El terremoto que en las Bolsas ha supuesto la pandemia y las consecuencias económicas del confinamiento tienen de vez en cuando réplicas insospechadas. Un día, como hace dos semanas, la cotización del petróleo cae a cifras negativas rompiendo los esquemas de los inversores y las ... cuentas de las empresas del sector. Y otra sesión, como la de este lunes tras el largo fin de semana del que han disfrutado las Bolsas europeas, amenaza con reanudarse el conflicto comercial entre China y EE UU, el que se entendía como el mayor riesgo para la economía global y, por ende, para los mercados, hasta que afloró el coronavirus.
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Ello explica que el Ibex-35 cerrara la jornada con una caída del 3,6% –parecida a la del resto de plazas europeas, ya que el paneuropeo Eurostoxx 50 se dejó un 3,80%–, hasta los 6.673,30 puntos, alejándose de los 7.000 enteros que sobrepasaba la semana pasada en su tercera e infructuosa intentona de recuperar esa cota desde que a mediados de marzo tocara mínimos en los 6.100. Sólo le sostuvieron Telefónica y Cellnex. El resto de la tabla cerró en rojo, con caídas de más de un 8% en IAG y de más de un 7% en Merlin y Repsol.
El secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, culpó al gigante asiático de propagar la Covid-19. Mientras, Donald Trump planteó la posibilidad de imponer nuevos aranceles contra China, rompiendo así el endeble acuerdo comercial bipartito, para castigarle por haber menospreciado la importancia de la enfermedad, no haber parado su expansión por el mundo (o incluso por haberse generado en un laboratorio de la ciudad china de Wuhan). Si bien la propia inteligencia nacional americana ya descartó la semana pasada que el coronavirus haya sido una creación artificial.
Los analistas de Bankinter creen que esta variable, críptica y crítica, es imposible de ignorar en el corto plazo para las Bolsas, puesto que significa «reactivar las bien conocidas –y sufridas– disputas comerciales en función de la responsabilidad que pueda atribuir EE UU a China con respecto a la Covid 19». Un conflicto tarifario ahora puede agravar una crisis de proporciones ya mastodónticas y retrasar la recuperación.
Esty Dwek, de Natixis IM, confía, pese al surgimiento de este nuevo riesgo geopolítico, que las Bolsas eviten volver a los mínimos de la crisis. Pero avisa de que sus descensos muestran que quizás habían puesto en precio demasiado optimismo y de que los flujos vuelven a salir de las acciones para entrar en los bonos.
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Aunque en el mercado de deuda hubo divergencias. Y, así, la prima de riesgo de España se amplió desde niveles por debajo de los 130 puntos básicos en que cerró la semana pasada hasta acercarse a los 140. Sesiones de elevada aversión al riesgo favorecen esos movimientos. Pero a ello se une que este fin de semana el Gobierno ha presentado sus previsiones económicas que incluyen un déficit superior al 10% en 2020.
A los parqués bursátiles también les afectó la publicación de datos que dan muestra del desplome de la actividad industrial en Europa, así como la impresión que transmiten desde IHS Markit de que la recuperación será frustrante y lenta, pese a que grandes bancos de inversión, como Goldman Sachs o Morgan Stanley, que afirman que la economía habría ya tocado fondo, dado que muchos países, lentamente, están ordenando la vuelva a la actividad.
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Pero rescates, como el de la aerolínea Lufthansa, y la quiebra de J. Crew, una gran empresa de moda americana, avisan de que aún hay mucha tela que cortar en esta crisis aún en marcha.
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