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El Gobierno español lleva hoy a la cumbre de Bruselas un plan muy ambicioso para la reconstrucción europea post-coronavirus que estaría dotado de 1,5 billones de euros y que se financiaría con deuda perpetua.
Esta presunta innovación no es tal: la deuda perpetua ... es un recurso muy empleado por las entidades financieras para recabar financiación en los mercados. David Ardura, de Gesconsult, explica que muchos de los bonos híbridos (ésos que no son puramente deuda, sino que tienen la capacidad de convertirse en acciones en determinadas circunstancias para absorber pérdidas) que emiten los bancos tienen un vencimiento perpetuo.
Lo que sucede es que el emisor, el banco en este caso, se reserva el derecho a recomprar la deuda al inversor en determinadas fechas, en ventanas de liquidez que se otorgan al tenedor del bono. Eso no significa que los emisores obligatoriamente tengan que recomprar esa deuda en las fechas previstas, sino que tienen la opción de hacerlo. Y ésa es una de las ventajas de este tipo de instrumentos de financiación para los agentes económicos que optan por usarlos: en función de cómo esté el mercado en cada momento, pueden recomprar la emisión para realizar otra más de coste más barato si la coyuntura invita a ello; o pueden evitar esa recompra si las condiciones de financiación en ese momento se han endurecido respeto a los tipos que pagan por la operación antigua.
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Ello significa, según David Ardura, que este tipo de bonos hacen posible diluir en el tiempo los compromisos que se adquieren en el mercado, ya que mejoran la flexibilidad de los pagos.
De todas maneras, como advierte Ardura, aún no se conocen detalles sobre cómo sería el bono perpetuo comunitario, si se diseñaría igual, con esas ventanas de recompra, o no. De todas maneras, admite que estas emisiones son más caras que las convencionales, ya que el riesgo que asume el inversor es mayor.
Pero la cuestión está también en que, si bien los bonos perpetuos podrían ser interesantes para que la Unión Europea diseñe su reconstrucción, podrían no serlo tanto para los inversores a los que se apelaría en busca de financiación. En este sentido, Raymond Torres, de Funcas, explica que la emisión comunitaria debería contar con una rentabilidad aceptable y también con un mercado que proporcione una liquidez suficiente para que los inversores no se queden atrapados en una inversión perpetua. Para que se cumpliera esto último, cree que podría ser interesante que hubiera una institución financiera europea que actuara como compradora de última instancia.
El coronavirus en cifras
En todo caso, Torres considera que la deuda perpetua es una buena opción, una alternativa positiva a la mutualización de la deuda, que parece inaceptable para algunos países de la Unión Europea.
El analista José Carlos Díez también señala que esta forma de financiación del 'plan Marshall' europeo puede ser una manera de evitar la necesidad de diseñar unos impuestos de escala europea muy ambiciosos. De esta manera, sólo serían necesarios para hacer frente a los intereses.
De todas formas, Díez considera que sería muy complicado concitar el interés suficiente de la comunidad inversora por una deuda sin vencimiento y con un volumen tan grueso. Quizás, podría ser adquirida, pero en una proporción muy pequeña, por parte de grandes fondos de inversión, como Pimco, Allianz, o de fondos soberanos como el noruego, pero poco más.
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