocasionadas por crisis estructurales, le cuesta más volver al punto de inicio: hasta 111 meses; tras las crisis cíclicas el rebote lleva menos tiempo: 50 meses; y tras los desplomes ocasionados por eventos imprevistos, la recuperación llega transcurridos quince meses.
Se puede asimilar la crisis ocasionada por el coronavirus como del tercer tipo, lo que haría pensar en una recuperación en algo más de un año, si atiende a la media histórica, aunque al S&P 500 le llevó veinte meses superar la caída de 1987. Oppenheimer establece algún 'pero' a que se pueda reproducir la pauta de las crisis provocadas por un evento extraordinario: por ejemplo, que para atajar esta crisis hay menos margen en términos de política monetaria que en otras ocasiones; además del previsible mayor impacto que este evento puede tener en la economía frente a otros acontecidos en el pasado.
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