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Las Bolsas europeas encadenan dos jornadas de respiro en las que la remontada ya parece algo más que un mero espejismo. Si el lunes era ... la pausa arancelaria a algunos productos de tecnología china la que animaba al rebote, los inversores se aferraron este martes a la industria del motor para mantener las subidas.
La esperanza de que Donald Trump decida finalmente algunas excepciones a los aranceles al sector permitió avances que rozaron el 1% en Londres y Alemania y superaron el 2% en Italia, con las automovilísticas liderando los números verdes. Los títulos de Valeo recuperaron un 8%, mientras que los de Stellantis subieron más de un 6%.
Sin embargo, fue el mercado español el más alcista, con un repunte del 2,1% en el que los bancos fueron protagonistas.
Banco Santander lideró la tabla con un rebote del 3,5% para recuperar los 6 euros por acción, con subidas que también se acercaron al 3% en Sabadell y Unicaja y superaron el 2% en CaixaBank y BBVA.
Pese a todo, la fuerte volatilidad que aún domina las operaciones en los parqués mundiales invita a mantener la prudencia. Sobre todo tras conocerse datos como el desplome sufrido por la confianza de los inversores alemanes, medida a través del índice ZEW, que ha registrado su peor lectura desde julio de 2023. Para hacerse idea del desplome, el indicador ha pasado de los 51,6 puntos de marzo a entrar en terreno negativo (-14 puntos), borrando de un plumazo el optimismo registrado en las últimas semanas por el próximo plan de estímulo alemán.
Esto refleja que la esabilización con la que han iniciado la semana las Bolsas no implica que la volatilidad haya quedado desterrada por completo. Todo lo contrario. De hecho, no se esperan grandes movimientos a la espera de importantes eventos que pueden marcar el punto de inflexión de cara a las próximas jornadas. El primero, cada palabra de Donlad Trump que sigue siendo medida al milímetro por el mercado. Pero también el inicio de la temporada de resultados empresariales y la reunión del Banco Central Europeo (BCE) de este mismo jueves, en la que se prevé una bajada de tipos de interés de otros 25 puntos básicos.
Al organismo monetario le ayudarán en su decisión dos factores clave, como la reciente caída del precio del petróleo y, sobre todo, la fortaleza del euro frente al dólar, que deja manga ancha para esos recortes en las tasas de referencia que hace solo unas semanas podrían ser un problema para la moneda única, al encontrarse rozando la paridad con el billete verde.
Pero esa situación de debilidad ha cambiado por completo, siendo además otro fiel reflejo de la fuerte desconfianza que los inversores aún mantienen en torno a los activos estadounidenses. Es más, pese a que las bolsas han mejorado el tono respecto a la pasada semana, el dólar sigue en mínimos de tres años frente al euro y en su nivel más bajo en una década frente al franco suizo. Según un análisis de UBP recogido por Morningstar, «el principal catalizador es una aparente operación de repatriación por parte de los inversores europeos, que están vendiendo activos denominados en dólares y repatriando capital a la zona euro».
Esa pérdida de confianza también se ha reflejado en los mercados de deuda estos días, donde los bonos estadounidenses a diez años (treasury) superaron la pasada semanael 4,48%. Justo antes del anuncio de aranceles a principios de abril, cotizaban en 4,1%.
Aunque la situación se ha tranquilizado estos días, el movimiento ha sido seguido con lupa por los inversores. «Un aumento del rendimiento de los bonos del Tesoro y una caída del dólar es una situación poco común. Los bonos del Tesoro se consideran activos refugio, al igual que el dólar en tiempos de turbulencias en los mercados. Los participantes en el mercado explican esta tendencia anómala con el descenso de la confianza en los activos en dólares», insisten desde Morningstar en un reciente análisis sobre la situación actual.
En el mismo sentido se manifiesta Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad, que apunta a que detrás del cambio de tono hay un mensaje claro: el mercado desconfía. «En un entorno de dólar más débil y de tensiones comerciales crecientes, muchos inversores internacionales están optando por reducir su exposición a deuda estadounidense. Esto resulta especialmente problemático si se considera quiénes son los principales tenedores de estos bonos: China, Japón y la Unión Europea, precisamente las regiones más directamente afectadas por la política arancelaria de la Casa Blanca», apunta. No es casual, por tanto y según los expertos, que Trump haya optado por retrasar la aplicación de algunos aranceles.
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