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José María Camarero
Jueves, 7 de mayo 2015, 11:23
Una de cal y otra de arena para el coste de la deuda pública española. Mientras que el Tesoro ha conseguido colocar bonos a cinco años con un interés negativo (-0,28%) ha tenido que asumir un coste mayor para venderle a los inversores el ... bono a 10 años (1,88%). ¿La razón? En el primer caso, se trata de un producto ligado a la inflación. Y como no se espera que los precios suban demasiado en los próximos meses, sino que, más bien, vivamos en un contexto de moderación e incluso nuevas caídas, a los mercados les merece la pena recibir menos dinero del invertido en este producto a cinco años vista, que exigir más rentabilidad.
Algo completamente diferente ha ocurrido con la deuda a 10 años, que ya refleja la tensión que se vive en la zona euro por la acumulación de problemas en Grecia. A falta de un acuerdo que no se prevé, al menos, hasta el mes de junio, los inversores comienzan a ponerse nerviosos: no se sabe si habrá 'default', si el país heleno saldrá del euro o qué pasará con las reformas prometidas. Por ello, los inversores han exigido más intereses a España por comprarle deuda a 10 años, cuyo coste ha pasado del 1,28% de la subasta anterior al 1,88% de este jueves.
En el caso de los bonos a 5 años ligados a la inflación, España ha colocado 885 millones de euros, con una demanda que casi ha doblado a la oferta, aunque el deseo por adquirir deuda española ha disminuido con respecto a subastas anteriores. En los bonos a 10 años, se han colocado casi 1.200 millones de euros, con una demanda que ha triplicado a la oferta.
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