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Equipan nuestros teléfonos móviles, mueven misiles y armas nucleares, hacen funcionar ChatGPT y están destinados a desarrollar los nuevos buscadores de gigantes como Google o Microsoft. La industria de los chips se consolida como sostén de la Inteligencia Artificial (IA) de la que, aunque muchas ... empresas ya se benefician, muy pocas controlan sus 'tripas'. En los últimos tiempos, una destaca por encima del resto: Nvidia, una vieja conocida de los 'gamers' por ser líder en tarjetas gráficas y que desde mediados de 2022 lidera la meteórica carrera de la IA.
Pese a su rápido crecimiento, la compañía confía en no haber tocado techo. Y así lo confirmó este martes Soma Velayutham, director general de IA y Telecomunicaciones de la empresa, apuntando a una demanda ya desbocada de sus chips de unidad de procesamiento gráfico (GPUs). «La demanda de datos para IA training es abrumadora. El 50% de las aplicaciones de los móviles ya están usando algún tipo de IA y va generando un tráfico que hace disparar la demanda de datos», explicó el directivo durante su participación en el Mobile World Congress que se celebra estos días en Barcelona.
El mercado lleva tiempo reconociendo esta cadena de valor en la que Nvidia se ha posicionado como el eslabón protagonista. Pero sus GPU no podrían existir sin uno de los mayores proveedores para su existencia: Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), que sube un 200% en cinco años y un 45% en los últimos 12 meses.
Pero quien ha empujado a todos ellos es Nvidia, con una revalorización en Bolsa de más del 245% en los últimos 12 meses. Y de casi el 2.000% en cinco años. Solo en 2023, su valor en Bolsa engordó en más de 400.000 millones de dólares.
Una escalada sin precedentes que dejó su capitalización en 1,7 billones de dólares al cierre del ejercicio. Estos días ya ha superado incluso -por momentos- la barrera de los 2 billones de dólares, entrando a formar parte de un selecto grupo en el que solo están presentes Microsoft (con un valor de mercado de 3 billones de dólares) y Apple (2,86 billones). Ha adelantado incluso a Amazon y a Google, hasta ahora imbatibles en sus posiciones.
La verticalidad de la subida en estas compañías ha reactivado el temor a una posible burbuja similar a la de las puntocom en la década de los 2000. Pero los expertos lo tienen claro: si hay burbuja, es con fundamento. «Puede haber correcciones saludables, pero no hay burbuja: las acciones suben, pero también lo hacen los beneficios de estas empresas», indican los analistas de Citi en un reciente informe. Nvidia, sin ir más lejos, batió todas las expectativas multiplicando por seis su beneficio del último trimestre, con ingresos desbocados de forma salvaje. Solo en ese periodo, ganó más que en cualquier ejercicio completo de su historia.
«Su negocio de centros de datos, el catalizador de este impresionante crecimiento, registró un incremento interanual de los ingresos del 400%, lo que refuerza su estatus como el niño de oro de la IA», apunta Josh Gilbert, analista de mercado de eToro. «La IA se basa en el machine learning que necesita de un tipo de chips específicos, las GPU, distintos a las CPU (unidad central de procesamiento) a las que estábamos acostumbrados hasta ahora», añade Miguel Lucas ingeniero de telecomunicaciones y director de innovación en la consultora LLYC.
«En un momento donde dominaban las CPU, Intel y AMD eran los reyes. Pero ahora, en un mundo donde el recurso más escaso es la GPU, el protagonismo de Nvidia es total, copando actualmente el 80% de este mercado», explica el experto, insistiendo en que «los modelos actuales de IA son muy glotones a la hora de consumir esos recursos».
La pregunta ahora es si la compañía será capaz de dar de comer a todos, con enormes clientes como Google, Microsoft, Amazon o Meta dispuestos a hacer multimillonarias inversiones en sus modelos de IA, para los que los aceleradores H100 de Nvidia se han vuelto indispensables. De hecho, estos gigantes tecnológicos suponen el 40% de los ingresos de la compañía. Y el gran riesgo es que ahora avancen más deprisa de lo previsto para pasar de ser clientes a competidores de la empresa.
Hay quien ya ha comenzado a buscar alternativas como el mismísimo Sam Altman, fundador de OpenAI. El creador de ChatGPT estuvo recientemente de gira en busca de inversores de Oriente Medio y fabricantes como el propio TSMC, para intentar reducir esa dependencia de Nvidia. «En el corto plazo será difícil que surja una alternativa potente que merme la cuota de mercado de Nvidia, cuyo negocio solo se vería limitado por su propia capacidad de escalar o incrementar la producción en poco tiempo», explican desde LLYC.
Richard Clode, gestor especializado en tecnología de Janus Henderson, recuerda además que la base de clientes de Nvidia «se está expandiendo desde su concentración tradicional de hiperescaladores en la nube a empresas de múltiples sectores, como la automoción, la sanidad o los servicios financieros, además de una característica única de la IA generativa: el deseo de los gobiernos de todo el mundo de crear infraestructuras y capacidades de IA soberanas». Es decir, hay mercado para rato y una posible burbuja está lejos de estallar.
«En la crisis de las puntocom las valoraciones se basaban en el potencial de los usuarios de estas compañías, pero ahora estamos hablando de un mercado en el que se necesita algo físico, que se fabrica, cuyo número de unidades de venta sigue creciendo y quien más lo demanda son gigantes bien financiados como Microsoft o Google», indica Miguel Lucas. «Que Nvidia pueda crecer mucho más puede ponerse en duda, pero que vaya a caer estrepitosamente, no», insiste.
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