La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, se rinde al discurso del ala dura del organismo monetario. Hasta ahora, Lagarde había apostado por mostrarse prudente frente al mercado en torno al futuro de la política monetaria, frente al ruido que algunos miembros de ... la institución, incluido su vicepresidente Luis de Guindos, comenzaron a generar hace semanas de forma pública para alentar una primera subida de los tipos de interés en julio.
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Estas manifestaciones llevaron incluso a Lagarde a llamar a filas a los denominados 'halcones' (aquellos que apuestan por políticas monetarias más restrictivas), ante el temor de que la expectativa de un movimiento precipitado en la institución acabase por amedrentar aún a los mercados financieros. Hasta ahora.
Con una inflación récord del 7,5% en la zona euro, la presidenta del BCE ha apuntado este miércoles, por primera vez en público, a que la primera subida de tipos podría tener lugar «algún tiempo después» del fin de las compras de deuda. Aunque Largarde evitó dar una fecha concreta, sí explicó que esa frase podría significar un periodo de «solo unas semanas«. Es decir. La reunión del 21 de julio sería la fecha elegida para acometer el movimiento, teniendo en cuenta que el organismo anunciará en junio el final de sus programas de compra.
Durante la rueda de prensa con motivo de la celebración del 30 aniversario del Banco Central de Eslovenia, Lagarde mostró su preocupación con que las expectativas de inflación, cuyo control es el principal mandato del organismo, siga superando el objetivo a medio y largo plazo de la institución, por lo que «deberíamos concluir las compras netas de bonos a principios del tercer trimestre y subir los tipos algún tiempo después».
«Aunque los precios de la energía han dado un respiro, la inflación subyacente también pasó del 2,9% al 3,5% en abril, y los precios de los alimentos también siguieron subiendo con fuerza (+6,4%)», recuerda Ulrike Kastens, economista del área europea para DWS. «En definitiva, no se trata de un cóctel que permita al BCE mantenerse al margen» de la ola de subidas de tipos en la que la Reserva Federal (Fed) estadounidense ha tomado la delantera, pisando el acelerador en su última reunión con la primera subida de tipos de 50 puntos básicos por primera vez en 22 años.
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En el caso de Europa, donde hasta hace apenas unos meses la expectativa era que habría solo una subida de tipos (y no antes del último trimestre de 2022) esta primera subida en julio debería ir seguida de varias más este año. Y una buena política de comunicación por parte del BCE resulta clave en el proceso, para evitar reactivar el fantasma de lo ocurrido hace justo ahora 11 años, cuando Jean Claude Trichet estaba al frente de la institución y decidió una inesperada subida de los tipos para frenar una inflación que finalmente demostró ser transitoria y originada por factores externos. Aunque no fue su causa, aquel momento sí supuso la antesala de la crisis de deuda soberana en la región.
Así que para Lagarde es clave ser cuidadosa, transparente y, sobre todo, previsible en el mensaje. Por eso, en su discurso ha dejado claro que después de la primera subida de tasas desde el 0% en el que se encuentran ancladas desde 2016, «el proceso de normalización será gradual», anticipando desde ya que habrá más movimientos al alza antes de que acabe el año.
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