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Con las verticales caídas sufridas por las Bolsas en el último mes, que rondan en todas las geografías el 35%, se han multiplicado las opiniones a favor de cerrar los parqués y, así, proteger el valor de los activos. En Wall Street, hasta tres ... veces en las últimas semanas, se ha suspendido la operativa durante varios minutos en momentos de máximo estrés para, de esta manera, intentar que volviera la tranquilidad entre los operadores. Es un mensaje que las autoridades estadounidenses transmiten de que están vigilantes, de que «cuidan» al mercado. Esa misma intención ha tenido en los últimos días el regulador paneuropeo de los mercados, que ha dado una vuelta de tuerca a los requerimientos de información sobre las posiciones cortas (quienes las mantienen tienen que comunicarlas ahora a partir de posiciones del 0,1% del capital de la empresa, frente al 0,2% previo). O los reguladores de países como España, Italia, Francia o Bélgica, que han prohibido las posiciones cortas para el próximo mes, con el objetivo de que no se incremente artificialmente la presión vendedora, y con el fin de que no haya inversores que saquen partido de estos desplomes bursátiles.
Pero en el Viejo Continente no se va a ir más allá. No se va a apostar por la medida extrema de suspender la operativa bursátil. La Federación Europea de Bolsas, FESE, ha comunicado que, en esta situación excepcional generada por el coronavirus, es crucial que las Bolsas permanezcan abiertas. «Los mercados de valores regulados ejercen una función social y económica clave que debe prevalecer en tiempos de incertidumbre», argumenta. Añade que las Bolsas desempeñan un papel clave proporcionando formación de precios, transparencia y liquidez. «Impedir el cumplimiento de este papel tendría un impacto enorme no sólo en la economía, sino también en la sociedad», añade.
FESE defiende, además, que el mantenimiento del funcionamiento de los mercados en estas circunstancias es esencial porque van a continuar sucediéndose las malas noticias, como las de suspensión de actividades económicas, pero también las buenas noticias, del lado gubernamental, con los planes multimillonarios de soporte de la economía, ambas, con fuerte impacto en los precios de los activos. Los inversores necesitan que las Bolsas estén abiertas para adaptarse a las circunstancias económicas cambiantes. Los precios de las acciones absorben las noticias. Y su variación, su apertura a la salida y entrada de dinero, da la opción a los inversores de que valoren cómo deben reajustar sus inversiones, con apuestas y coberturas.
También alega FESE que el cierre de las Bolsas podría desencadenar todo tipo de cláusulas contractuales procíclicas, que podrían llevar a quiebras.
Asimismo, FESE teme que la suspensión de la actividad de los mercados abiertos y regulados podría llevar a que los inversores llegaran a acuerdos bilaterales, fuera del mercado, sin la protección y la transparencia que éste ofrece. Y, según alega FESE, los pequeños inversores serían los más afectados por un movimiento hacia acuerdos opacos y cerrados entre inversores profesionales. Durante el último año ha habido serias advertencias respecto al creciente riesgo financiero que conlleva la creciente actividad al margen de los mercados organizados y regulados.
La decisión a nivel europeo es acorde con la opinión vertida por el secretario estadounidense del Tesoro, Steven Mnuchin, que afirmó que tiene la convicción de que hay que mantener la Bolsa abierta. Aunque sí se mostró abierto a reducir el número de horas de negociación. Y los reguladores australianos se han manifestado también en esa línea: a su juicio, los operadores más activos del país tendrían que negociar significativamente menos para reducir la tensión existente en los mercados.
En Filipinas, sin embargo, sí se ha dado ese grueso de paso de cerrar el parqué bursátil en el mismo momento en que el Gobierno decretaba la cuarentena en la isla más grande del archipiélago.
Y hay precedentes de cierre de las Bolsas. Wall Street se clausuró varios días después del 11-S y ante las tormentas de octubre de 2012 que asolaron Nueva York. Y en Londres, en 1987, también se cerró el parqué porque fenómenos meteorológicos impidieron a los operadores llegar a la city.
Pero no sólo las catástrofes naturales han impedido la operativa en renta variable. En Grecia, en 2015, la Bolsa se paró coincidiendo con los controles de capitales impuestos en lo peor de la crisis de deuda.
El analista financiero Juan Ignacio Crespo, afirma que «igual que se cierran los bancos cuando hay pánico bancario, también pueden cerrarse las Bolsas cuando hay pánico bursátil». Además, sería una medida para proteger el importante ahorro que hay invertido en renta variable. «Si no puedes retirar depósitos cuando se cierran los bancos, también podría decidirse no poder retirar inversiones», afirma Crespo. «Ello implicaría dar un tiempo para que vuelva la cordura». Aunque es una medida que, reconoce, no evita que en cuanto se abra el mercado, éste pueda registrar un fuerte descenso. En este sentido, pone el ejemplo de la Bolsa china: le pilló la crisis del coronavirus con el mercado bursátil cerrado por la celebración del Año Nuevo y estas vacaciones, por la enfermedad, se prolongaron un poco más; y, cuando se reabrió, los indicadores del gigante asiático sufrieron un fuerte recorte del que no se han recuperado. De todas maneras, apunta Crespo, «no hay que tenerle miedo a ninguna medida, ni ortodoxa, ni heterodoxa».
Alberto Blanco, profesor del IEB, por su parte, apunta que el cierre del mercado «no es una buena medida», puesto que en un momento en que se requiere liquidez, ésta se limitaría. Si los partícipes de los fondos piden reembolsos, las gestoras tienen que responder a éstos y pueden tener que necesitar vender, por lo que requieren que la Bolsa esté abierta. Y hay operadores que pueden necesitar la liquidez que ofrecen los mercados para hacer frente a pagos que no pueden esperar.
Aunque, ante ello, Crespo apunta que también hay operadores a los que se les exigen cada vez más garantías cuando las acciones bajan, por lo que parar su cotización puede ser una medida de protección contra ciertos problemas financieros.
Sea como sea, las Bolsas europeas no cerrarán.
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