La industria alimentaria pisa el freno por los mayores costes y la moderación del consumo

Las causas hay que buscarlas en los mayores costes que han tenido que afrontar (los precios de producción se dispararon hasta el 18,6% a cierre del año pasado), así como en la moderación del consumo de los hogares, que han contenido sus gastos y modificado sus hábitos para hacer frente a unos precios que no dejan de subir y al fuerte alza de los tipos de interés. Así, el volumen del consumo se ha retraído un 1,1%hasta los 66.294 millones de euros mientras que el gasto medio por persona en el hogar cayó un 1,8%, hasta los 1.427 euros con relación al mismo periodo de 2021.

Esta presión de costes ha tenido su impacto en el tejido empresarial, que ha reducido su tamaño. Así, un centenar de compañías de la industria de la alimentación y bebidas echó el cierre en 2022, en su mayor parte pymes, aunque el número de empresas ha conseguido mantenerse por encima de las 30.000.

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Sin embargo, el empleo del sector apenas se ha resentido y ha crecido un 3,2% –un ritmo mayor que el 2,4% en que se elevó la afiliación en la industria manufacturera– hasta sumar un total de 454.800 puestos directos. Las exportaciones, por su parte, aumentaron un 9% pero se recortaron un 7,2% en volumen.