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El brote de coronavirus ha aumentado a un «ritmo alarmante» y la enfermedad se está expandiendo a multitud de países de todo el mundo, reconoce el Fondo Monetario Internacional (FMI), que explica en un informe firmado por su economista jefe, Gita Gopinath, que el objetivo ... ahora es «que una crisis temporal perjudique permanentemente a personas y empresas» por la pérdida de muchos empleos y las quiebras económicas.
Por ello, el organismo pide «políticas económicas específicas» de tipo fiscal, monetario y financiero para ayudar a los más afectados por la epidemia. «Podrían ser objeto de transferencias de efectivo, subsidios salariales y desgravación fiscal, ayudando a las personas a satisfacer sus necesidades y a las empresas a mantenerse a flote, asegura el Fondo.
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Aplaude medidas como la extensión de los plazos fiscales para empresas de los sectores más afectados por el virus en Italia, los subsidios salariales para pequeños comerciantes de Corea del Sur o la renuncia temporal a las contribuciones a la Seguridad Social para las empresas en China. Además, propone que para los despidos, el seguro de desempleo «se mejore temporalmente» a través de una extensión de su duración y aumentando la prestación. «Cuando las bajas por enfermedad no se encuentren entre los beneficios del seguro estándar, los gobiernos deberían financiarlo para permitir que los trabajadores enfermos se queden en casa sin temor a perder sus empleos», exige el texto publicado este lunes por Gopinath.
Asimismo, pide que los bancos centrales estén preparados para «proporcionar una gran liquidez a los bancos y compañías financieras», en particular a los préstamos a pymes, que pueden estar menos preparadas para una «interrupción brusca» de su actividad. Más allá, el Fondo asegura que está listo para «apoyar a los países vulnerables con diferentes líneas de crédito, incluso a través de un desembolso rápido de financiación de emergencia, que podría ascender a 50.000 millones de dólares para mercados emergentes y de bajos ingresos».
El FMI reconoce que el impacto económico está haciendo retroceder al sector manufacturero y al de los servicios, que sufrió una caída «drástica» en febrero en los países afectados por la epidemia. Según sus cálculos, la caída del sector manufacturero es «comparable» al inicio de la crisis financiera mundial, pero la disminución de los servicios «parece mayor esta vez».
La oferta y la demanda de bienes está cayendo a un nivel que no se ha observado «en epidemias recientes ni incluso después de los ataques del 11 de septiembre», reconoce el FMI. Por el lado de la demanda, la pérdida de ingresos, el miedo al contagio y la mayor incertidumbre harán que las personas gasten menos. «Los trabajadores pueden ser despedidos, ya que las empresas no pueden pagar sus salarios», aseguran. El Fondo explica que estos efectos pueden ser particularmente graves en algunos sectores, como el turismo y la hostelería, como se ve, por ejemplo, en Italia.
Así, los precios de los acciones de las aerolíneas se han visto afectados de manera «desproporcionada», en línea con los ataques terroristas del 11-S. «Además de estos efectos sectoriales, el empeoramiento del sentimiento de los consumidores y las empresas puede llevar a las empresas a esperar una menor demanda y reducir sus gastos e inversiones, lo que llevaría al cierre de negocios y, a consecuencia, la pérdida de miles de empleos», vaticina la economista jefe del FMI.
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En cifras, desde la consultora Capital Economics hablan de un coste de más de 280.000 millones de dólares solo en el primer trimestre del año en el PIB mundial. La propia OCDE publicó la semana pasada una actualización de sus previsiones macroeconómicas afirmando que la economía mundial crecerá medio punto menos de lo previsto en 2020 (2,4%) con especial hincapié en regiones como China y la eurozona, que solo avanzará un 0,8% este año, tres décimas menos de lo estimado.
Aunque las agencias más cautas calculan un coste de 62.000 millones, la cifra sigue superando ampliamente a otras epidemias. En el caso del SARS (año 2003) y de la gripe aviar (2006) fue de 40.000 millones, la gripe porcina (2009) de 50.000 millones, el ébola (2014) tuvo un impacto de 53.000 y el MERS (2015) de 10.000 millones.
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